El inmobiliario se inmuniza a la incertidumbre electoral de los últimos cuatro años
El sector habla de una ‘italianización’, al vivir al margen de las citas con las urnas El capital foráneo ha llegado con fuerza desde 2014
Italia ha contado con 45 Gobiernos desde la Segunda Guerra Mundial. Eso supone mandatos de apenas 20 meses. Aun así, la economía italiana ha seguido tradicionalmente su propio camino, independizada de las turbulencias de la política. Ahora la palabra italianización comienza a sonar en el sector inmobiliario español, que ha vivido al margen de las cuatro citas electorales desde 2015, disfrutando de sus mejores años desde el boom de la década pasada. ¿Por qué sigue a niveles récord incluso con la incertidumbre?
“En España, el proceso independentista del 1 de octubre tuvo un impacto en Barcelona durante seis o nueve meses. Si se analizan otros países como Reino Unido con el Brexit, Italia o EE UU con Donald Trump la situación allí no es mejor. El mercado ha aprendido a convivir con el riesgo político aunque tenga un impacto”, afirma Carlos Ruiz-Garma, director de inversión transfronteriza de Savills.
Sandra Daza, directora general de la consultora Gesvalt, apunta a que España en términos de estabilidad económica y jurídica, al margen de las elecciones, no suscita preocupaciones: “Los grandes partidos españoles van a seguir fieles a los compromisos de la zona euro”. Duda, sin embargo, qué ocurriría con otras opciones políticas “más beligerantes”. Pero además, la coyuntura económica de los últimos años ha beneficiado especialmente al inmobiliario en España.
Ruiz-Garma recuerda el contexto de tipos de interés en mínimos, que penaliza la liquidez y las alternativas más conservadoras como los bonos a 10 años apenas dan rentabilidad, lo que ha llevado a muchos actores, algunos ajenos al real estate anteriormente, a decantarse por compras de activos. “La tentación de invertir en inmobiliario es tremendamente alta”, señala.
De hecho, en los últimos años, desde 2014, la cifra de inversión en el mercado terciario –oficinas, hoteles, logística y retail– en España se ha mantenido excepcionalmente alta (ver gráfico). Pero, ¿por qué canalizar esos recursos hacia España? El experto de Savills destaca tres razones. La primera, el tamaño de mercado “muy relevante”. La segunda, haber estrenado en 2014 el régimen tributario de las socimis a semejanza de la figura que llevaba funcionando décadas en otros países de la OCDE. Por último, recuerda que la crisis inmobiliaria en España fue especialmente intensa, por lo que los inversores ven todavía recorrido, sobre todo, en las rentas por alquiler en oficinas y otros activos. “No vemos que el interés de los inversores decrezca, sino que es mayor que nunca”, afirma.
“La parte más internacional interesada en activos en renta vive ajeno a que haya Gobierno”, cree Mikel Echevarren, consejero delegado de la consultora Colliers. Y señala varios factores que interesan al capital que va hacia el sector: los fundamentales macroeconómicos de España respecto a otros países; el tamaño relevante del mercado; Madrid y Barcelona como polos de atracción; los bajos tipos de interés; la seguridad jurídica; las incertidumbres en Bolsa como alternativa, o la creación de empleo. Aunque asegura que los inversores sí han visto “con recelo” los vaivenes en el caso de la vivienda en alquiler. Daza, de Gesvalt, refleja también que el sector sigue siendo muy dependiente de la inversión extranjera.
“Los inversores no preguntan sobre la situación política desde el procés. No está en la mesa ni siquiera para los inversores nacionales. No se ve como una variable que condicione la inversión”, asegura Mikel Marco-Gardoqui, responsable de mercado de capitales de la consultora CBRE. “No hay una preocupación sobre quién Gobierna dentro de la Unión Europea. La apuesta es por lo macro y aunque bien es cierto que crecemos menos que en los últimos años, seguimos creciendo a un ritmo mayor que otras economías europeas”, añade, incluso con los Presupuestos públicos prorrogados. Desvela que los inversores incluso ven aumentar su apetito a nuevos sectores como hospitales, residencias de estudiantes y de mayores, logística o residencial para el alquiler.
Echevarren, de Colliers, aunque destaca que al inversor institucional no le dan miedo las citas electorales, sin embargo sí cree que la incertidumbre “no es buena para el consumidor final, aquel que compra la vivienda”. Es precisamente la pata residencial la más sensible a la demanda interna y la recuperación ha sido mucho más lenta. Daza, de Gesvalt, considera que aun así el residencial ha atraído el interés de fondos porque “claramente había muy buenas oportunidades”, ya que durante años no se había construido. “Había una necesidad de reposición de vivienda”. El repunte de la obra nueva, aunque a años luz de la década pasada, se ha ido recuperando desde 2014, gracias en parte al capital extranjero que ha impulsado diferentes promotoras.