La inestabilidad española sume en la complacencia a los mercados
Si Sánchez vira a la izquierda o satisface demandas independentistas, la deuda del país podría italianizarse

La política española puede acabar tomando a los inversores por tontos. Los activos financieros españoles apenas se movieron ayer después de que el presidente en funciones, Pedro Sánchez, se quedara una vez más sin una mayoría clara en las elecciones generales. La formación de un Gobierno en minoría implicará probablemente un acuerdo con partidos de extrema izquierda y proindependentistas catalanes, lo que implicará un mayor gasto. Con un déficit presupuestario de alrededor del 2% y una ratio deuda/PIB aún elevada, es difícil que eso transmita calma a los inversores.
Los españoles, molestos por la incapacidad de su país para formar un Gobierno consistente después de dos intentos este año, deberían pensar en sus coetáneos italianos. En los últimos tres años, con un estancamiento político casi continuo, los rendimientos de la deuda pública española a 10 años han caído más de 80 puntos básicos, hasta el 0,41%, según los datos de Refinitiv. Eso está más cerca de Alemania que una Italia comparativamente más estable, cuyos costes solo se han reducido la mitad.
Después del atolladero del domingo, no se observaron ayer cambios en la confianza del mercado. Los precios de los bonos y el Ibex se mantuvieron prácticamente estables tras el fracaso de Sánchez en obtener una mayoría clara en las elecciones, las cuartas en otros tantos años. Es cierto que ya se predecía más congestión política. Pero el hecho de que los socialistas de Sánchez perdieran escaños supone una ventaja para los nacionalistas regionales y la extrema izquierda en las negociaciones para formar un Gobierno en minoría.
La vía más probable para alcanzar la mayoría en el Congreso de los Diputados es que Sánchez se combine con Podemos y con los partidos independentistas del País Vasco y Cataluña. Los primeros abogan por aumentar el gasto público, mientras que los segundos quieren una amnistía para los líderes independentistas encarcelados y un referéndum de autodeterminación, cuestiones que enfurecen a los nacionalistas españoles de Vox, que ahora es la tercera facción con mayor número de votos.
A pesar de estas tensiones, el Fondo Monetario Internacional estima que la economía española crecerá un 2,2% este año, por encima de la media de la zona euro. Pero la tasa de crecimiento se está desacelerando –se prevé que la expansión del PIB caiga por debajo del 2% en 2020– mientras las empresas aplazan las inversiones y el déficit presupuestario del Estado se mantiene incómodamente estancado en torno al 2%.
Combinado con una deuda pública del 98,9% del PIB, esto deja España vulnerable a una ralentización mayor o a impactos externos como un Brexit sin acuerdo, según el último informe de estabilidad financiera del Banco de España.
Es cierto que la compra de bonos por parte del Banco Central Europeo ayuda a mantener por ahora en niveles ultrabajos los costes de los préstamos. Pero si Sánchez se ve obligado a virar a la izquierda o a satisfacer demandas potencialmente explosivas de autonomía regional, España podría pasar rápidamente de alemana a italiana.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías