El asesor financiero se reivindica para ayudar a lidiar con la incertidumbre
Los tipos cero y la alta volatilidad hacen que esta figura cobre más relevancia
Con la volatilidad disparada a unos niveles no vistos desde la gran crisis financiera de 2008, una legión de expertos en finanzas, gestión de carteras y economía conductual, tuvo que transformar de la noche a la mañana su tradicional forma de asesorar e informar a sus clientes, para tratar de tranquilizar a decenas de miles de personas que veían que sus inversiones se iban a pique.
La figura del asesor financiero tiene especial presencia en las entidades bancarias, que dominan el mercado español, pero también cuenta con una parte de expertos asesores que son independientes (normalmente operando bajo el paraguas de una Empresa de Asesoramiento Financiero, EAF), o que trabajan para aseguradoras, o agencias y sociedades de valores.
Para evaluar la figura del asesor y las perspectivas de evolución de los mercados en los próximos trimestres, CincoDías, con el patrocinio de Caser Asesores Financieros, ha organizado un encuentro con varios expertos del ámbito económico.
67.000 personas se han certificado como asesores en España en los últimos años
“Este ha sido un año muy especial. Muy difícil. Un año de estar siempre muy cerca del cliente. Los asesores financieros hemos tenido que hacer un esfuerzo para aprender a comunicar a través de pantallas, para tratar de explicar lo que estaba ocurriendo en los mercados financieros. Creo que ha sido una labor fundamental”, explica Helena Calaforra, directora general Caser Asesores Financieros
La figura del asesor financiero ha vivido unos profundos cambios regulatorios en las últimas décadas. Hace 20 años era un concepto indefinido, etéreo. Cualquiera podía tratar de ganarse la vida dando consejos sobre inversión. Ahora, en cambio, con la normativa europea sobre mercados financieros (Mifid 1 y Mifid 2) quienes dan consejos de inversión tienen que acreditar periódicamente unos ciertos conocimientos sobre los mercados y sobre los productos financieros.
En los últimos años, 67.000 personas se han examinado en España para obtener un certificado que les acreditara como asesores financieros, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Tendencias de inversión
Tecnología. Entre las tendencias de inversión que marcan los asesores para los próximos años, la mayoría se centra en las compañías tecnológicas. “Hemos visto el gran potencial de la tecnología durante los últimos meses, y esto va a seguir creciendo. Hay compañías con modelos de negocio muy disruptivos”, apunta José Miguel Maté, vicepresidente de EFPA España.
Sostenibilidad. El segundo gran vector de crecimiento serán todas las compañías vinculadas a la transición energética. “Hay que recordar que el fondo público europeo Next Generation va a movilizar una cantidad ingente de dinero hacia proyectos que contribuyan a la reducción de emisiones. Va a ser un fuerte empuje para muchas empresas”, explica Santiago Carbó, catedrático de análisis económico de la Universidad de Granada.
Demografía. El envejecimiento de la población en España y en Europa y el acceso de las nuevas clases medias en países como China o India, también va a marcar profundamente el devenir de los mercados financieros. Las empresas especializadas en cuidados o residencias para mayores, pueden funcionar muy bien en los próximos años, de acuerdo con varios de los expertos. También las empresas de gran consumo y el sector del lujo. “El envejecimiento de la población también va a afectar al mercado inmobiliario. Muchas familias se van a ver con dos o tres pisos, y no van a tener fácil venderlos”, apunta Jesús Pérez Pérez, profesor del IEB.
Criptomonedas. Otra de las tendencias de inversión más significativas de 2020 es el auge de los brókers bursátiles para jóvenes (algunos casi sin comisiones) y la facilidad para invertir a través de plataformas en criptomonedas, como bitcóin o etherum. “Es impresionante cómo se está desarrollando este tipo de activo. Pero creo que tiene algo de peligroso. Desde luego, es una muestra más de la desconfianza que hay hacia las instituciones en muchas capas de la sociedad”, comenta Santiago Carbó.
Gestión pasiva. Otro de los grandes movimientos en el ámbito de la gestión pasiva es el auge de los fondos indexados de bajo coste, que replican la evolución de un índice bursátil o de bonos, con unas comisiones muy bajas. “Creo que esto va a seguir creciendo y mucho. Una cartera bien diversificada tendría que tener algún producto de este tipo”, apunta Maté.
Una de las asociaciones de certificación más potentes es EFPA (la asociación europea de planificación financiera, por sus siglas en inglés), que cuenta con varias acreditaciones homologadas por la CNMV.
Su vicepresidente en España, José Miguel Maté, explica que “durante 2020 se ha demostrado la importancia de la figura del asesor financiero”. Desde su asociación se ha hecho una labor extra para tratar de garantizar la formación de sus 35.000 asociados, organizando miles de formaciones en formato digital para que los asesores actualizasen sus conocimientos.
“Hay que recordar que hemos tenido que aprender de muchas cosas para explicarlas a los clientes. De la familia del coronavirus, de los tratamientos, de inmunidad de rebaño, de vacunas... ha sido clave estar al tanto de la actualidad”.
Las EAF
Uno de los formatos más especializados de los asesores financieros son las EAF, empresas dedicadas al asesoramiento independiente. La primera se constituyó en 2009, Abante Asesores, y en la actualidad hay más de 150. Miguel Ángel Cicuéndez es vicepresidente de Aseafi, la asociación española de asesores financieros independientes y socio de una EAF.
La asociación europea de planificación financiera (EFPA) tiene 35.000 socios
“Pese a la pandemia, creo que 2020 ha sido un buen año para la mayoría de los asesores financieros. Hemos demostrado que éramos capaces de seguir dando servicio en una situación muy difícil y hemos logrado captar clientes”, explica.
Cicuéndez recuerda las altas exigencias en términos normativos que tienen las EAF, y que son una garantía para que el cliente final esté cómodo y seguro dejándose asesorar por ellas.
Con todo, este asesor se queja de que la población española “ahorra poco y mal”. Debido a las prolongadas políticas monetarias de bajos tipos de interés, los depósitos bancarios ya no ofrecen nada de rentabilidad. Tampoco los fondos de inversión más conservadores. “El cliente tiene que ser consciente de que si quiere tener algún retorno debe asumir un mayor nivel de riesgo”, reflexiona.
La necesidad de ahorrar más y mejor es si cabe más perentoria por el enorme desafío demográfico que va a afrontar la sociedad española por el envejecimiento de la población. “En un plazo de 15 años, 6,3 millones de los actuales cotizantes a la Seguridad social se van a jubilar. La generación del baby boom. Y sus cotizaciones no van a poder ser reemplazadas por las nuevas generaciones, por lo que se va a crear un grave problema de tesorería en el sistema”, explica Jesús Pérez Pérez, profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB).
Este financiero y actuario considera que el asesor financiero tiene que convertirse en “una herramienta fundamental” para ayudar a los actuales trabajadores ha conseguir acumular un patrimonio suficiente que compense la más que previsible caída de ingresos que sufrirán en el momento de jubilarse.
“Hoy es más importante que nunca tener una visión de largo plazo. Con un plazo amplio, un inversor puede permitirse destinar una parte su dinero a Bolsa y aguantar unos meses de volatilidad. A día de hoy, sin algo de renta variable en cartera es imposible conseguir unos niveles de rentabilidad aceptables”, explica.
A su juicio, la visión a largo plazo, “una correcta diversificación de las inversiones” y “un ahorro recurrente, que no se limite a la aportación al plan de pensiones de final de año”, son las tres claves para conseguir un buen complemento para la pensión pública tras la jubilación.
Políticas de tipos cero
Hace 20 años, el ahorrador lo tenía más fácil. Los depósitos bancarios llegaban a dar rentabilidades del 5% y la gente invertía en pisos que parecía que no iban a dejar de subir nunca. Pero ahora todo ha cambiado.
“La pandemia ha obligado a los bancos centrales ha seguir echando más madera en la economía. Esto va a hacer que las rentabilidad de los bonos vaya a ser bajísima durante mucho tiempo. La renta fija, por lo tanto, no es buena solución, por lo que hay que aumentar el peso de Bolsa en las carteras. Por eso es tan importante contar ahora con un buen asesor”, asegura Santiago Carbó, director de estudios financieros de Funcas.
Este catedrático de análisis económico en la Universidad de Granada considera que los asesores independientes pueden tener una buena oportunidad, en la medida que los bancos siguen sumidos en un proceso inacabable de fusiones corporativas. “La banca está tratando de redefinir su modelo. Está viendo que no basta solo con seguir ganando tamaño. El modelo de futuro pasa por ofrecer un mejor asesoramiento, por aportar más valor añadido. En este sentido, no sé si el sector tiene hoy por hoy las herramientas humanas adecuadas”, reflexiona.
En otros países, la figura del asesor financiero o el planificador financiero tiene mucha más importancia que en España. Especialmente en Reino Unido y Estados Unidos. Allí, el sector bancario tiene mucho menos peso en la distribución de fondos de inversión. Aquí, en cambio, domina el 85% del mercado de fondos de inversión y planes de pensiones.
“Creo que la banca comercial lo va a tener difícil. Hay que tener en cuenta que ahora los clientes pueden acceder a una arquitectura abierta, que les permite elegir entre 10.000 fondos de todo el mundo. Con un buen asesor, para elegir, puedes prescindir del banco”, apunta Miguel Ángel Cicuéndez. Este asesor considera que habrá muchos prejubilados de banca a quienes les interesará dar el salto al asesoramiento independiente.
Coincide Helena Calaforra, de Caser. “Creo que el profesional de banca empieza a ver como una gran oportunidad profesional convertirse en asesor. Les gusta trabajar no solo por objetivos, por campañas, sino tener una relación de confianza con la cartera de clientes y poder ofrecerles un gran servicio.
Para José Miguel Maté, de EFPA, la función del asesor financiero ha cobrado aún más importancia en un entorno tan difícil como el que se ha vivido en 2020. “El cliente venía a nosotros buscando esa tranquilidad, ese consejo. Somos esos compañeros para atravesar un momento”,apunta.
Un papel que también han jugado este año es el referido a las finanzas conductuales. La tendencia natural del inversor es comenzar a vender sus activos cuando hay caídas, y luego comprar cuando ha visto una fuerte revalorización. Esta estrategia es justo la contraria a la que dictan los manuales financieros. De hecho, este año ha sido más importante que nunca saber aguantar en las caídas, puesto que la recuperación ha sido muy rápida. “Hemos visto una mayor madurez de los clientes este año, porque no han salido en tromba, como ha pasado en crisis anteriores”, apunta Maté.