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Breakingviews
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Las lentas reformas de Venezuela ofrecen una falsa esperanza

Las cuentas en dólares para las empresas, por ejemplo, no son liberalización, sino más cleptocracia

Nicolás Maduro, presidente de Venezuela.
Nicolás Maduro, presidente de Venezuela.REUTERS

La Bolsa de Caracas ha vuelto de entre los muertos... más o menos. Ron Santa Teresa, la destilería de ron venezolana fundada en 1796, se ha convertido recientemente en la primera compañía que recauda nuevo capital en la Bolsa desde 2008. Mientras tanto, los bancos gestionan ahora cuentas en dólares para las empresas, los controles de precios se están relajando y puede incluso que varios socios extranjeros ganen más control en el gigante petrolero estatal Petróleos de Venezuela. Pero esto no es liberalización: es simplemente más cleptocracia.

La ampliación de capital de Ron Santa Teresa no es razón para alegrarse. En primer lugar, es diminuta: la primera de una serie de tres ofertas denominadas en bolívares destinadas a recaudar el equivalente de apenas 3 millones de dólares este año.

En segundo lugar, probablemente la única razón de que se produzca es que el Gobierno mató el mercado de crédito al elevar las exigencias de reservas de los bancos a principios de 2019. Eso ayudó a reducir drásticamente una hiperinflación de siete dígitos, pero ahora los bancos básicamente no pueden prestar. Y es probable que a Ron Santa Teresa se le permitiera vender acciones porque mantiene buenas relaciones con el Gobierno.

Es cierto que la administración encabezada por el presidente Nicolás Maduro también permite a los bancos manejar cuentas en dólares, y algunas en euros. Por una buena razón: solo el equivalente a unos 44 millones de dólares en bolívares permanece en circulación, mientras que el año pasado entraron en el país 1.800 millones de dólares, en su mayoría de los más de 4,5 millones de venezolanos que han huido. Pero este servicio bancario basado en el dólar es costoso, con comisiones mensuales de hasta el 2%. Así que solo tienen acceso las empresas consolidadas que han logrado jugar conforme a las reglas del Gobierno.

Permitir las transacciones en dólares y aflojar los controles de precios debería, en teoría, aumentar la producción y ayudar a reponer los estantes vacíos. Pero el venezolano medio, que vio la economía contraerse un enorme 65% entre 2013 y 2019, aún no tiene fácil acceso a toneladas de dólares para pagar precios más altos. Además, el Gobierno podría empezar a reforzar las viejas restricciones en cualquier momento.

Por último, los rumores de que PDVSA (Petróleos de Venezuela) podría ser privatizada deben ser tratados con cautela. El Gobierno podría estar tratando de conseguir que empresas como Rosneft, de Rusia, y China National Petroleum Corporation lleven a cabo operaciones ordinarias en yacimientos para aumentar la producción, que fue de alrededor de 1 millón de barriles al día el año pasado, según el Gobierno.

Pero toda liquidez exprimida de la debilitada compañía petrolera será casi seguro utilizada para mantener a Maduro en el poder, impidiendo la intervención internacional necesaria para una verdadera reforma. Esto no es una perestroika a la bolivariana.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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