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Sofás, gin tonics y comida a la carta: así se reinventan las salas de cine en España

Compañías como Yelmo y Ocine ya han apostado por estos nuevos conceptos El precio de las entradas oscila entre 8 y 17 euros

Ixone Arana

El número de salas de cine en España en 2018 era de 3.518, según la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC). En mayo de 2019 la cifra se situaba en 3.593 salas, 75 más que el año anterior. Sin embargo, en los últimos cinco años, los ingresos de los cines por la venta de entradas apenas han aumentado un 3%, mientras los de las plataformas de contenidos en streaming como Netflix o HBO crecían hasta un 28%. Estas plataformas han conseguido llevar los estrenos al sofá de casa. Ahora, los cines contraatacan trasladando a sus salas los sofás.

Es lo que ha hecho, por ejemplo, la empresa Yelmo Cines, propiedad de la mexicana Cinépolis. En septiembre reabrió las puertas del cine Palafox, en Madrid, para convertirlo en un cine de lujo. Sus instalaciones cuentan con siete salas de 50 butacas cada una, amplias y reclinables hasta casi los 180 grados, mesa plegable, lámpara individual, y servicio de camarero personalizado. Javier Saura, marketing manager de la compañía, asegura a Cinco Días que su principal objetivo en los últimos años es “crear experiencias únicas y diferenciadas a los espectadores” y “premiar la comodidad del cliente por delante del aforo”. Además, Yelmo apuesta por ofrecer esa experiencia unida a la gastronomía.

“Queremos ofrecer al cliente un servicio en su butaca, es decir, que tenga la posibilidad, por medio de unos camareros, de solicitar los alimentos que quiera: una hamburguesa, un crepe, un trozo de pizza, un plato de ibéricos o, ¿por qué no?, una cerveza o un gintonic”, explica Saura.

Algo similar ha hecho la compañía catalana Ocine, que en noviembre inauguró en Alcorcón su nuevo concepto de cine con las salas Urban. Además de sofás individuales y dobles, mesita lateral y puerto USB, estas salas son las primeras en incorporar en España proyectores Full Láser RGB 4K, lo que, según la empresa, “aporta nitidez y detalle a la imagen”. Gabriel Téllez, director general de desarrollo de Ocine, comenta que “lo que hay que hacer es sacar a la gente de sus casas y la manera de hacerlo es ofrecer algo que no pueden vivir en su salón”. En su caso el bar se encuentra en el vestíbulo, pero ofrece también una variada oferta gastronómica y todo tipo de cócteles preparados al momento.

Cine Palafox de Yelmo, en Madrid.
Cine Palafox de Yelmo, en Madrid.

Aun así, no todos los bolsillos pueden permitirse la experiencia. En España, el precio medio de una entrada de cine se sitúa en los 5,99 euros, por debajo de Italia (6,47 euros), Francia (6,58 euros) o Alemania (8,53 euros). Ver una película en estos nuevos conceptos de sala puede llegar a costar más del doble. En las salas de lujo de Yelmo los precios oscilan entre los 10,90 y los 16,90 euros, dependiendo del día y la sesión. En las de Ocine no superan los nueve euros.

Javier Saura, de Yelmo, considera que este es el camino a seguir tanto para su compañía como para el resto de servidores. “El cine es algo que difícilmente puede morir, pero sí que hay que cambiar el concepto. Los cines tradicionales con 20 salas y 300 butacas son complicados de sostener, ahora lo que tiene sentido es que vayamos a cines un poco más pequeños y más especiales de cara a los clientes”, sostiene.

Así que, de momento, el éxito de las plataformas de contenidos en streaming no alarma a estas compañías. “Eso no es ver cine, es otra cosa”, sostiene Téllez, de Ocine, “somos servicios totalmente complementarios”. Saura coincide: “Los clientes que consumen este tipo de plataformas son los que más vienen al cine. Pero vivir la experiencia en el cine jamás se podrá igualar a una televisión y un sonido en casa, donde tienes un mando con el que enseguida puedes parar la película, levantarte y perder el hilo. Las comodidades que estamos llevando a los cines hacen que sean como tu salón, pero manteniendo la atención en la película”.

Otros usos para las salas de cine

 

Privacidad. Las nuevas salas de cine de lujo son también un reclamo para otras empresas fuera del mundo cinematográfico. El marketing manager de Yelmo afirma que en su caso, las están “explotando” para presentaciones de productos. “Cuando las empresas ven espacios un poco más privados, como es un cine con 50 butacas, se convierte en un sitio perfecto para presentar productos si quieres hacer un evento un poco más personal”, añade.

Reunión. En Ocine también defienden la polivalencia de sus salas. La firma ofrece sus instalaciones tanto para reuniones corporativas, eventos de networking, ceremonias de entrega de premios o jornadas de eSports. Además, la compañía asegura que la barra de bar de la que disponen en el vestíbulo de sus cines Urban es el lugar idóneo para la reunión y afterwork. Cuenta, además, con un photocall con imágenes de iconos del cine.

 

Sobre la firma

Ixone Arana
Es redactora de Estilo de Vida. Antes de incorporarse a EL PAÍS, donde también ha escrito para la sección de Madrid, trabajó en 'Cinco Días', principalmente en la sección de Fortuna. Graduada en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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