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La Lupa
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El PSOE necesita aliados que centren las exigencias de Podemos

Si Ciudadanos apoya al PSOE, moderará económicamente a Sánchez y limitará la capacidad de chantaje del independentismo

Efe

La rápida alianza de PSOE y Podemos va a requerir de una enorme dosis de trabajo en las próximas semanas y quizás meses. Pedro Sánchez (y su alter ego Pablo Iglesias) tiene diferentes opciones, pero no se debe dejar llevar por las prisas del socio. La primera es vía ERC, un mal camino que puede conducir a consecuencias letales para su partido, y no digamos para el conjunto de los españoles. La segunda es a través de Ciudadanos, una ruta que abre otras puertas en las que hay muchos más españoles y que no desencuaderna al PSOE. Cualquier opción con el PP parece inviable y Sánchez tiene que ayudar a que Casado sea el líder de la oposición.

Una vez pasado el tiempo de lamentos, para este viaje electoral no necesitábamos alforjas, Pedro Sánchez ha decidido que no vale la pena perder más el tiempo y se ha entregado, ya veremos cuanto, a Pablo Iglesias. Sánchez ha entendido ya que la vía portuguesa, apoyo parlamentario de Podemos sin meterlos en el Gobierno, es imposible, dada la negativa de los morados. Asumida esa derrota, ahora quiere explorar la vía manchega, la que tanto éxito ha dado al PSOE en Castilla-La Mancha.

Emiliano García-Page es seguramente uno de los mayores enemigos de Podemos dentro del partido socialista. “No te puedes aliar con quien te viene a sustituir”. Así resumía el líder manchego las intenciones de Podemos y coreaban con él Susana Díaz y Guillermo Fernández Vara desde Andalucía y Extremadura, y no les faltaba razón. García-Page llegó a la presidencia de su región por los pelos. Dolores de Cospedal perdió en 2015 la región porque sacó un diputado menos que la suma de PSOE y Podemos. El PP obtuvo 16 y el PSOE y Podemos, 14 y 3, respectivamente.

García-Page intentó la vía portuguesa, asumió la presidencia con un pacto de investidura al que Podemos no se podía negar, y luego se encontró con que no podía aprobar los presupuestos. A mitad de legislatura tuvo que tragar y firmar un pacto con la formación morada que evitara el desgobierno. Ese pacto arrastró el nombramiento como vicepresidente segundo del Gobierno a José García Molina, secretario general de Podemos en la región, y a Inmaculada Herranz, como consejera encargada del Plan de Garantías Ciudadanas (Plan Podemos, lo llamaban).

A Sánchez le encantaría colocar a Pablo Iglesias como vicepresidente segundo, en medio de Carmen Calvo y Nadia Calviño, vicepresidentas primera y tercera, respectivamente. No parece que haya nadie en el PSOE que quiera ver a Pablo Iglesias de presidente interino, en ausencia del líder socialista. Es más, el bajo porcentaje de voto (12,8%) y la ausencia de diputados en algunas regiones no debería dar para vicepresidente primero.

Pero lo que más le gustaría a Sánchez es que Podemos terminara en cuatro años a nivel nacional como le pasó en Castilla-La Mancha, y eso no va a ser tan fácil, entre otras razones porque todos se acuerdan de cómo terminó aquello.

Fue una catástrofe total para Podemos. En las autonómicas de 2018, la formación de Pablo Iglesias no sacó un diputado, mientras que el PSOE una mayoría absoluta de 19 escaños, dos más de los que sumaba con Podemos. Era como volver a los tiempos de Pepe Bono. Como colofón, Podemos tampoco ha sacado ningún escaño en la región en las dos elecciones de 2019. Pero por mucho que Pedro Sánchez se quiera mirar en el espejo de Emiliano García-Page, la realidad es que, mientras este solo tenía un socio, él necesita una manada para poder gobernar y tiene que elegir muy bien a los miembros de ese Gobierno de concentración.

Lo tiene relativamente sencillo si se alía con todos los independentistas y nacionalistas, los que defienden el derecho a decidir, los que ven con buenos ojos que haya un referendum en Cataluña sobre la independencia. Con esta orientación hay un grupo de partidos del ala izquierda–Podemos (35), ERC (13), Bildu (5), Más País (3), CUP (2) y BNG (1)– que suman 59 diputados, que con los 120 del PSOE daría mayoría absoluta a Pedro Sánchez.

Esta opción sería una auténtica locura para el PSOE. Es muy probable que supusiera la ruptura del partido, es más, seguramente no saldría adelante, porque una parte importante de los diputados del PSOE, empezando por la federación de Andalucía, que tiene 12 diputados, le pararía los pies a Sánchez.

Este es el escenario extremo por la izquierda, el que probablemente más seduce a Podemos. Pero el que menos conviene al PSOE y me atrevo a decir que al conjunto de los españoles que quiere seguir adelante con la España diseñada en la Transición y narrada en la Constitución de 1978. Si Pedro Sánchez es fiel a su discurso de Gobierno y al de campaña, esa agrupación de izquierdas centrípeta no es el camino a seguir. Si, además, quiere embridar a Podemos tiene que mirar hacia el centro para equilibrar las fuerzas. Ahí es donde debería encontrar a Ciudadanos (10), PNV (6), Coalición Canaria (2), PRC (1) y Teruel Existe (1), además de Podemos (35), Más País (3) y BNG (1), que se pueden mover en los dos lados. Este bloque suma también 59, es decir 179 con el PSOE.

Es evidente que la llave de esta segunda opción la tiene Ciudadanos, suponemos que liderados por Inés Arrimadas, y, si son coherentes con su campaña, no debería haber ningún problema. Ahora bien, lo ideal sería que no se limiten a apoyar la investidura, si no que influyan de verdad en la acción del próximo Gobierno.

Los 10 diputados pueden evitar algunas de las propuestas económicas de Podemos que son tan malas como bienintencionadas. Pero sobre todo, si Ciudadanos apoya a Pedro Sánchez la capacidad de chantaje de ERC, Junts X Cat y EH Bildu desaparece.

Si Ciudadanos se quiere refundar como un partido de centro, como los liberales británicos o alemanes que hacen de bisagra para un lado o el otro. Ahora tienen su última oportunidad. Si quieren ser oposición, mejor que se integren directamente con el PP y no esperen más.

 Aurelio Medel es Doctor en Ciencias de la Información. Profesor de la Universidad Complutense

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