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La tribuna de los fondos
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

3.000 nuevos fondos para el inversor español

En una industria que tiene un tamaño 20 veces menor que la americana, se oferta el doble de clases de fondos

GettyImages

El título de esta tribuna está extractado de una noticia publicada el pasado 10 de enero por Funds People sobre los fondos lanzados en 2019. Al seguir leyendo pude comprobar con alivio que se refería a clases de fondos (un mismo fondo puede tener varias clases por tener distintas comisiones o diferentes divisas). Puede lanzarse una nueva clase de un fondo que ya tenga largo histórico por múltiples causas: ser en otra divisa, clase limpia, por cambio de domicilio, etc. Si contamos solo el fondo origen, los nuevos lanzamientos no llegan a 400 (según Mornginstar Direct), cifra más razonable que no es óbice para que la oferta de fondos para españoles siga siendo desproporcionada en mi opinión.

Para nuestro mercado de fondos, muy inferior por patrimonio al estadounidense según Morningstar e Inverco, las clases de fondos registradas son las existentes en USA multiplicadas por dos. A nivel fondo tenemos unos diez mil para elegir, dos mil más que en Estados Unidos, que ya son.

Aunque el inversor español pueda elegir entre un ingente y creciente número de fondos el grueso del patrimonio se concentra en unos cuantos mixtos conservadores y fondos de autor. El valor aportado por algunos de estos fondos es cuanto menos discutible. Así que el primer consejo que le daría a un inversor es que no seleccione un fondo solo porque tenga un gran tamaño, porque no es garantía de nada, aunque tampoco tiene porque ser un problema si los valores donde invierten son líquidos.

Y aunque el número de productos a mí me parece excesivo, es verdad que hay razones que justifican el lanzamiento de nuevos fondos. Una de las más obvias en mi opinión es que aparezcan tipos de activos que no existían antes. Un ejemplo son los Cocos, bonos que han tenido que emitir los bancos por exigencias del regulador, que existen desde hace pocos años. Los fondos especializados en estos bonos cuyo acrónimo podría dar miedo, han sido una buena inversión. Además, es un tipo de activo de cierta complejidad que bajo mi punto de vista requiere gestión profesional y un buen asesoramiento que permita calibrar la idoneidad del fondo para cada inversión en particular.

Otra razón son las nuevas demandas de los inversores. En el mercado europeo la preocupación sobre la sostenibilidad del planeta y una mayor conciencia social ha impulsado la creación de numerosos fondos cuyo objetivo es invertir de forma socialmente responsable. Todos deseamos que estas iniciativas acaben por contribuir a mejorar el mundo y sin duda en alguna medida lo hará. De momento, a juzgar por el patrimonio que han atraído estos productos lo que sí está haciendo es ayudar a “sostener” la industria de gestión en nuestro continente.

Los productos que tienen en cuenta principios y valores éticos más o menos universales son ya muchos y muy distintos respecto a donde ponen el énfasis dentro de los diversos aspectos de la inversión socialmente responsable (respeto por el medio ambiente, exclusión de inversión en algunas industrias como el tabaco, el alcohol, el juegos, armas… o en compañías que no promueven la igualdad o usan en algunas de sus filiales el trabajo infantil o la experimentación con animales, tema en el que se llega a distinguir si es con fines médicos o no. etc.).

Actualmente no existe uniformidad de criterios en las gestoras o en las empresas que clasifican las compañías entre más o menos “sostenibles”. En algunos casos, aunque minoritarios, ha habido polémica por la inclusión o exclusión de ciertas compañías en algunos fondos e índices. Si a esto le unimos que usted puede tener sus propios principios a la hora de promover o castigar la inversión en determinados negocios, que el producto lleve un sello o marca puede no garantizarle que en su cartera se esté invirtiendo en consonancia con su ética. Y al revés, un fondo sin esas etiquetas puede cumplir con sus valores. Para lo que de verdad le importe pregunte a su asesor, seguramente tenga acceso a la totalidad de su cartera y puede adaptarla a sus propios principios.

Otra tendencia del mercado que ha motivado la creación de nuevos fondos es la inversión temática. Aunque el concepto ya existía desde hace años, la buena acogida de este tipo de fondos gracias al buen comportamiento de algunas temáticas relacionadas con la tecnología, la seguridad y la salud, ha derivado en que haya una amplia gama que, en general, es bienvenida si ayuda al inversor español a pensar en un horizonte temporal de diez años o más, pero los diferentes niveles de concentración de riesgos en función de si invierte en temas muy específicos o diversifica en varias tendencias, hace recomendable que pregunte a un asesor.

Un inversor que intente ser autosuficiente a la hora de invertir en fondos lo tiene cada vez más complicado por la gran cantidad y diversidad entre los que puede elegir. Utilizar los rankings le va a confundir más que ayudar. Ni el patrimonio, ni la rentabilidad pasada garantiza nada. Mejor haría en invertir su tiempo en buscar buenos asesores en vez de intentar buscar los “mejores” fondos. Y recuerde un buen asesor debería ofrecerle una estrategia de inversión que para usted sea adecuada, no limitarse a ofrecer una cartera de fondos superventas o que lo acaben de hacer bien.

Marta Díaz-Bajo es Directora de análisis de fondos de atl Capital

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