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Rebrotes y restricciones ponen de nuevo en riesgo el débil crecimiento del PIB

El Gobierno espera una endeble alza del 1,2% en el último trimestre. Funcas, con una estimación similar, ve riesgo de que acabe en negativo

PIB 4T20
Belén Trincado / Cinco Días
Juande Portillo

La economía española encara un complejo e incierto otoño en el que la pandemia del coronavirus amenaza con volver a llevar al terreno negativo el incipiente crecimiento logrado en verano tras la parálisis de la actividad que impuso el confinamiento durante la primavera. Los crecientes rebrotes de Covid-19, unidos a las nuevas restricciones aprobadas en respuesta, entre las que destaca la reciente declaración del estado de alarma sobre la Comunidad de Madrid, primera economía regional del país, ponen en riesgo un avance trimestral del PIB que el propio Gobierno estima en torno a un frágil 1%.

Aunque el Ejecutivo no ha facilitado públicamente este cálculo, la cifra puede obtenerse aplicando el modelo de ponderación trimestral con el que el Banco de España calcula las variaciones anuales del PIB. Así, tras la confirmación del Instituto Nacional de Estadística de que el PIB cedió un 5,2% en el primer trimestre del año y un 17,8% en el segundo, tomando la previsión oficial anunciada la pasada semana por la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, de que la economía repuntó un 13% en el tercer trimestre y que la caída esperada en el conjunto del año será del 11,2%, puede estimarse que el Ejecutivo proyecta un alza de entre el 1,1% y el 1,4% en el trimestre. El cálculo arroja el 1,2% como punto intermedio.

Hay que tener en cuenta que se trata de tasas de variación intertrimestral. Es decir, que mientras que el tercer trimestre logra una evolución alcista cómodamente situada en el doble dígito porque se compara con una primavera de parálisis económica sin precedentes, el cuarto trimestre del año se confronta con ese verano de reactivación y campaña turística que, por limitada que fuera, exige ahora un mayor esfuerzo a la demanda nacional para saldar el trimestre en tasas positivas.

Desde el Ministerio de Economía se limitan a confirmar que su proyección está en línea con las publicadas por los analistas. Desde Funcas, la fundación de las cajas de ahorro, donde esperan un avance del PIB del 1,6% en el cuarto trimestre del año, admiten que el crecimiento es tan débil y las amenazas tan crecientes, que “hay riesgo de que el PIB pase a negativo en el último trimestre”. Así lo reconoce Raymond Torres, director de coyuntura de Funcas, que apunta a dos factores clave. De un lado, “los propios rebrotes, y su impacto sobre la movilidad y el turismo”, así como “en la confianza y, como consecuencia, en el consumo y la inversión, sobre todo en el consumo privado que pesa mucho en el PIB, ante el riesgo de pérdida del empleo, etc”. De otra parte, añade, está “la reacción a esos rebrotes”. “No hacer nada agravaría mucho el panorama y haría peligrar el escaso crecimiento del cuarto trimestre”, aduce, matizando que, del lado contrario, “si la reacción es un cierre total de la economía, un nuevo confinamiento generalizado, o el de amplios territorios como Madrid, que representan una parte importante del PIB, esto también tendría un impacto inmediato negativo”.

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Como camino intermedio, Funcas aboga por tomar medidas quirúrgicas pero tempranas. De lo contrario, exponen, la herencia de la primera ola de la pandemia podría dar paso a “una acumulación de insolvencias de empresas que podría generar pérdidas, no solo de empleo, si no a las entidades” bancarias, aumentando el riesgo de que la crisis cobre también tintes financieros.

Las señales que apuntan a que el PIB podría volver a retroceder en la recta final del año han comenzado a amontonarse. Solo en los últimos días, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) anunciaba que la confianza de los consumidores ha bajado hasta las cotas mínimas alcanzadas en las crisis financiera de 2008 y la soberana de 2012.

En paralelo, la actividad privada ha sufrido la mayor caída de su actividad en los últimos cuatro meses debido al empeoramiento del sector servicios, según el índice PMI compuesto, dejando a España a la cola de la eurozona. “Debido al aumento de la destrucción de empleo, los márgenes de beneficios bajo presión y la posibilidad de crecientes restricciones para evitar una mayor propagación del Covid-19, el riesgo de que se produzca la llamada doble caída está aumentando”, advirtió Paul Smith, economista de IHS Markit, que elabora el PMI.

“No se puede descartar nada”, advierte Rafael Doménech, responsable de análisis económico de BBVA Research, que concuerda en que “se nota una desaceleración” de la recuperación económica pero que descarta, a priori, que el cuarto trimestre se encamine a cerrar en negativo. Todo dependerá, asume, de la dureza, duración y calado de las nuevas restricciones que se impongan durante el resto del otoño.

A partir de ahí, Torres y Doménech coinciden en señalar que el cierre del año será clave para el ver el tono con el que arranca 2021, del que todos los analistas esperan un fuerte rebote de la economía espoleada por las ayudas europeas, pero cuyo brío dependerá del punto de partida.

Una campaña navideña incierta

Consumo. Uno de los factores que decidirá el signo del PIB en el último trimestre será la incierta campaña navideña de este año. “Si se presenta con medidas de restricciones en las reuniones, la movilidad, tendrá cierto impacto”, expone Raymond Torres, director de coyuntura de Funcas, que asume que “se va a frenar la economía, pero menos que en el confinamiento generalizado”. “La campaña navideña tiene su importancia” en el plano económico, subraya Rafael Doménech, responsable de análisis económico de BBVA Research, que cree que la caída del gasto tradicional en esas fechas puede dar paso a otro. “Son cambios de hábitos, como vemos con el teletrabajo, muchas actividades que hacíamos antes en oficinas y que alimentaban toda la actividad de la zona, como la restauración, se han llevado a los domicilios. En Navidad puede que ocurra algo parecido y se gaste más en alimentación en el hogar, equipamientos, etc”, ilustra. “Se gastará en cosas distintas, como el comercio electrónico”, se suma Torres. En todo caso, ambos señalan que, más allá del tipo de consumo que permitan hacer las limitaciones vigentes, la clave será ver si el clima de confianza en el futuro económico y laboral ayuda a liberar el ahorro acumulado en la pandemia.

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