El Banco de España recomienda a la banca que vuelva al dividendo en acciones
Presiona a las entidades para que mejoren sus ratios de capital sin necesidad de subir los colchones anticíclicos
Nuevo tirón de orejas para la banca. La subgobernadora, Margarita Delgado, en un discurso que no dejó ayer indiferente a nadie, volvió a recriminar a la banca por sus innumerables críticas ante lo que consideran unos excesivos requerimientos de capital por parte de los supervisores.
La subgobernadora recordó que la mayoría de países ha activado colchones anticíclicos de capital para mejorar su solvencia, lo que fue recibido por los asistentes a unas jornadas de KPMG (en su mayoría consejeros de las principales instituciones del país) como un claro aviso de que España será el siguiente país en subir estos requisitos.
Fuentes financieras, sin embargo, aseguran que la idea del Banco de España es no activar el colchón anticíclico hasta como mínimo el próximo año, ya que prefiere que sean las propias entidades las que eleven su capital sin necesidad de recurrir a nuevas exigencias.
Reconoció que los supervisores son altamente exigentes con las entidades financieras españolas en cuanto a sus necesidades de capital, si bien sostuvo que las reformas siempre se acometen bajo presión y que los bancos españoles tienen que mejorar su solvencia.
Delgado aprovechó, además, para dar otra vuelta de tuerca a la política de dividendos de las entidades financieras. El viernes pasado reclamó a los bancos que sus dividendos fuesen “muy discretos”. Y ahora ha pedido al sector que se replantee volver al scrip dividend (retribuir al inversor mediante la entrega de acciones en vez de dinero en efectivo), estrategia aplicada en la crisis financiera y que lograba mejorar los ratios de capital del sector, aunque supone una dilución para el accionista, frente al reparto en efectivo.
“Esta política (scrip dividend) permite aunar la necesaria retribución del capital con la generación orgánica del mismo, si bien acarrea inevitablemente una cierta dilución del beneficio por acción, como por otro lado sucede siempre que se realizan ampliaciones de capital. Es responsabilidad de cada entidad valorar estos aspectos a la hora de fijar su política de retribución al accionista”, declaró la número dos del Banco de España.
Insistió en que las entidades dan “una excesiva rigidez en el reparto de dividendos, que han funcionado más como una retribución fija que como un verdadero reparto del rendimiento, variable, de cada ejercicio”.
Se da la circunstancia de que cuando finalizó la crisis financiera los supervisores eran más partidarios de que la banca volviese a ofrecer el dividendo en efectivo.
Delgado advirtió a las entidades también de que los productos financieros que permiten absorber pérdidas, es decir, aquellos que se pueden amortizar para capitalizar una entidad, “los hacen poco adecuados para su distribución entre la clientela minorista”.
“Como hemos tenido ocasión de comprobar en algún caso del pasado reciente, la tenencia de estos títulos por parte de particulares acarrea problemas en un contexto de crisis, convirtiéndose incluso en un obstáculo para la resolubilidad de la entidad”, añadió Delgado. Y recalcó que el supervisor “está decidido a evitar que este tipo de situaciones del pasado se vuelvan a producir”.
“No debemos volver a caer en los mismos errores”, insistió, y recordó que la nueva normativa europea exige a las entidades tener un colchón anticrisis, conocido en el argot como MREL, para que tengan capacidad de hacer frente a sus pérdidas en caso de ser declaradas inviables.
En este sentido, aseguró que es “importante que los bancos, en particular aquellos con menor acceso a los mercados, aprovechen aquellas ventanas temporales en las que aumenta el apetito inversor por este tipo de activo para anticipar en la medida de lo posible el calendario de emisión”. Destacó, asimismo, que a mayor nivel de ratio de capital CET1 (de máxima calidad), son menores los costes de emisión de deuda de las entidades.
Tampoco se olvidó de hablar sobre las recurrentes fusiones bancarias. Aunque en esta ocasión afinó más las declaraciones de los supervisores realizadas en los últimos tiempos sobre estos procesos. Instó a los bancos a embarcarse en fusiones solo si generan valor y dan como resultado una entidad final “más solvente, con un modelo de negocio sólido, que permita reducir costes estructurales”, al tratarse de operaciones “muy complejas”.
Habló de las fusiones transfronterizas. Explicó que uno de los escollos a que se produzcan estas uniones es la propia “sobrecapacidad” del sector bancario, que estaría actuando como “una barrera de entrada para entidades de otras jurisdicciones”, ya que la ganancia potencial de costes y sinergias a la que puede aspirarse por eliminación de duplicidades de redes solo se puede lograr en uniones nacionales.
A su juicio, bajo este escenario la alternativa para economizar y ganar eficiencia “vendría por el lado de la reducción de costes”. “En todo caso, las ganancias de eficiencia adicional parecen estar muy ligadas a la llamada transformación tecnológica”, incidió.