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‘Elearning’: formarse o reciclarse para mejorar la empleabilidad

La crisis es una oportunidad para actualizar conocimientos y mejorar nuestra carrera profesional

Getty

Siempre es un buen momento para reciclarse y aprender, pero las situaciones de crisis como la actual hacen que la formación coja todavía más peso al mejorar la empleabilidad. En plena crisis por la pandemia del coronavirus (COVID-19), los avances tecnológicos han hecho que el elearning o formación a distancia sea una realidad por la que cada vez apuestan más personas y empresas.

En las condiciones actuales, donde el mercado de trabajo es cada vez más cambiante y complejo, la formación a distancia permite esta actualización profesional y, en comparación con la formación presencial, favorece mucho más la conciliación consolidándose así como una oportunidad formativa compatible con el resto de nuestras responsabilidades profesionales, familiares y ocupaciones cotidianas.

“Cada vez hay una mayor y más variada oferta de formación online, pero hay que tener en cuenta que leer un libro, ver un video con un contenido relevante o indagar sobre un tema concreto por pura curiosidad ya es formación”, exclama Luis Vives, vicedecano de programas de Esade. “Hoy día hay muchas maneras de adquirir conocimiento y habilidades que potencialmente van a tener un impacto positivo en nuestra carrera y oportunidades profesionales, pero también en nuestra propia satisfacción y felicidad”, añade. “Cuando dejas de aprender, empiezas a morirte”, enfatiza Vives, recordando una frase del científico Albert Einstein.

Las empresas que fomentan la formación de sus trabajadores invierten en su propio negocio

“Con las crisis –añade– es frecuente que uno tenga que reinventarse y cambiar y, a veces, por qué no, reciclarse  y transformar un hobby en una profesión”.

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Crisis y formación a distancia

Con el confinamiento, la formación se ha tenido que 'digitalizar', pero tal y como puntualiza Àngels Fitó, vicerrectora de Competitividad y Ocupabilidad de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), no hay que confundirla con la formación digital como tal: "Hay que distinguir la formación online de emergencia que estos días se está implantando de la formación online que se concibe, diseña e imparte para ser ofrecida de manera virtual y continuada".

Bajo esta perspectiva de aprender a lo largo de la vida, la enseñanza online requiere de “un modelo educativo, unos contenidos y un sistema de acompañamiento al estudiante concebido específicamente para ser aplicado en línea. No se trata de trasladar la presencialidad a un entorno donde no es necesaria la asistencia, sino de diseñar un modelo de aprendizaje donde el estudiante pueda alcanzar las competencias y los resultados de aprendizaje de manera sostenida”, explica la vicerrectora.

Este tiempo de confinamiento nos permite “pensar y reflexionar sobre las próximas metas a conseguir tanto a nivel personal como profesional”, indica Otilia de la Fuente, directora general de la Universidad Europea (UE). “La formación online –puntualiza– no sólo te permite estudiar desde donde quieras o necesites, cuando quieras y al ritmo adecuado para ti, sino que tiene una metodología pedagógica especialmente diseñada para ello (con clases virtuales, contenidos audiovisuales, laboratorios virtuales, actividades prácticas pensadas especialmente para garantizar la mejor experiencia de aprendizaje en un entorno virtual)”.

La formación como inversión

La formación continua se debe ver como una inversión, tanto por parte de los empleados como por parte de las empresas. Esta nos tiene que ofrecer un retorno y “este no tiene por qué ser solo económico, sino de satisfacción y también de prioridades”, especifica el vicedecano de Esade.

En un panorama laboral tan cambiante como el que vivimos hay que tener en cuenta que “muchas de las profesiones del futuro todavía no se han inventado, pero incluso los empleos tradicionales van a experimentar cambios considerables. Las titulaciones online permiten adaptarse rápidamente a este nuevo escenario, independientemente del sector en que se trabaje”.

En estos momentos, en los que muchas empresas han tenido que disminuir su producción o han visto reducidas sus ventas, invertir en la formación de sus empleados y ofrecerles la posibilidad de realizar cursos de reciclaje puede ser la mejor manera de mantenerlos motivados y optimizar su productividad

Oferta, calidad y precio

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Uno de los riesgos de la creciente oferta de cursos online es que elijamos inadecuadamente o nos equivoquemos y aprendamos cosas irrelevantes u obsoletas, advierten los expertos, de ahí la importancia de seleccionar muy bien la formación que necesitamos y de fijarnos en la reputación de la marca que respalda ese itinerario curricular.

Hoy día “tenemos a nuestra disposición una cantidad ingente de información y tenemos que tener la capacidad de identificar la más relevante para mejorar nuestra productividad o carrera profesional o simplemente por interés personal; también hay una gran heterogeneidad en los precios de los cursos. En tiempo de crisis donde estamos sufriendo ERTE y recortes salariales, hay que ser prudente a la hora de elegir las inversiones. “Una formación gratuita también requiere invertir tiempo y esfuerzo, aunque económicamente el coste sea cero”, advierte Luis Vives.

El precio no debe desanimar “algunas universidades, incluida la nuestra, han puesto en marcha diferentes iniciativas de financiación, con formas de pago flexibles e incluso préstamos con condiciones muy favorables”, señala la directora de la UE.

Consejos para escoger una buena formación online

La fórmula de una buena formación online combina distintos elementos más allá de focalizarse exclusivamente en los contenidos del curso. Los expertos coinciden en que hay que valorar la calidad y la experiencia del profesorado en línea y su accesibilidad; la actualidad del programa académico y su adaptación al mundo profesional; los objetivos de aprendizaje que uno desea alcanzar y las competencias que va a desarrollar.

Hay que tener en cuenta también –apunta De la Fuente– la flexibilidad del curso, que tenga una buena organización y un cronograma de actividades que se conozca desde el comienzo y “es fundamental el nivel tecnológico que tenga la universidad o el centro que lo imparta. Las herramientas para realizar prácticas virtuales son algunos ejemplos que determinan que la educación online que elegimos sea de muy alta calidad y aseguren un proceso de aprendizaje óptimo”.

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Desde Esade, además, señalan que "a la hora de elegir un curso hay que valorar la motivación que nos genera y preguntarse '¿para qué me sirve o qué voy a sacar o conseguir?' Esto nos ayudará a alinear expectativas y evitar frustraciones”.  “Un paquete formativo no solo es la adquisición de conocimientos –añade Vives– sino también una oportunidad de hacer nuevos contactos y conocer nuevos profesionales, nos proporciona una nueva red de networking que puede ser relevante para lo que se quiere hacer”. El experto aconseja investigar si la marca –escuela, profesores y compañeros– que respalda el curso es relevante para los profesionales del sector en el que nos movemos “y que el mercado la interpreta como sinónimo de calidad y reputación”. 

Digitalización

La crisis del coronavirus ha puesto a prueba tanto a empresas como a trabajadores frente al teletrabajo, pero además “es una situación en la que reflexionar sobre cómo, desde casa, las personas pueden responder de una manera eficiente y comprometida a los objetivos de las organizaciones con la ayuda de la tecnología”, exclama  la portavoz de la Universidad Europea. “Es cierto que esta situación y la brusquedad con la que ha irrumpido en nuestras vidas ha puesto de manifiesto carencias en muchas empresas que no han tenido capacidad para adaptarse a ella y proporcionar a sus empleados las herramientas y la infraestructura tecnológica necesarias para poder llevar a cabo su trabajo de forma remota”, añade.

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La crisis, explica, ha forzado a muchos profesionales a tener una formación acelerada en herramientas digitales, “que todos teníamos en nuestro trabajo, pero que no utilizábamos, así como en otras habilidades necesarias para esta forma de trabajar: cómo liderar equipos en remoto, organizar el trabajo de forma eficiente o medir la productividad de nuestros colaboradores sin el contacto directo y personal".

El teletrabajo requiere de un cambio cultural que modifica las pautas de planificación, control, relación y recompensa del trabajo. Ante la situación de emergencia muchas empresas han ofrecido un refuerzo en formación en competencias digitales. Además, este aprendizaje acelerado ha hecho que incluso muchas personas se familiaricen con el entorno digital y vean más viable el elearning. El vicedecano de Esade recomienda “preparar los hogares para que sean lugares confortables donde trabajar, tanto desde el punto de vista tecnológico como ambiental; controlar los horarios de trabajo, hay que crear nuevos hábitos y rutinas; comunicar mucho y bien; evitar las incertidumbres gratuitas y empoderar a las personas”.

Formación y trabajo

La formación continua no garantiza un puesto de trabajo mejor, pero sí aumenta las posibilidades de crecer y realizarte, tanto a nivel profesional como personal. En cuanto a las empresas, "aquellas que forman a sus trabajadores están invirtiendo en su propio negocio. Recordemos que es más rentable formar que buscar fuera a otros candidatos. Además, están lanzando un mensaje que deja muy claro que sus empleados son importantes para la compañía", apunta Vives 

La portavoz de la UOC señala que “es responsabilidad de las empresas tener unos planes de formación que se adapten a la propia evolución del negocio y que permitan a los trabajadores desarrollarse al ritmo que necesita la empresa”.

"Las personas y su talento son el mayor activo de nuestras organizaciones", reflexiona Otilia de la Fuente. “Invertir en su formación no tiene para las empresas sólo un beneficio inmediato en la mejora de su productividad, sino que ayuda a tener colaboradores motivados y comprometidos, que se sienten vinculados con el proyecto del que forman parte”, concluye.

La formación como reciclaje debe ser algo continuo a lo largo de la vida de una persona -coinciden los expertos académicos-. Esto nos permite tener siempre actualizados nuestros conocimientos y tener una mayor capacidad de adaptación a distintos entornos y situaciones. 

Estar al día de nuevas formas de trabajo y de nuevas herramientas tecnológicas puede abrirnos camino y asegurarnos, si no nuestro puesto de trabajo, nuestra empleabilidad en el mercado. 

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