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Pinares, dunas y salinas al borde de Praia Verde

Un paraje idílico en el más desconocido Algarve portugués

La Reserva Natural do Sapal.
La Reserva Natural do Sapal.Fotos: DHM / I. M.

Escondida y protegida por grandes y frondosos pinares, Praia Verde tiene fama de ser una de las playas más bonitas y chic en el sudeste del Algarve portugués. Un mar turquesa, dunas doradas, salpicadas de pequeños matorrales, le dan un aire salvaje que invita a disfrutar de ella en cualquier época del año y no necesariamente en verano cuando las temperaturas de sus tranquilas aguas invitan al baño.

Ubicada muy cerca de la pequeña localidad de Castro Marim, a 15 minutos de Huelva, es de esos lugares con mucho encanto y aún casi vírgenes para el turismo de masas, en los que el tiempo transcurre con el único objetivo de disfrutar de él y realizar actividades alternativas a tumbarse al sol y bañarse.

Salidas atípicas para disfrutar del tiempo sin prisas

Un paseo por el monte entre cabras, un almuerzo entre salinas, un recorrido en barco por el Guadiana –que lo bordea– para contemplar el atardecer u otro a pie para callejear y descubrir este agradable pueblo de casas blancas, construido a los pies de un castillo del siglo XV y otras fortificaciones que ofrecen algunas de las mejores vistas sobre montañas de sal, el magnífico puente atirantado que une el Algarve con España o la Reserva Natural do Sapal de Castro Marim y Vila Real de Santo António, llena de flamencos y cigüeñas. ¿Nos acompañan?

De pastoreo. Castro Marim, y sus alrededores, es un lugar privilegiado para disfrutar de la naturaleza, con más de 73 km de rutas de senderismo o para hacer en coche. En las colinas próximas podrá descubrir iniciativas como las de Nuno Coelho y su familia. Un pastor que cuida de las cabras algarvías en peligro de extinción –solo quedan 3.000 ejemplares– y que ofrece al visitante la posibilidad de pasear con su rebaño o darles de comer, una actividad que hará las delicias de los más pequeños. La jornada termina con una degustación de quesos artesanales.

Vista de Praia Verde, una de las más bellas del Algarve.
Vista de Praia Verde, una de las más bellas del Algarve.

La mar de sal. Una visita obligada es a las salinas, en el interior de la reserva natural. Son pequeñas parcelas centenarias de donde se extrae la sal y la flor de sal utilizando métodos tradicionales. Uno de estos productores es Jorge Raiado, que comercializa la flor de sal Salmarim. En sus dominios, una vieja nave, O Armazem, se ha transformado en un coqueto espacio gourmet, de estilo rústico y marinero, donde podrá realizar una cata de sal y descubrir todos los secretos de este potenciador de sabor en un suculento almuerzo a base de productos locales. No se pierda la mousse de chocolate... con sal de varios tipos.

Dejarse llevar por la corriente del Guadiana y disfrutar a bordo de un pequeño velero de un pícnic a base de productos locales como mojama, quesos y aceitunas, regados con buen vino, hasta que se ponga el sol y atraquemos en la bonita localidad de Tavira, con su viejo puente romano atravesando el río.

Vista del hotel boutique Praia Verde de DHM.
Vista del hotel boutique Praia Verde de DHM.

A cuerpo de rey

Oculto entre un bosque de pinos, que lo integra en el paisaje y con magníficas vistas al océano, el Praia Verde Boutique Hotel, de la cadena DHM, es una excelente opción para alojarse y disfrutar del entorno –el mismo establecimiento puede organizarle experiencias muy atractivas por los alrededores–. Sus habitaciones y suites son espaciosas y no les falta detalle. El restaurante À Terra sirve productos de la región, tiene horno de leña y elabora una deliciosa cocina casera. Dispone de piscinas y zona de juego para niños y cuenta con un personal muy atento. Desde 115 euros.

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