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El Teatro Real reducirá el número de entradas a precios populares para controlar aforos

El domingo se vieron obligados a cancelar la función por los abucheos del público

El presidente del patronato del Teatro Real, Gregorio Marañón (derecha), y el director del Teatro Real, Ignacio Garcia Belenguer (izquierda).
El presidente del patronato del Teatro Real, Gregorio Marañón (derecha), y el director del Teatro Real, Ignacio Garcia Belenguer (izquierda).efe

Un sector del público del Teatro Real se reveló el pasado domingo antes de que arrancará la representación de Un baile de máscaras, de Giuseppe Verdi. Los asistentes, sentados en la parte alta del teatro, conocida como paraíso, se quejaban de que, en plena ola de rebrotes, la distancia entre espectadores les parecía insuficiente. Las protestas obligaron a retrasar varias veces el inicio de la obra hasta que, alrededor de las 21:10h de la noche, con una hora de retraso sobre el inicio de la representación, tuvo que suspenderse la función.

Antes de llegar a tal extremo, el teatro había ofrecido recolocar o devolver el importe de la entrada a las personas que no estuvieran conformes con su ubicación, pero el público continuó con sus reivindicaciones al grito de “suspensión”. Desde la institución se apresuraron a asegurar que solo estaban ocupadas 905 localidades, es decir, un 51,5% del aforo total, frente al 75% que dicta la norma para Madrid y el 65% que marca el protocolo del propio Teatro Real. El problema es que para calcular este ratio se tiene en cuenta la afluencia total del coliseo y no se limita la capacidad de cada una de las zonas. Así, gran parte de las quejas insinuaban un trato de favor hacia el patio de butacas, donde se observaba una menor densidad y cuyas entradas tienen un mayor coste (su precio ronda los 290 euros, frente a los 29 euros de media de los otros asientos).

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Unas acusaciones que el presidente de la institución, Gregorio Marañón, desmintió durante la rueda de prensa convocada este lunes para explicar lo sucedido: “Para el Teatro Real, todos los espectadores tienen la misma condición y merecen el mismo respeto”. En platea había una concentración menor simplemente porque se adquirieron menos localidades, pero no se llevaron medidas de protección diferentes a las del gallinero, ya que la norma solo estipula una limitación del aforo, pero no obliga a mantener cierta distancia si se hace uso de la mascarilla. “En el estreno, la situación fue diferente: se vendieron más entradas en el patio de butacas que en el resto”, continuó Marañón. Ese día, el pasado viernes 18 de septiembre, con un aforo del 61,2%, no consta, sin embargo, ninguna reclamación.

Una de las imágenes, extraída de Twitter, de la zona paraíso, el pasado domingo.
Una de las imágenes, extraída de Twitter, de la zona paraíso, el pasado domingo.

En cualquier caso, el presidente del Real reconoció que están pensando en soluciones creativas para satisfacer a todos las partes implicadas ­­–desde los trabajadores al público asistente–, con el fin de que esto no vuelva a suceder en el futuro. “Nuestra voluntad de servicio nos lleva a tratar de comprender hasta a los que no quisieron aceptar la devolución de las entradas, pues cuanto mejor les entendamos, mejor lo haremos”, sentenció.

En conversación con CincoDías, Marañón lamentó el incidente, al que no quiso restar ni un ápice de importancia, dado que el Teatro Real es una de las óperas de referencia en el mundo, y la imagen ofrecida el pasado domingo, en su opinión, dista mucho del trabajo y del respeto de la institución hacia el público y los trabajadores. Y aseguró que a partir de ahora se reducirán, entre otras medidas, el aforo de la zona paraíso.

 

Medidas. Para el presidente del Teatro Real, Gregorio Marañón, la institución ha respetado la normativa de seguridad frente al Covid-19, que establece la Comunidad de Madrid. “En el mes de julio, cuando se estrenó La Traviata había que mantener una distancia de metro y medio, y se cumplió, pero ahora, tal y como sucede en trenes o autobuses, esa distancia no es obligatoria”. Y recalca, en conversación telefónica, que si en el patio de butacas y tribuna, la zona más cara del teatro, había asientos libres era porque no se habían vendido. “Mi respeto al público es infinito, y cumplimos con todas las medidas que se exigen, en cuanto al uso de geles, mascarillas y toma de temperatura, aunque a partir de ahora las reforzaremos”. Entre las medidas que adoptarán, señaló que se restringirá el número de personas que acudirán a la zona paraíso, “habrá menos entradas de precios populares”.

Cifras. Marañón desea aclarar que el Teatro Real, que da empleo a 500 personas, recibe un 25% de financiación pública por parte del Ministerio de Cultura, pero que es una “ópera que no le cuesta dinero al contribuyente, porque la financiación se recupera con las actividades económicas del teatro”.

 

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