El futuro imparable de la inversión de impacto
Prevé mover 30.000 millones de euros al año en España para desarrollo sostenible en países en desarrollo. Cofides reclama incentivos para estimular un mercado en el que son necesarios más inversores privados
Los 17 objetivos de desarrollo sostenibles (ODS), promulgados por Naciones Unidas para su cumplimiento en 2030, incluyen la erradicación de la pobreza, el hambre cero, el trabajo decente o el crecimiento económico inclusivo. El plan de reconstrucción para sacar a la UE de la crisis del coronavirus cuenta con una dotación de 750.000 millones de euros que irá ligada a acciones verdes para proteger el clima e impulsar el desarrollo en zonas rurales, entre otros objetivos.
Son solo dos ejemplos de un contexto de cambio cultural, en el que a la preocupación por los más desfavorecidos y la búsqueda de rentabilidad se han unido a conceptos poco abordados hasta ahora como la inclusión social o la igualdad de genero. En esta etapa de transformación es donde entronca la eclosión de la inversión de impacto, en el que los fondos públicos adquieren un papel catalítico para favorecer la movilización adicional del capital privado. “Hay un claro interés para incorporar al sector privado en la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible”, señaló José Luis Curbelo, presidente y consejero delegado de Cofides durante la jornada La inversión de impacto en tiempos de pandemia. “Hasta hace poco tiempo, España captaba pocos recursos de la Comisión Europea para este tipo de instrumentos financieros innovadores (blended finance y garantías) y ahora está entre los tres o cuatro países de la UE por volumen de aprobaciones, gracias a que se ha empezado a desarrollar esa alquimia capaz de desarrollar estructuraciones financieras complejas, que en otros países venían funcionando con cierto rodaje”. Un mercado que puede llegar a generar hasta 30.000 millones de euros de negocio al año, según las primeras estimaciones.
José Luis Curbelo, presidente y consejero delegado de cofides
“El objetivo es compatibilizar inversión, solidaridad y rentabilidad”
El peso del sector privado
Se trata, tal y como rezaba el nombre de la mesa redonda, de crear ‘un ecosistema de impacto en España’ para lo que es imprescindible, tal y como reclamó Curbelo, incentivos para que los inversores se impliquen en la aportación de fondos con una visión social. “Se trata de hacer compatible rentabilidad e inversión responsable, compatibilizar solidaridad y rentabilidad”. En ese mismo sentido, José Antonio Alonso, doctor en Ciencias Económicas y Catedrático en Economía Aplica de la Universidad Complutense de Madrid, insistió en la necesidad de fortalecer el sector privado. “Hay que generar normas que sirvan para incentivar a las empresas, tanto mecanismos de apoyo como de financiación”. En su intervención, el jefe de la Unidad de Desarrollo Rural, Seguridad Alimentaria y Nutrición de la Comisión Europea, Leonard Mizzi, destacó que las soluciones de financiación combinada, que aúnan recursos públicos como los de la UE y fondos públicos de otras administraciones, tienen un gran potencial para promover mayores inversiones. “Pese a ello, la experiencia nos ha demostrado que el capital por sí solo no es suficiente para reforzar el acceso a la financiación y se necesita un esfuerzo más amplio para mejorar el fortalecimiento de la capacidad local para servir al mercado”.
Modelos inclusivos
La aproximación al concepto de inversión de impacto se está realizando desde distintas ópticas, bien a través de la puesta en marcha de fondos de inversión o de instrumentos de inclusión financiera como los microcréditos. En ese primer apartado se encuentra el fondo Creas Impacto, que arrancó su aventura hace diez años levantando un fondo de dos millones de euros y que logró cerrar otro de 30 millones en 2018. “Hemos sido el primer fondo de impacto invertido por el ICO”, apuntó Emilio Ayanz, socio de Creas Impacto, que resumió en una frase la filosofía de la inversión de impacto: “Poner a las personas y al medio ambiente en el centro de las decisiones empresariales”. Por ahora se han completado inversiones en educación y en cuidado de personas mayores, aunque entre los objetivos también están los modelos inclusivos con personas diferentes.
Emilio Ayanz, socio de Creas Impacto
"La inversión de impacto pone a las personas y al medio ambiente en el centro de las decisiones empresariales”
“Invertimos en empresas privadas que atajen los retos sociales que afrontamos”. Con esa frase, Pablo Valencia, socio y director de inversiones de fondo Qualitas Equity, desveló que el capital privado que buscan captar se destina a proyectos que logren disminuir problemas como el paro juvenil, la escasa empleabilidad de las personas con discapacidad o el aislamiento de las zonas rurales. “Hemos hecho seis inversiones en el último año. Entre ellas Robotix, una firma que realiza actividades extraescolares en robótica y programación o Linkia FP, que trata de evitar que la Formación Profesional deje de ser una de las últimas opciones para buscar un empleo”. Un 20% de los fondos se destinan a transición energética, con un 10% para agricultura sostenible, un 9% para eficiencia energética y un 1% para generación eléctrica en islas. En este último destacó la construcción de un planta de diésel en Mahón.
Salir de la pobreza
Otra vertiente a la hora de aunar actividad económica, empleo y objetivos sociales es a través de los microcréditos para la actividad emprendedora. “No solo prestamos servicios financieros a 2,4 millones de clientes en cinco países de Latinoamérica en los doce años que llevamos trabajando. Hoy somos un referente importante en el modelo filantrópico y aportamos 1.426 millones de euros, siendo el segundo mayor actor en el mundo, solo por detrás de la Fundación Bill y Melinda Gates”, recalcó Alejandro Lorca, director financiero de la Fundación Microfinanzas BBVA, creada en 2007 con una dotación de 200 millones de euros. En su opinión, la exclusión es la mayor dificultad para superar la pobreza. “Nos dedicamos a las personas que ganan menos de 4,8 dólares al día y el crédito medio fue de 1.185 euros. Hemos comprobado que con un emprendimiento productivo en tres años se sale de la pobreza”, apuntó Lorca. Otro elemento fundamental es que el 60% de los clientes son mujeres, “por lo que se convierte en un elemento muy importante para el empoderamiento”. En doce años, la Fundación Microfinanzas BBVA, en la actualidad completamente independiente de la entidad bancaria en personalidad jurídica, gobierno y gestión, ha llegado a más de siete millones de personas. “Hemos ayudado a desplazados, migrantes y excluidos en la región más desigual del mundo, con créditos para hijos, viviendas, saneamientos o finanzas verdes”
Pablo Valencia, socio de Qualitas Equity
“Invertimos en empresas que atajen los retos sociales que afrontamos, como el paro juvenil o la falta de empleo de los discapacitados”
El Fondo Huruma
La jornada también sirvió para presentar el Fondo Huruma, un instrumento de inversión de impacto para facilitar financiación a pequeños agricultores o excluidos en zonas rurales de Latinoamérica, Caribe, África Subsahariana y Asia. El Fondo Huruma es el primer proyecto de blending acreditado por Cofides, en el que se mezcla capital privado y público, fundamentalmente de la Cooperación Española y de la UE, que arrancó en 2018 y ha conseguido levantar 120 millones de euros.
El fondo contó con una aportación inicial a pérdidas de 10 millones de euros desde la Comisión Europea, una emisión de deuda de 20 millones con cargo al Fondo para la Promoción del Desarrollo (Fonprode) de la AECID y 90 millones a través de capital privado, comercializado por Caixa Bank. Juan Llamas, director comercial de CaixaBank Banca Privada, relató que la entrada de la entidad en la inversión de impacto no se produjo hasta 2015. “Ese año fue cuando vimos que comercialmente nadie tenía una propuesta social y nosotros llevábamos ese compromiso con la sociedad en el ADN, ya que nuestro principal accionista es la Fundación Criteria, que cada año revierte 540 millones de euros en proyectos”, recalcó. A partir de ahí arrancó un conjunto de inversiones, que buscaban diversificación y rentabilidad, y que a fecha de hoy suman una cartera de 350 millones en inversiones de impacto. “Los inversores lo veían como algo de riesgo y esto está cambiando muy rápido”. Buena prueba de ello es la comercialización express del Fondo Huruman. “En diez días lo agotamos. El cliente entendió muy bien un producto que encajaba en la cartera, que tenía retorno económico y sobre todo retorno social”.
Alejandro Lorca, director financiero de la Fundación Microfinanzas del BBVA
“Hemos comprobado que con un emprendimiento productivo durante tres años se sale de la pobreza en los países en desarrollo”
Gawa Capital fue la gestora elegida para impulsar el fondo Huruma. Agustín Vitórica y Luca Torre, cofundadores de Gawa Capital, explicaron que la trayectoria de la gestora, especializada en la inversión en impacto en países en desarrollo, ha servido para mostrar a las empresas el beneficio económico de estas inversiones. “Hemos movilizado 196 millones de euros en inversión de impacto en cuatro fondos, con 31 proyectos en quince países y hemos desinvertido en una gran parte de ellos generando retorno. De esa actividad se han beneficiado 6,9 millones de personas y 213.000 familias. De ellos, el 84% son mujeres y más de la mitad viven en entornos rurales”, recalcó Vitórica.
Frente a los temores expresados por muchos inversores en las conversaciones preliminares sobre la posibilidad de impagos y las dificultades para recuperar las inversiones en el sector agrícola en un país en desarrollo, el cofundador de Gawa resaltó que en el actual contexto de la crisis derivada del coronavirus, muchos de ellos solicitaron aplazamientos de pagos. Pese a ello, Vitórica recalcó que estos clientes tienen un comportamiento de pago muy bueno, ya que se ha recuperado el 98% de los créditos concedidos. “Han tenido problemas de liquidez por el desplome de los ingresos, pero no de solvencia”.
Generar sostenibilidad económica
Bancarización. Durante su intervención en la jornada organizada por Cofides, la secretaria de Estado de Comercio, Xiana Méndez, puso en valor los proyectos ligados a la inversión de impacto en los que se mezcla la financiación pública y privada en países en desarrollo con una renovada conciencia social y medioambiental. “Sirven para aumentar los niveles de bancarización de emprendedores en sectores básicos, capitalizar al sector privado y generar sostenibilidad económica. El objetivo final es mejorar el acceso a la financiación de pequeños agricultores de África, América y Asia”. Méndez también hizo referencia al Fondo Huruma, al que consideró pionero en su concepción. “Esperemos que sea el primero de otros que vengan y en los que Cofides sea el vehículo para apalancar los recursos del sector privado”. La Secretaria de Estado de Comercio también hizo énfasis en que el citado fondo constituye un buen ejemplo de coordinación entre la Comisión Europea, la Administración española y el sector privado, que finalmente ha aportado el 70% de la financiación de los 120 millones levantados.
Adicionalidad. Fernando Jiménez Ontiveros, director de Cooperación Multilateral, Horizontal y Financiera de la Agencia Española para la Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), resaltó que el Fondo Huruma es un ejemplo paradigmático de la adicionalidad, “en el que se unen el músculo financiero de la Comisión, la capacidad de financiación concesional de la Aecid en microfinanzas e inclusión financiera y el sector privado, tanto en beneficiarios como en concesionarios”. En su opinión, los ODS son el marco eficaz y vigente como referencia para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030. “El sector privado va a tener un papel clave y será necesario aumentar la presencia de empresas y favorecer la generación de ecosistemas que fomenten la innovación”. Jiménez Ontiveros se mostró optimista respecto al futuro, puesto que consideró que es un período en el que se va a consolidar la cooperación financiera en España. “Hasta ahora la sostenibilidad de la deuda, la cooperación de la deuda y la internacionalización de las empresas no se habían coordinado, pese a estar relacionadas”.
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