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Breakingviews
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Los ‘coronabonos’, la encrucijada de la Unión Europea

El programa del BCE no calmará los temores a largo plazo en torno a la deuda

El ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, durante un receso del Eurogrupo telemático
El ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, durante un receso del Eurogrupo telemáticoTHOMAS SAMSON (AFP)

La pandemia del coronavirus puede ser la mejor oportunidad de la zona euro para romper el tabú de la deuda común. La emergencia sanitaria está forzando las finanzas soberanas de toda el área de la moneda única. Es un problema para países como Italia, cuya deuda pública ya está en el 135% del producto interior bruto.

La promesa del Banco Central Europeo de aumentar la compra de bonos ha ayudado a contener las consecuencias financieras. Los países también podrían ayudar uniéndose para dar préstamos baratos. Pero es poco probable que sea suficiente. Es hora de adoptar la deuda conjunta.

La emergencia sanitaria podría desencadenar la mayor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial. Al igual que otros Gobiernos de todo el mundo, los Estados de la zona euro han prometido cientos de miles de millones para proteger a las empresas y los empleos mediante aportaciones en efectivo, planes de protección del empleo y garantías de préstamo. Los paquetes de gasto ascienden al 2,3% del PIB de la Unión Monetaria, con otro 13% de la producción colectiva comprometido en garantías de crédito.

Mientras, las cuarentenas han llevado a un colapso de la actividad económica y de los ingresos fiscales. Los déficits presupuestarios de la zona euro podrían alcanzar el 10%-13% del PIB este año, según economistas de UniCredit. La combinación del aumento del gasto y la caída de la producción aumentará la ratio deuda/PIB entre 20 y 40 puntos porcentuales.

Para países como Alemania, cuya deuda es inferior al 60% del PIB, el golpe es manejable. Pero para Italia, cuya deuda, según UniCredit, podría acercarse al 170% del PIB este año, la crisis reaviva las dudas de larga data sobre su viabilidad financiera. Eso podría hacer que los inversores salieran por piernas, y plantearía nuevas preguntas sobre el futuro de la zona de la moneda única.

¿Qué puede hacer la zona euro?

El BCE ya ha anunciado planes para comprar bonos por valor de hasta 750.000 millones, lo que podría llevar las compras totales de este año a 1,1 billones. Eso ha calmado a los mercados y ha mantenido los costes de la deuda soberana bajo control. Si el banco central extiende las compras por los próximos nueve meses y compra deuda en proporción a la participación de los miembros en su capital, podría comprar 140.000 millones en bonos italianos, estima Jefferies. No está muy lejos de la deuda extra que tendrá que emitir el país este año.

Sin embargo, el programa temporal del BCE no calmará los temores de la deuda a largo plazo. Y los programas debatidos ayer por el Eurogrupo, u otros similares, son demasiado pequeños para marcar la diferencia en las necesidades financieras de un Estado. Con el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) también se corre el riesgo de estigmatizar a sus beneficiarios, porque los inversores podrían considerar que los bonos de la nación en cuestión tienen más riesgo.

¿Cuál es la alternativa?

El mayor problema, sin embargo, es que todo el apoyo deben reembolsarlo en última instancia sus beneficiarios. Eso complacería a naciones como Alemania y Países Bajos, que se oponen implacablemente a rescatar directamente a otros Estados. Aunque los programas podrían aliviar los costes de los préstamos, no reducirían la carga de la deuda general de un país.

Un plan más radical es que los miembros se unan para recaudar dinero para los países más necesitados a través de los llamados coronabonos. El ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, respaldado por otras ocho naciones, ha propuesto un instrumento de deuda común de este tipo.

Un documento de Christian Odendahl, del think tank Centro para la Reforma Europea; Sebastian Grund, de la Facultad de Derecho de Harvard, y Lucas Guttenberg, del Centro Jacques Delors, sugieren que Bruselas podría recaudar 440.000 millones en bonos a 30 años para financiar los costes colectivos de la lucha contra el coronavirus.

Sin embargo, lo más importante es que el dinero se concedería a los Estados, en lugar de prestarse. La responsabilidad del reembolso de los bonos se dividiría entre los miembros de la UE de acuerdo con el tamaño relativo de sus economías en 2050, lo que permitiría a los fuertes apoyar a los débiles.

¿Se aceptarán los coronabonos?

Es una decisión difícil. La canciller alemana, Angela Merkel, que tendrá la última palabra sobre cualquier acuerdo de la Unión Europea, lleva mucho tiempo oponiéndose a la agrupación de deuda ante el temor a una reacción política interna.

Pero el lunes reconoció que los Estados miembros deben mostrar un mayor apoyo mutuo para hacer frente al mayor desafío de la UE desde su fundación. Una pandemia que ocurre una vez cada siglo puede ser la mejor oportunidad de la zona euro para demostrar que la solidaridad va más allá de simplemente compartir una moneda común. También puede ser la última.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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