Sabotear acuerdos ofrece a Trump una potente arma comercial
La pandemia ha empujado las relaciones entre Estados Unidos y China a mínimos que no veíamos desde la Guerra Fría
Sabotear acuerdos ofrece al presidente estadounidense un arma comercial trumpiana. Donald Trump está sopesando imponer aranceles para castigar a Pekín por el Covid-19. Frustrar los pactos comerciales de ámbito regional que China espera firmar este año causaría aún más daño, al igual que lo haría un refuerzo del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP por sus siglas en inglés). Pero para eso tendría que hacer la pelota a unos aliados distanciados, lo cual no es el fuerte de Trump.
La pandemia ha empujado las relaciones entre Estados Unidos y China a mínimos que no veíamos desde la Guerra Fría. Trump, que repetidamente usa la expresión “virus chino”, culpa a Pekín de haber gestionado mal el brote. La Casa Blanca ha planteado diversas formas de represalia, como sumar nuevos aranceles de importación a los que ya afectan a mercancías chinas por un valor aproximado de 370.000 millones de dólares.
Estos aranceles aumentarían los costes para las empresas estadounidenses, que ya han visto hundirse sus ingresos debido a la pandemia. Los aranceles a las mercancías chinas les costarían a los consumidores estadounidenses 73.000 millones de dólares más al año, según American Action Forum. La cuestión es si Trump es consciente de esto.
En Asia, todo estaba listo para firmar este año la Asociación Económica Integral Regional, un acuerdo comercial entre 15 países. Pero es posible que Japón se eche atrás, e India abandonó el acuerdo el año pasado. Esta alianza también es vulnerable a las injerencias estadounidenses.
Aprovecharse del sucesor del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP por sus siglas en inglés) sería la guinda del pastel de las represalias. El secretario de Estado Mike Pompeo ya ha dicho que su Gobierno está trabajando con Australia, India, Japón, Nueva Zelanda, Corea del Sur y Vietnam para reestructurar las cadenas de suministro mundiales y dejar de lado a China. La mayoría de estos países ya forman parte del pacto que Estados Unidos abandonó en 2017. Formar a partir de él un grupo más amplio liderado por Estados Unidos señalaría una nueva actitud hacia la cooperación para contener a China.
Pero Trump ha saboteado este esfuerzo: ha exigido que Seúl pague 5.000 millones de dólares por las tropas estadounidenses estacionadas en Corea del Sur; ha blandido la amenaza de imponer aranceles a las importaciones de automóviles contra Japón; y ha ordenado una insultante prohibición de viajar a Europa. Solo si el presidente de Estados Unidos decide cambiar radicalmente de actitud, empezará Pekín a preocuparse.