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Autopistas

Audasa solicita una compensación al Gobierno por los efectos del Covid

La concesionaria revela a requerimiento de la CNMV no ha recibido respuesta del ministerio de Ábalos

Tramo de la autopista del Atlántico, la concesión de Audasa.
Tramo de la autopista del Atlántico, la concesión de Audasa.

Audasa, la concesionaria que gestiona la autopista que cruza de norte a sur el oeste de Galicia, ha solicitado una compensación al Ministerio de Transportes para paliar el efecto del Covid, según ha revelado ante un requerimiento de la CNMV. A 20 de enero, no había recibido respuesta por la cartera que pilota José Luis Ábalos. La compañía informa al supervisor, ya que cuenta con bonos por 765 millones colocados entre pequeños inversores.

La filial de Itínere comunicó la semana pasada al vigilante del mercado, a petición de este, que la crisis del Covid dañó su facturación. Asegura que realizó un test de deterioro y comprobó que, pese a la crisis, “el valor recuperable del activo concesional (...) era superior al valor en libros”.

Con todo, la firma solicitó el pasado 30 octubre una compensación al Ejecutivo, al haber tenido que mantener toda su actividad pese al primer estado de alarma con restricciones de todo tipo a la movilidad “por tratarse de una infraestructura crítica de transporte”. Audasa aduce “circunstancias imprevisibles y extraordinarias (...) que han imposibilitado la ejecución del contrato de concesión en los términos previstos”.

Entre enero y junio, su facturación cayó un 34,6%, hasta los 46,7 millones y su resultado de explotación se hundió un 61,8%, hasta los 15 millones. La última línea de su cuenta de pérdidas y ganancias, la del resultado, revela unas pérdidas de 664.159 euros, que contrastan con los beneficios de 16,8 millones de euros del mismo periodo del año pasado.

Contempla la posibilidad de que se amplíe su concesión más allá de 2048

La situación tardará en mejorar. Las previsiones que desglosa la compañía en el requerimiento enviado a la CNMV distan de ser optimistas. Audasa anticipa una caída del tráfico en la autopista para 2020 del 27,7% y considera “un retorno a los niveles de tráfico previos al estado de alarma decretado en marzo de 2020 no antes de 2023”. A partir de ese año, considera como hipótesis un crecimiento similar al de los años previos a la pandemia.

En la carta al supervisor, Audasa aclara que mantiene el riesgo de ser demandada, pero que también se le aplica el mantenimiento del equilibrio económico financiero en caso de que se den circunstancias imprevistas en el contrato. Y recuerda que el plazo de finalización para la explotación de la autopista concluye en 2048. Aunque aquí aclara que unas posibilidades de compensación es su ampliación más allá de este plazo, “como consecuencia de la solicitud de reequilibrio”.

La ratio de endeudamiento (deuda neta entre ebitda) de Audasa a cierre de 2019 se situaba en unas ocho veces. Pero la empresa defiende que el riesgo de que no pueda hacer frente a sus vencimientos es reducido. Su efectivo a junio de 2020 se situaba en 30,1 millones de euros. Su accionista, ENA –dueña, además, de las concesionarias Aucalsa, Autoestradas y Audenasa– garantiza la deuda de Audasa y solo recibe dividendos en función de su disponibilidad de tesorería después de haber honrado sus obligaciones de pago. En el primer semestre del año, Audasa pagó a Ena 10,8 millones menos de dividendo para preservar su caja.

Un producto habitual en la oficina bancaria

La última emisión de Audasa se produjo el pasado mes de noviembre, cuando captó 100 millones de euros que le permitieron amortizar parcialmente un préstamo bancario suscrito en diciembre de 2019 por 400 millones. Paga un 1,6% por esos bonos. Audasa se refinancia habitualmente en las oficinas bancarias a tipos de interés superiores a los de empresas con rating de inversión (BBB- o superior). Su próximo vencimiento de bonos está previsto para el futuro mes de mayo por 66,1 millones y en el mismo mes de 2022 ha de hacer frente a 180 millones. Audasa no tiene rating. La última nota data de febrero de 2004, cuando Moody’s le rebajó la calificación hasta B1 desde Ba1. B1 se sitúa ya en lo que se conoce como bono basura, con elevadas dosis especulativa

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