Las comunidades elevan un 11% el número de impuestos propios en 2019
El 70% de todos estos tributos son medioambientales pero lo hay sobre el turismo el bingo. Cataluña tiene ya el triple que la media
El mapa de la fiscalidad autonómica es cada vez más complejo. Además de gestionar impuestos cedidos total o parcialmente, los parlamentos regionales tienen una potestad para crear impuestos propios que no pierden la oportunidad de aprovechar. Así, en el último año, este tipo de tributos se ha incrementado un 11% hasta alcanzar un total de 73 en el conjunto del país.
La cifra supone la inclusión de siete nuevos impuestos propios, una vez descontados todos aquellos homologables a los existentes en el ámbito estatal. “Muchas comunidades han visto en estos impuestos una vía para incrementar sus ingresos y por ello han estado creando nuevos tributos cada año”, expone la Fundación para el Avance de la Libertad en un reciente informe realizado de la mano de la Tax Foundation y la Unión de Contribuyentes, en el que remarca que pese a todo “la capacidad recaudatoria de todos estos tributos es muy limitada”.
En todo caso, los ingresos no son el único objetivo de estos tributos. El 70% de ellos son de corte medioambiental, entre los que destacan los de contaminación de aguas, emisión de gases tóxicos, almacenamiento de residuos, o su eliminación en vertederos.
En conjunto aportan el 8% de la recaudación medioambiental de España, unos 1.600 millones de euros anuales según un análisis del Registro de Economistas Asesores Fiscales (Reaf) cuya autora, la profesora de la Universidad de Murcia María José Portillo, considera que la “fragmentación e ineficacia del modelo haría interesante tener un enfoque coherente en todo el país” homogeneizando algunas premisas. Estos tributos son además los que más proliferan, un 6% este año.
Más allá de la fiscalidad verde, otro 8,2% de los impuestos autonómicos propios suponen recargos al Impuesto de Actividades Económicas (como hacen Asturias, Cantabria, La Rioja, Madrid o Murcia); mientras que los tributos sobre el turismo (Baleares, Cataluña y Madrid), el bingo (Asturias, Baleares y Murcia) o los establecimientos comerciales (Asturias, Cataluña y Navarra) –recientemente avalados por la justicia–, suman otro 4% cada uno; y los de tierras infrautilizadas (Andalucía y Asturias) rondan el 3% del total.
Otros más específicos gravan viviendas vacías o bebidas azucaradas. Por regiones, destaca Cataluña, con 15 tributos propios, lo que triplica la media nacional. Le siguen Asturias, con siete; Andalucía y Murcia, con seis; o Galicia y Aragón, con cinco. Del lado contrario, el País Vasco no cuenta con impuestos diferentes a los ya establecidos a escala estatal mientras que Canarias solo cuenta con uno de creación propia, y las dos Castillas han creado dos cada una.
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