El mercado europeo de derivados es ya 612 veces el PIB español
Su tamaño crece un 11% anual, hasta los 735 billones de euros
El mercado de los derivados no para de crecer. Según un informe publicado ayer por el coordinador de las comisiones europeas de valores (Esma) el importe de estos instrumentos financieros vinculados a otros activos como las acciones, los índices bursátiles, las divisas o, especialmente, los tipos de interés alcanzó en Europa los 735 billones de euros a cierre de 2018, un 11% más que un año antes y unas 612 veces el Producto Interior Bruto (PIB) español de 2018, que se situó en 1,2 billones.
Lejos quedan ya los tiempos en los que el inversor Warren Buffett se refería a los derivados como “armas de destrucción masiva para el sistema financiero”. De la cuantía total,más del 85% estaba en manos de entidades de inversión y firmas de crédito el año pasado.
Segregado por las distintas tipologías, los derivados sobre tipos de interés dominan el 76% de este mercado, mientras que un 15% corresponde a divisas y otro 6% a renta variable.
A cierre del cuarto trimestre de 2018, el 90% del importe en circulación correspondía a derivados OTC (over-the-counter, en inglés), aquellos que se contratan de forma bilateral, sin la intervención de una cámara de compensación. Su crecimiento, además, está ligado con la entrada en vigor de la normativa de supervisión de los mercados Mifid 2.
El informe elaborado por Esma incluye por primera vez un análisis de las transacciones intragrupo, que se utilizan, fundamentalmente, para los mercados de renta variable, materias primas y divisas, y que alcanzan los 78 billones de euros. Se trata de un segmento dominado por entidades británicas y en el que Reino Unido ejerce de punto de entrada en los mercados europeos, y que está en el punto de mira de la Comisión Europea y de los distintos reguladores ante un posible Brexit caótico, cada vez más lejano.
Tanto el BCE como el Banco de Inglaterra han venido alertando en los últimos meses de los riesgos para la estabilidad del sistema financiero de una salida desordenada de Londres de la Unión, dado que Bruselas exige que las empresas europeas utilicen cámaras de compensación ya reconocidas y aprobadas.