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Illa y Aragonés arrancan la carrera por ser investidos president en marzo

Esquerra ofrece entrar en su Govern a Junts, la CUP y a En Comú Podem El PSC busca el apoyo de Podemos para armar una vía progresista

El vicepresidente de la Generalitat en funciones y candidato de ERC a la Presidencia, Pere Aragonès, en un acto de campaña.
El vicepresidente de la Generalitat en funciones y candidato de ERC a la Presidencia, Pere Aragonès, en un acto de campaña.Europa Press
Juande Portillo

El empate a 33 escaños cosechado por PSC y ERC en las elecciones catalanas del domingo llevó a los candidatos de ambas formaciones a poner en marcha ayer sus primeras rondas de contactos –y ofertas de sillas– para tratar de liderar la formación del nuevo Govern. El socialista Salvador Illa, el que más votos cosechó, confirmó su intención de tratar de impulsar un Ejecutivo progresista, de la mano de En Comú Podem, que replique la coalición del Gobierno central. Por su parte, Pere Aragonès, con más visos de ser nombrado president, ofreció entrada en un Gabinete de corte independentistas a los comunes y a la CUP, si bien el socio clave sería Junts per Catalunya.

“Mi partido ha ganado, y me corresponde presentar mi candidatura y formar Govern, es mi deber. Ya había mayoría independentista en Catalunya y nos ha llevado al bloqueo e incapacidad de ponernos de acuerdo. No queremos más eso”, defendió Illa ayer, en rueda de prensa telemática desde la sede del PSC en Barcelona, agregando que tratará de ser investido “por coherencia y convicción”. “Dijimos a los ciudadanos que si ellos ponían los votos nosotros pondríamos el cambio, y pondremos el cambio”.

El exministro de Sanidad y principal gestor de la pandemia del Covid-19 aseveró que buscará el apoyo de todas las fuerzas políticas, excepto de Vox, y que aspira a lograr incluso el respaldo de ERC. Illa descartó, en todo caso, que vaya a ceder, a cambio, a las premisas soberanistas presentadas por Esquerra.

“Ni la amnistía ni la autodeterminación son dos horizontes realizables y solo generarán más frustración. Pero vamos a ver, vamos a hablar, es mi compromiso hablar... y quiero llevar a Cataluña a la senda del realismo, de la política real, que es la sanidad, el empleo y la recuperación económica”, dijo en una entrevista en la Ser. “No podemos volver a un callejón sin salida”, acabó.

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“Hay una mayoría independentista que hace que el PSC no sea determinante”, repuso por su parte Aragonès, que, en una entrevista en RAC 1, descartó un acuerdo entre los dos grandes ganadores de la noche electoral aún en el caso de que los socialistas le ofrecieran la presidencia.

En su lugar, apostó por un Ejecutivo en el que además de Junts deberían tener cabida la CUP y En Comú Podem, aunando así a los partidos independentistas y a la filial de Podemos, partidaria de explorar un posible referéndum de autodeterminación. “La responsabilidad es compartida”, dijo, y semejante pacto daría una mayoría sólida de 82 escaños que, sostuvo además, debería constituirse alrededor de un pacto presupuestario.

Desde Esquerra entienden que en estos comicios, celebrados una década después del inicio del llamado procés independentista, se ha cruzado un importante rubicón al superarse por primera vez un 50% de votos dirigidos a fuerzas secesionistas (incluyendo a ERC, Junts, CUP y PDeCAT, que no logró ningún escaño). Obviando la importante distorsión que supone la participación haya caído a su mínimo histórico (53,5%) en el marco de la pandemia, y el hecho de que, en consecuencia, todas las fuerzas han perdido número de apoyos –a excepción de PSC y Vox, que irrumpe por primera vez en el Parlament–, ERC cree que los comicios les dan fuerza para impulsar su agenda secesionista –más pausada que la de Junts– y para reclamar la amnistía de los políticos presos por el procés.

Está por ver, en todo caso, cómo encaja Junts el papel de segundo en el tándem independentista, tras quedarse un escaño por debajo de ERC. Ayer ofrecieron su apoyo a la investidura de Aragonès, pero matizaron su agenda progresista e instaron a dejar fuera del Govern a En comú Podem. Esta última fuerza, por su parte, instó a ERC a explorar la vía de un Ejecutivo de izquierdas. De no lograr un entendimiento entre estos dos socios potenciales, Aragonès se vería de nuevo en manos de la CUP, que mostró su disposición a apoyarle pero es ya célebre por sus exigencias a cambio (en su día forzó la salida de Artur Mas en favor de Carles Puigdemont).

Bajo estas premisas arrancan, en paralelo, las negociaciones lideradas por PSC y ERC, con la mira puesta en la constitución del Parlament, el 13 de marzo, y el objetivo de sumar los apoyos necesarios antes del 26 del mismo mes.

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