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Tribuna
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿Hay alternativas a un conflicto bélico con Irán?

La región se halla en un equilibrio inestable que con cualquier alteración puede derivar en un estallido general

GettyImages

El tejido de fuerzas e intereses que atrapa a Oriente Medio hace muy difícil predecir el futuro de la región y, de alguna forma, el del mundo, porque allí confluyen la belicosidad de grandes potencias, la producción de petróleo y el espacio de disputa más caliente por la hegemonía mundial. Un breve inventario de las líneas que se entrecruzan nos puede dar una idea de la complejidad de la situación.

• Después de la retirada de EE UU del acuerdo para que Irán no continuase con su intento de fabricación de una bomba nuclear y tras los últimos acontecimientos, es probable que Irán busque la consecución de la bomba con más ahínco. Su logro no tendría que ser próximo, Irán se puede tomar su tiempo. Si lograse culminarlo obtendría la seguridad de que su país no será atacado. Algo de esto ocurrió con Corea del Norte: la bomba atómica ha sido un seguro de subsistencia y le ha permitido ser tratada con respeto por la amenaza que supone, como demostraron las entrevistas que Kim mantuvo con Trump.

Pero en caso de que Irán lograse su objetivo, o que se mostrase decidido a lograrlo, se producirían dos escaladas. Israel actuaría de forma muy beligerante y Arabia Saudí y otras potencias de la región como Turquía tendrían buen cuidado de no quedarse atrás. Guerra y/o la proliferación nuclear.

• Si bien EE UU es autosuficiente en petróleo, el resto de países no lo son. El Estrecho de Ormuz es el paso obligado del 35% de la producción mundial. Las nuevas fuentes de petróleo restarán importancia a Oriente Medio como productor, pero el cambio, la sustitución de proveedores y de rutas, no se podría hacer de la noche a la mañana. Un bloqueo de Ormuz, que es fácil, supondría un duro golpe para la economía mundial. Aunque EE UU no notaría ni el desabastecimiento ni el encarecimiento, sí sufriría los efectos de una contracción de la economía mundial.

•Es cierto que la prioridad de China en estos momentos es el entendimiento con EE UU y que ello le impide realizar acciones que puedan irritar a Trump, pero eso no quiere decir que le sea indiferente lo que pase en Irán, que tiene frontera con Pakistán, un aliado muy importante para China, y se encuentra en el corazón de una zona que cada vez cobra mayor relevancia estratégica, la del Indopacífico, que abarca desde el Mar del Sur de China hasta las costas de África y que se concibe como barrera de contención de China. Meter una cuña en esa zona puede ser vital para China.

Por otro lado, a China le puede interesar mucho un enquistamiento de un conflicto con Irán ya que supondría un paso atrás en la estrategia norteamericana de desplazar su principal eje de seguridad hacia el Pacífico.

• Después de lo ocurrido en Siria se insiste mucho en la penetración de Rusia en la zona. Quizás se esté exagerando su papel porque aunque tiene capacidad militar, su músculo económico es limitado, su PIB es solo 200.000 millones de euros mayor que el de España. Pero puede jugar muchas bazas, por ejemplo como proveedor de armas a Irán o aprovechando las contradicciones que atraviesan la zona y que le permiten políticas cercanas a Israel y a Irán al mismo tiempo y realizar acciones decisivas al lado de uno de los posibles contendientes.

• Es cierto que Irán no puede competir militarmente con EE UU pero sabe que EE UU no puede iniciar una guerra como la de Irak, no puede ocupar el país ni tampoco destruirlo, ya que, si se viese ante esa tesitura, podría causar daños muy relevantes como se demostró con el ataque de drones a la mayor refinaría saudí. El mensaje de Irán fue claro, si caemos, no caeremos solos. Además, Irán ha logrado aumentar notablemente su poder en la región lo que le da capacidad para actuar lejos de sus fronteras.

• Las sanciones de EE UU le han producido mucho daño a Irán y el malestar de la población con el régimen de los ayatolas antes del asesinato de Soleimani era muy grande, fueron asesinados más de 200 iraníes. A juzgar por las manifestaciones de duelo por Soleimani esa oposición parecía arrasada con un país unido entorno a la religión más potente de todas, el nacionalismo. Esto otorgaría al régimen un plus de resistencia frente al agravamiento de las sanciones.

Esta concurrencia de circunstancias configuran una situación de equilibrio inestable en la que la alteración de una de ellas puede derivar en un estallido general. Es lo que se temió después del asesinato de Soleimani y por lo que la mayoría de las voces condenaron la decisión de Trump y llamaron a la contención. El problema es si esta es definitiva.

Sin duda, no lo es, lo que no quiere decir que la alternativa sea un enfrentamiento. La salida puede ser otra: la vuelta a la situación anterior al asesinato de Soleimani. Aplacamiento del nacionalismo iraní y lucha intestina que se agravaría con la asfixia económica cada vez mayor, siguiendo así Irán el camino que un día recorrió Líbano y después Irak, Siria, Libia. Una guerra interna que anularía al país y ante la que habría que preguntarse a quién beneficiaría si queremos encontrar algún sentido a los acontecimientos que van a producirse. Las protestas que se han sucedido en Teherán por el avión ucraniano derribado indican que las cosas pueden ir por aquí.

Juan B. Plaza es analista de economía

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