La trufa, protagonista turística y gastronómica del invierno soriano
Este diamante negro se esconde bajo extensos encinares
Las especiales condiciones climáticas y geológicas que necesita para su crecimiento la han convertido en un preciado objeto de deseo. La trufa de invierno es en sí misma un capricho de la naturaleza, un diamante negro que se esconde bajo los extensos encinares de Soria. Con más de 114.000 hectáreas donde se puede encontrar trufa negra silvestre y, de ellas, más de 1.800 hectáreas ocupadas por fincas dedicadas íntegramente al cultivo de este manjar, Soria atesora una de las mejores trufas negras del mundo, una verdadera joya bajo tierra.
Soria ofrece toda una experiencia en torno a este manjar
Cada año, durante los meses de invierno, la provincia prepara toda una experiencia turística en torno a este hongo. Y es que esta exquisitez gastronómica es una excelente excusa para hacer una escapada y acercarnos a una de las provincias más desconocidas del país y practicar el trufiturismo. En España no existe una tradición culinaria en torno a este producto como sucede en otros países, pero algo está empezando a cambiar.
Experiencia
Toda la provincia de Soria es zona trufera. Nosotros hemos elegido el triángulo Berlanga de Duero-Burgo de Osma-Soria capital para disfrutar de una riqueza histórica y monumental envidiable y saborear un producto cuya excepcionalidad comienza en su propia recolección, de la que se encargan perros adiestrados, aunque antiguamente eran cerdos los que se utilizaban para su localización.
La villa de Berlanga de Duero, declarada Conjunto Histórico-Monumental, tiene origen celtibérico y romano. Su historia es intensa: durante la Edad Media jugó un importante papel en la línea fronteriza del Duero, primero entre los reinos cristianos y musulmanes y, más tarde, entre castellanos y aragoneses; el Cid fue alcalde de Berlanga, señorío que le habría sido concedido en 1089 por Alfonso VI como pago por sus servicios; en el Cantar de Mio Cid se menciona que era una villa segura donde las hijas de Rodrigo Díaz de Vivar se alojaron de camino a Valencia.
Burgo de Osma reúne uno de los legados culturales más sobresalientes de la provincia
Impresiona la estampa del castillo, rodeado de murallas, del siglo XV. Un paseo por la villa nos lleva a la colegiata de Santa María del Mercado, de estilo gótico-renacentista. Una curiosidad: en uno de sus muros permanece colgado un cocodrilo disecado, traído por fray Tomas, natural de Berlanga, desde las islas Galápagos, descubiertas por él. La plaza Mayor es un buen ejemplo de arquitectura castellana.
A escasos 22 kilómetros, Burgo de Osma reúne uno de los legados culturales más sobresalientes de Soria. El trazado medieval de esta monumental urbe episcopal se articula en torno a la catedral, de factura gótica, levantada sobre un templo románico, con añadidos renacentistas en su fachada y una torre barroca que vigila la población.
Y llegamos, por fin, a Soria, la ciudad que, en algún momento, Antonio Machado, Gerardo Diego o Gustavo Adolfo Bécquer convirtieron en su universo literario; y al Duero, que atravesamos por el puente de piedra para visitar el claustro de San Juan de Duero, un sorprendente compendio de arcos entrelazados de diversos estilos que configuran uno de los monumentos más originales del románico en España.
De San Polo, antiguo cenobio de caballeros templarios, parte el paseo más célebre de Soria. Poco queda de aquel monasterio habitado por monjes guerreros, aunque su magnetismo todavía parece impregnar el camino de álamos sobre la margen izquierda del Duero.
Finalmente, el paseo, cantado e inmortalizado por Antonio Machado, conduce a la ermita donde, dicen, se retiró san Saturio para hacer vida de ermitaño en la cueva, que aún se puede visitar, tras donar sus riquezas a los pobres.
Baluarte. En un edificio histórico, en pleno centro de Soria capital, Baluarte, con el chef Óscar García, que acaba de conseguir su primera estrella Michelin, es una excelente experiencia gastronómica, con las setas y la trufa como protagonistas.
Casa Vallecas. Una parada imprescindible en Berlanga de Duero es Casa Vallecas, un restaurante ubicado en una casa palacio del siglo XV, donde Carlos de Pablo y su hermano Jesús forman un tándem cuya excelencia queda patente en las jornadas micológicas y de trufa.
Caza. Para ver in situ la caza de la trufa con perros y la única cerda de la provincia.