Europa se defiende en la guerra del fuagrás
El Ayuntamiento de Nueva York prohíbe el consumo de este producto, que en 2006 fue considerado en Francia patrimonio gastronómico y cultural
La Federación Europea del Foie Gras (Euro Foie Gras) se ha pronunciado sobre la prohibición de venta de fuagrás, aprobada la pasada semana por el Ayuntamiento de Nueva York, una ley que afectará, a partir de 2022, a todas las tiendas y restaurantes de la ciudad de Nueva York que vendan fuagrás.
Esta medida, según dicha agrupación, es totalmente injustificada ya que el fuagrás procede de palmípedas sanas, que pasan el 90% de su vida al aire libre antes de la fase de cebo, que dura entre 10 y 14 días, con dos comidas al día. Contrariamente a lo que afirma el lobby que ha promovido esta medida, la producción de fuagrás respeta el bienestar de los animales, según la citada Federación europea.
Las aves migratorias, prosigue el comunicado, almacenan grasa de forma natural en su hígado, y el cebo de ocas y patos es una mera reproducción de esta capacidad fisiológica natural, no patológica y totalmente reversible. De hecho, ofrecer condiciones de vida de calidad a sus animales es una preocupación diaria para cualquier ganadero dedicado al sector de las palmípedas, resultando esto esencial para los animales y un requisito previo para obtener un producto de calidad. La compatibilidad de la fase de cebo con el bienestar animal ha sido probada por estudios científicos. Esta realidad es constantemente ignorada por aquellos que desinforman al público en general, al conducirlos a una percepción antropomorfa del animal que, aunque siendo seres sensibles, es diferente a la de un ser humano.
Esta prohibición, continúa el comunicado, supone también una restricción de la libertad de los cocineros y consumidores de Nueva York y una amenaza existencial para las granjas de patos locales, que emplean a cientos de trabajadores en el Estado de Nueva York. Antes de la votación, ni un solo miembro del Ayuntamiento había aceptado la invitación de los productores a visitar una granja de fuagrás, para descubrir por sí mismos la realidad de la producción. Debido a esta falta de contacto con la verdadera realidad de la situación, la decisión de prohibición, que entrará en vigor en 2022, se basó claramente en conceptos erróneos, más que en hechos. Esto queda claramente demostrado por la definición descuidada del término alimentación forzada en el texto de prohibición.
Con esta prohibición los activistas contra el maltrato animal han ganado la batalla a los defensores de un producto que los legisladores franceses reconocieron en 2006 parte del patrimonio gastronómico y cultural de este país. Esta batalla viene de largo y se remonta a 2004, cuando en California se aprobó, atendiendo las peticiones de los animalistas, una ley que prohibía la venta de fuagrás en el Estado, y contemplaba multas de hasta 1.000 dólares para aquellos que se saltaran la norma. A comienzos de 2019, la Corte Suprema de Estados Unidos ratificó esta prohibición, rechazando la apelación interpuesta por los productores de este producto.