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Murcia, ciudad barroca y con mucho sabor

Es la capital gastronómica española durante 2020

Plaza del Cardenal Belluga, con la imponente catedral.
Plaza del Cardenal Belluga, con la imponente catedral.Marce Redondo

No tiene mar, pero huele a Mediterráneo. Y es que pasear por la capital de la llamada Huerta de Europa es dejarse atrapar por la luz, la vegetación, el calor y el olor a azahar de cualquier ciudad mediterránea.

Esta dinámica urbe universitaria muestra la mezcla de culturas que ha marcado su historia. Fue fundada por el emir de Córdoba Abderramán II en el año 831 en un enclave privilegiado, a orillas del río Segura. De la importancia que tuvo la Mursiya de los Omeyas –se convirtió en capital de la provincia califal– da idea la muralla que la circundaba, que alcanzaba hasta 15 metros de altura y tenía 95 torres. Se pueden ver restos en distintos puntos del casco viejo.

Tras la conquista de Jaime I de Aragón, en 1266, la antigua aljama mayor se trasformó en sede episcopal cristiana. Y sobre el zoco árabe se trazaron algunas de las calles más emblemáticas y vivas actualmente, como Platería, Trapería y Vidrieros, testigos de la intensa actividad gremial que se desarrolló en épocas pasadas. Y fue a partir de los siglos XVII y XVIII cuando Murcia alcanzó su esplendor urbano más allá de las murallas y se erigieron las numerosas iglesias que hoy salpican la ciudad: la Merced, San Miguel, Santa Ana, Las Claras, Santo Domingo, Santa Eulalia o San Juan de Dios unen a su arquitectura un importante patrimonio pictórico y escultórico, con obras, entre otros, del imaginero Francisco Salzillo.

Carece de mar, pero la luz y el olor a azahar recuerdan a cualquier ciudad mediterránea

Entrada principal del Palacio Episcopal.
Entrada principal del Palacio Episcopal.

El barroco centra gran parte de lo que hay que ver en Murcia. Es el estilo arquitectónico de muchos de sus edificios históricos, empezando por la fachada principal de la catedral, que también exhibe elementos renacentistas, y un interior fundamentalmente gótico. El templo tiene una espléndida torre de más de 90 metros, que tardó más de 200 años en ser construida. Además de la catedral, la plaza del Cardenal Belluga acoge otra joya arquitectónica, el Palacio Episcopal, de fachada rococó y patio churrigueresco.

También merece la pena conocer algunos edificios decimonónicos sobresalientes como el ayuntamiento, el Teatro Romea o el Casino, este último con frontispicio neoclásico y bellísimo patio interior de influencia árabe.

Los barrios de San Pedro, Santa Catalina y los alrededores de la plaza de las Flores, epicentro de excelente tapeo, ofrecen algunos de los rincones más pintorescos de la capital murciana. El recorrido puede finalizar en el paseo del Malecón, vínculo de la ciudad con la huerta y punto de encuentro y ocio. Tiene su origen en el siglo XV, cuando se construyó como muro de contención por las crecidas del río Segura.

En la plaza de las Flores y alrededores se concentra el mejor tapeo.
En la plaza de las Flores y alrededores se concentra el mejor tapeo.

Murcia tiene también una amplia oferta museística. El Museo Ramón Gaya reúne una interesante muestra de la obra del pintor murciano (1910-2005): bocetos, carteles, piezas literarias…, una colección antológica, tanto de su obra como de otros pintores de su generación; en el Museo Catedralicio destaca una espectacular custodia procesional toledana, mientras que el Museo Salzillo contiene una extensa colección de tallas de este escultor murciano del siglo XVIII. En sus salas se exponen las obras realizadas por el autor para las procesiones de Semana Santa; también se muestra el Belén de Salzillo, con más de 500 piezas, que evoca la Murcia campesina de la época; el Museo de Bellas Artes conserva obras de Giordano y Madrazo, entre otros.

Naturaleza

Los aficionados a la naturaleza y al turismo activo tienen un par de opciones muy cerca de la ciudad. En el Parque Regional de Sierra Espuña, una de las zonas más abruptas de Murcia, se puede hacer escalada, espeleología, ciclismo o senderismo. Cuenta con varias rutas señalizadas que permiten acceder con facilidad a sus miradores, áreas recreativas y puntos de interés paisajístico y natural. Y el Parque de Carrascoy, a 6 kilómetros, principal pulmón verde de la ciudad.

Una marinera, tapa típica de la ciudad.
Una marinera, tapa típica de la ciudad.

Epicentro de la buena cocina

Mucho que ofrecer. Murcia ha conseguido la capitalidad gastronómica 2020 con el lema “La huerta de los 1.001 sabores”. El ayuntamiento ha preparado un programa de actividades siguiendo las cuatro estaciones del año: conciertos, ferias de alimentación y festivales de verduras y frutas, pasando por talleres y concursos de cocina y rutas gastronómicas para promocionar una cultura culinaria tan rica como poco conocida.

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