La nueva normalidad en las empresas japonesas
Las compañías de malos resultados en medioambiente se están excluyendo de los índices
Hay muchos aspectos de la cultura japonesa que enfatizan la armonía en cuanto a las relaciones de las personas con la naturaleza y la sociedad. Sin embargo, algunas personas, dependiendo de cómo consideren a Japón, pueden ver esta noción de armonía como una forma de ejercer el control. Pero, ¿es eso suficiente para que Japón se quede rezagado en términos de consideraciones ambientales, sociales y de gobierno?
Lo que ha cambiado fundamentalmente desde 2012, con la implementación de Abenomics, es que los inversores institucionales, particularmente el mayor fondo de pensiones de Japón, el GPIF (Goverment Pension Investment Fund), se hayan interesado por empresas que desarrollan los criterios ASG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo). Si esas compañías estuvieran empezando desde cero, como algunos creen, no estaríamos escribiendo hoy sobre la inversión responsable en Japón.
El mejor ejemplo es el de Hiro Mizuno, CIO de GPIF, que se ha convertido en uno de los principales defensores de la inversión responsable, y que apoyó firmemente el lanzamiento del índice JPX 400, que consiste en las 400 empresas más importantes de Japón en términos de gobierno corporativo. Además, se guía por nuevos índices, como el FTSE Blossom Japan, que consiste en compañías que muestran un sólido compromiso con los índices ASG; el MSCI Japan ESG Leaders y, el no menos importante, MSCI Japan Empowering Women. A finales de 2017, Hiro Mizuno lanzó un mensaje aún más radical durante la conferencia del PRI (Principles for Responsible Investment), GPIF incorporaría los criterios ESG en todas sus inversiones en el futuro.
Dicho esto, el posicionamiento de GPIF está teniendo un gran impacto en la forma en la que operan las compañías, en la que trabajan sus comités de dirección, sus políticas de contratación y en la remuneración de los altos ejecutivos. Y aparte de cualquier influencia que GPIF pueda estar teniendo, el resultado para los inversores es una mejora en el gobierno corporativo, ya que las empresas tienen en cuenta los criterios ASG.
La demostración más evidente de estos cambios es que se está haciendo un mejor uso del exceso de liquidez en sus balances a través del incremento de recompras de acciones y pago de dividendos. Además, las mujeres están desempeñando un papel más importante y están ocupando puestos directivos de alto nivel, lo que contribuye gradualmente al cambio. Y sin embargo, las compañías con malos resultados medioambientales se están excluyendo de los índices mencionados, y es que los inversores, cada vez más críticos y selectivos, empiezan a valorar la importancia de la huella de carbono en sus compañías de referencia.
Cédric Le Berre es Analista Senior de Union Bancaire Privée