El shock del petróleo da a los bancos centrales excusa para la audacia
Deben mirar más allá de lo puntual, pero no pueden ignorar la caída de las expectativas de inflación
El mercado del petróleo ha dado a la jefa del BCE, Christine Lagarde, y a sus pares mundiales la excusa perfecta para actuar con decisión. El BCE celebra el jueves su reunión de política monetaria. Aunque se supone que los que fijan los tipos deben mirar más allá de las sacudidas puntuales, no pueden ignorar la caída de las expectativas de inflación que está provocando el sector energético en un mercado ya gripado por el virus.
La preocupación por que el brote deprimiera la demanda global más que la oferta había hecho caer las expectativas de los inversores sobre la inflación futura incluso antes de que el barril Brent cayera un quinto en la mañana del lunes. Ello provocó que la inflación de la zona euro a cinco años vista cayera por debajo del 1% por primera vez en la historia.
Por supuesto, este indicador está mucho más volátil desde 2014, cuando lo resaltó Mario Draghi. Aun así, ni Lagarde ni sus homólogos pueden darse el lujo de ignorar las señales de que las expectativas de inflación están bajando. Los precios de consumo ya están subiendo más lentamente en la zona euro y en Japón de lo que les gustaría a sus bancos centrales. Y aunque en EE UU sube la inflación, los funcionarios de la Fed han dejado claro que aún no es lo suficientemente buena.
El recorte de tipos de la Fed de la semana pasada fue el primero entre reuniones de política monetaria programadas por primera vez desde el punto álgido de la crisis en 2008. Jerome Powell podría ofrecer más estímulos más pronto que tarde. Con los tipos ya por debajo de cero, ni Lagarde ni Haruhiko Kuroda, del Banco de Japón, tienen tanto margen. También saben que sus herramientas no son las más adecuadas para luchar contra crisis relacionadas con virus.
Sin embargo, aplicar medidas de estímulo gubernamentales más específicas requiere tiempo. Los encargados de fijar los tipos pueden ir mucho más rápido. Una caída en las expectativas de inflación es, por tanto, exactamente lo que necesita Lagarde para convencer a los indecisos de que el BCE debe actuar con decisión el jueves. Lo ideal sería que Kuroda hiciera lo mismo a corto plazo.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
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