Los fondos aplauden que los votos de inversores a largo plazo valgan el doble
La medida fomentaría unas políticas de inversión más sostenibles
La lealtad cotiza al alza enre los accionistas españoles. El Gobierno quiere impulsar un cambio normativo que permita a las empresas otorgar más derechos de voto a aquellos inversores que lleven más de dos años en el capital de una compañía cotizada. La medida tiene sus aristas, pero la mayoría de inversores institucionales la aplaude porque fomenta la inversión a largo plazo.
“El planteamiento parece razonable, puesto que sigue la tendencia internacional de fomentar una inversión más sostenible, y un mayor compromiso con el buen gobierno corporativo”, explica Elisa Rincón, directora general de Inverco, la asociación de las gestoras españolas de fondos inversión (Inverco).
La medida ha sido incluida por el Ministerio de Economía en el borrador de una norma que modicará la ley de sociedades de capital. En Europa ya tienen legislaciones similares en Francia (Loi Florange, 2014), Italia (2014) y Bélgica (2018). En caso de que finalmente se apruebe, la junta de accionistas de una compañía española podrá aprobar que aquellos accionistas que tengan sus títulos desde al menos dos años tengan unos derechos de voto que valgan el doble que los del resto.
La experiencia internacional
Renault. El Estado francés ha llegado a más del 15% del capital de fabricante de automóviles. Con la ley Florange, esa participación tiene unos derechos de voto que permiten bloquear cualquier iniciativa. O imponer condiciones en caso de ofertas de compra, tal y como está sucediendo en la propuesta de Fiat Chrysler para fusionarse. En Francia, las compañías que no quieren aprobar estos premios por lealtad deben renunciar expresamente.
Campari. El fabricante de vermú fue la primera compañía italiana en aprobar primas de lealtad para sus inversores más estables. El presidente del grupo, Luca Garavoglia, argumenta que con estas medidas se fomentan las salidas a Bolsa de empresas familiares.
“Este tipo de medidas fomenta la inversión a largo plazo y dealienta las inversiones especulativas. En general, creo que es positivo porque así los gestores darán mayor importancia a la visión a largo plazo, lo cual se ha demostrado que es bueno para las compañías”, apunta José Caturla, director de gestión global de activos de Andbank.
Alfonso Benito, director de gestión de activos de Dunas Capital, considera que “las medidas que favorecen la inversión a largo plazo, como esta, son positivas, ya que otorgan más estabilidad al accionariado”.
Entre los beneficios de esta iniciativa, lo gestores de fondos consultados también citan que fomentará la salida a Bolsa de compañías propiedad de grupos familiares. Son muchos los empresarios que temen llegar a perder el control de sus empresas si comienzan a cotizar.
En los países en que ya se ha aplicado sus efectos han sido limitados. En Francia, el Estado ha sido quien más se ha beneficiado, puesto que tenía un peso importante en el capital de varias compañías bursátiles. Sin embargo, un estudio de la Universidad de Estocolmo (Anete Pajuste y otros, 2018) ha demostrado que las compañías que introdujeron primas de lealtad en los derechos de voto no han logrado que sus accionistas permezcan en el capital más tiempo que en las que no las introdujeron.
La parte negativa de este tipo de iniciativas viene del posible freno a intentos de adquisición (se fomentan minorías de bloqueo con un menor peso en el accionariado) y se premia en exceso a las mayorías de control, en perjuicio de los inversores minoritarios.
La norma puede tener algunos efectos no previstos, como limitar la presencia de los consejeros independientes en los consejos de administración o cambiar la aplicación de la ley de opas, que obliga a lanzar una oferta de compra cuando algún inversor tiene más de un 30% de los derechos de voto.