Bank of America advierte a España de que se le acaba el tiempo para hacer reformas
Muestra preocupación por el grado de fragmentación política y sostiene que serán necesarios al menos tres partidos para forjar los pactos de Estado que necesita el país
A pesar de que en los últimos años España ha hecho "muchas cosas bien" en términos de reformas, Bank of America Merrill Lynch sostiene que la economía del país aún "es débil en muchos frentes" por lo que considera que quedan muchas tareas pendientes. Pero advierte de que el margen para llevarlas a cabo antes de la próxima recesión se agota y muestra su preocupación por el grado de fragmentación política que puede hacer muy difícil alcanzar los grandes pactos de Estado que necesita el país.
"Hay que hacer los deberes en la parte alta del ciclo y se nos acaba el tiempo", ha alertado este viernes el economista jefe para Europa de BofA Merrill Lynch, Rubén Segura-Cayuela. De lo contrario, ha proseguido, en el momento en que se acaben los "vientos de cola" y llegue a producirse un shock, "nos veremos obligados a hacer un ajuste fiscal rápido y malo".
El gran temor de este economista es que no percibe "esa urgencia" entra la clase política española, un problema que se agrava además por la actual "fragmentación política". Un escenario incompatible para que puedan fructificar los "grandes pactos de Estado" que va a necesitar el país en los próximos años, y para los que, como mínimo, tendrán que entenderse tres partidos, ha detallado.
"Más allá de si se forma Gobierno o no, de si es en minoría o en coalición, hay un escenario de parálisis en términos de reformas políticas y eso nos pone en una situación muy vulnerable", ha insistido Segura-Cayuela. Como principales problemas por atajar, el economista ha mencionado la baja productividad, un sistema educativo que "no está preparado para afrontar los futuros retos", y la "significativa deuda externa".
Las previsiones de Bank of America Merrill Lynch son que España mantendrá un "crecimiento robusto" del 2,2% del PIB para este año y del 1,8% el que viene, pero ha recordado que todavía son necesarios tres puntos de ajuste fiscal para equilibrar las cuentas públicas, tal y como ha pedido Bruselas. Tras diez años, la Comisión sacó hace un mes a España del procedimiento de déficit excesivo, el último Estado miembro que todavía se encontraba sometido al brazo correctivo de la UE, pero el Ejecutivo comunitario sigue reclamando ajustes.
En ese sentido, Segura-Cayuela ha criticado que, en los últimos cuatro años, no se haya hecho un ajuste fiscal y que solo se haya reducido el déficit gracias a la buena evolución del ciclo económico. "Con un crecimiento del 3% era fácil esconderlo, pero cada vez va a ser más complicado esconder que tenemos un ajuste fiscal pendiente".
La forma de hacerlo, si por la parte de los ingresos o del gasto, es una decisión que deben tomar las grandes fuerzas políticas, ha destacado, tras precisar que España todavía está por debajo de sus socios europeos en cuanto a ingresos y que hay margen para recaudar más manteniendo los mismos tipos. También ha querido ensalzar la labor "fantástica" de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), que en los últimos meses ha venido analizando cómo hacer un uso mejor y más eficiente del gasto público.
Reacción de los mercados a la guerra comercial
A pesar de la tregua comercial alcanzada entre Pekín y Washington en la última cumbre del G20 en Osaka, Segura-Cayuela ha advertido de que el contencioso entre ambos países todavía puede ir a peor en el corto medio plazo y ha señalado que, "mientras los mercados sigan sin reaccionar, no habrá incentivos para que las dos partes se sienten a negociar un acuerdo". Un ajuste que, según las expectativas de Bank of America Merrill Lynch, podría ocurrir a lo largo del verano, lo que podría presionar un acuerdo parcial, por o menos en la parte de propiedad intelectual.
Una eurozona sin herramientas suficientes
El economista también ha advertido que, dadas las bajas previsiones de crecimiento en la zona euro tendientes casi a plano, cualquier shock en los próximos años podría llevar a la región del euro a una recesión. "Estamos navegando tan cerca del viento que cualquier movimiento nos puede romper la vela", ha ilustrado, aunque ha querido señalar, como aspecto positivo, el hecho de que la "las externalidades negativas del sector manufacturero" no haya debilitado la demanda interna.
No obstante, ha avisado de que no quedan "elementos que permitan cierto margen de maniobra para dar un impulso fiscal si las cosas van a peor", lo que hará depender a la zona euro "exclusivamente de la política monetaria".
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