Así quedará el escaparate bancario tras la fusión CaixaBank-Bankia
Los expertos prevén escasos problemas de competencia, en un mercado ya muy rígido y condicionado por los tipos cero
La unión de CaixaBank y Bankia dará lugar al mayor banco que haya habido jamás en el mercado español. Un gigante doméstico con activos por más de 660.000 millones de euros y que tendrá una posición de dominio indiscutible en hipotecas, depósitos, seguros y planes de pensiones. El grado de concentración en la banca española va a dar un salto notable, ya que si hasta ahora la entidad con más peso en depósitos era Santander –con una cuota de mercado del 19% tras absorber Popular– y la de más cuota en créditos a clientes CaixaBank –con el 20%–, la nueva entidad va a tener una posición de dominio cercana a un tercio del mercado.
Según las cifras facilitadas tras el anuncio de la operación, la suma de CaixaBank y Bankia controlará el 24% del mercado español de depósitos y el 25% en créditos al clientes. Pero el grado de concentración será aún mayor si se baja al detalle por comunidades autónomas y por productos.
La firma estadounidense Jefferies calcula una cuota de mercado a nivel nacional para la nueva entidad fusionada del 31%, pero ese porcentaje se dispara al 42% en zonas como Baleares o la Comunidad de Madrid, al 38% en Canarias, y se sitúa en el 30% en Navarra y Valencia. Será por tanto en las zonas con mayor grado de cuota de mercado en las que más se concentren los ajustes de oficinas que deparará la fusión. “Más del 80% de las oficinas de Bankia está a menos de un kilómetro de distancia de una sucursal de CaixaBank”, advierten desde Jefferies, donde prevén un elevado potencia de sinergias por ahorro de costes.
Tal ahorro de costes es sin duda la aspiración que persiguen ambas entidades en su fusión, como vía con la que combatir la pérdida de rentabilidad que agrava la actual crisis económica. Pero todo proceso de fusión tiene también inevitables repercusiones en la clientela: la entidad dominante –en este caso CaixaBank– impone su estrategia comercial y la creación de una nueva entidad de gran tamaño supone un impacto en la competencia con implicaciones para el conjunto del sistema financiero. “El control de los negocios combinados de los bancos en ciertas regiones podría convertirse en un problema para las autoridades de la competencia que examinen la operación”, señalaba estos días la agencia de rating Standard & Poor’s.
La suma de CaixaBank y Bankia tendrá una posición de dominio sin precedentes en el sistema bancario español
Por lo pronto, la vicepresidenta económica Nadia Calviño ya ha declarado que “la CNMC tendrá que pronunciarse sobre cualquier operación de concentración, y proteger el interés general, y está claro que tendremos que seguir trabajando juntos para proteger la inclusión financiera”. El propio José Ignacio Goirigolzarri, que será presidente de la entidad fusionada, declaraba el viernes estar “razonablemente cómodo” ante la aprobación de la operación por competencia.
En opinión de Francisco Uría, socio responsable del sector financiero de KPMG en EMA (Europa, Oriente Medio y África), la operación no encontrará dificultades para superar los posibles problemas de competencia. “No creo que la operación produzca problemas insalvables en materia de competencia y desde luego no debería producirlos en sectores en los que existen canales de distribución alternativos a las redes bancarias, así como grandes entidades financieras competidoras, como sucede en general en el ámbito de los seguros y de la gestión de activos”.
El experto asegura que la fusión no puede analizarse con la misma óptica del proceso de concentración de la anterior crisis. “Hay que tener en cuenta la entrada de nuevos proveedores de servicios financieros (Fintechs, BigTechs e incluso compañías de telecomunicaciones), los neobancos y otras nuevas instituciones financieras y la propia actividad transfronteriza de los bancos”, añade. Así, el hecho de que exista una creciente operativa online en los servicios financieros, en la que participan firmas ajenas a la banca más tradicional, requiere ir más allá del análisis basado en red física de oficinas.
La competencia ha traspasado la oficina con la operativa online y las fintech
Desde AFI coinciden en que “no se alcanzarían unos niveles de concentración que pudieran generar preocupación entre las autoridades de competencia, más si cabe teniendo en cuenta la previsible reestructuración de la red de oficinas que acompañará a la fusión”. Y aseguran en todo caso que tal aumento de la concentración tendrá “pocas o nulas repercusiones para el consumidor”. El argumento es el actual contexto de tipos cero, que marca a fuego el terreno de juego para los bancos y que ya limita notablemente el margen para hacer políticas comerciales agresivas e impone un creciente cobro de comisiones por servicios.
“La banca española está ya muy alineada. Hay un statu quo por el que nadie va a romper el mercado”, asegura Fernando Zunzunegui, abogado especializado en regulación financiera. En su opinión, la fusión no va a afectar de forma significativa a la oferta de productos de la banca española, en la que considera que hace largo tiempo hay una suerte de pacto de no agresión entre las entidades que ninguna entidad extranjera ha conseguido romper. “Las fusiones transfronterizas sí serían más atractivas para el cliente, se incrementaría más la competencia. A los clientes de CaixaBank y Bankia sí les puede afectar la operación porque la estrategia de CaixaBank es más agresiva, cambiará las condiciones de muchos productos y parte de la clientela perderá su sucursal de referencia”, añade.
“Los bancos españoles compiten ferozmente en todos los productos, servicios, clientes y mercados y existen algunos “especialistas” en romper el mercado con ofertas novedosas de productos y servicios”, replica Francisco Uría. En un momento de rentabilidad de negocio por los suelos como el actual, las fusiones se plantean no ya como una operación con la que ganar cuota de mercado sino como la vía de ahorro de costes con la que ganar fortaleza ante la crisis.
Algunos expertos ven las fusiones transfronterizas como mejor fórmula para mejorar la competencia
Desde un punto de vista puramente industrial, las fusiones nacionales son lo que más sentido tienen en este contexto, añade Uría. La creación de grandes bancos paneeuropeos es sin embargo la gran aspiración del Banco Central Europeo y las instituciones comunitarias, en respuesta al desafío que plantea la creciente incursión de los gigantes tecnológicos de Estados Unidos en el negocio bancario, a menudo de la mano de entidades financieras estadounidenses.
“Un banco europeo de carácter transfronterizo sí haría que la competencia fuera real”, señala Patricia Suárez, presidenta de la asociación de usuarios de banca Asufin, que recuerda que la entidad que surja de la unión de Bankia y CaixaBank tendrá la mayor cartera de hipotecas de España. En Asufin apuntan también a que la nueva entidad será la que tenga mayor número de hipotecas referenciadas al IRPH, un polémico índice aún sujeto a batalla judicial.
En un país con un arraigado sentido de la propiedad de la vivienda, la hipoteca es el producto bancario clave del ciudadano de a pie y la puerta de entrada para la contratación de productos posteriores. La reforma de la ley hipotecaria estableció la obligatoriedad de no exigir la contratación de productos como seguros o planes de pensiones en la venta de la hipoteca, pero la realidad muestra que el cliente opta a menudo por suscribir productos adicionales a cambio de un mejor precio en la hipoteca.
Es el primer paso para la venta cruzada y para la construcción de una relación entre banco y cliente que va de la nómina, pasando por la hipoteca y el fondo de inversión hasta el plan de pensiones. La costumbre de operar con varios bancos a la vez es escasa. “Es un mercado cautivo”, asegura Zunzunegui. Aunque siempre quedan resquicios para seguir arañando clientes.
Al calor de la fusión, Bankinter ha anunciado en los últimos días la rebaja de su hipoteca a tipo fijo y del umbral mínimo para acceder a su cuenta remunerada del 5%. “Como siempre ocurre, se librará una carrera entre la entidad resultante de la fusión para retener su negocio y el resto de los competidores para intentar arrebatarle una parte de él”, concluye Francisco Uría.