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El cine seduce a los inversores a falta de más financiación pública

Las películas que optan al Goya han podido rodarse gracias al dinero privado y a las subvenciones

Rodaje de 'Campeones', nominada a mejor película.
Rodaje de 'Campeones', nominada a mejor película.
Pablo Sempere

Las cinco películas que optan al Goya esta noche tienen en común algo más que la candidatura. Todas han sabido sacarse las castañas del fuego a la hora de buscar financiación, una batalla que, aunque se ha ido haciendo más fácil a medida que pasan los años, aún sigue siendo dura de roer. Cada uno de los largometrajes ha contado con un presupuesto que oscila entre los 2 y los 4,5 millones de euros. El dinero público, sin embargo, ha cubierto solo una parte de la cantidad necesaria para el rodaje.

Las que más subvenciones han obtenido son Campeones y El reino, con 980.000 euros respectivamente, aportados por el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), dependiente del Ministerio de Cultura y Deporte. A estas les siguen Entre dos aguas (288.000 euros), Todos lo saben (280.000) y Carmen y Lola (205.000 euros). “Este tipo de ayudas funcionan, y el sistema por el que se conceden, en base a una puntuación que se da a cada proyecto, es justo. Pero se queda corto, es insuficiente para abarcar a toda la industria”. Así lo explica Pilar Benito, consejera delegada de Morena Films, una de las productoras de Campeones y Todos lo saben, y de Lifo Investment, una joint venture creada para captar inversión.

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De la cartera de Cultura, el sector audiovisual recoge entre 30 y 35 millones para rodaje, “pero creemos que la dotación debería estar entre los 50 y los 60 millones. Somos muchos y esa cantidad se queda corta”, reconoce Benito. Además, hay que tener en cuenta, alega Belén Bernuy, directora de producción y vocal de la junta directiva en la Asociación de Profesionales de la Producción Audiovisual (APPA), que “estas ayudas están pensadas para cerrar la financiación, no para empezarla. Para optar a ellas hay que tener el proyecto ya encarrilado”. No obstante, recuerda Beatriz Navas, directora general del ICAA, "la financiación pública juega un papel fundamental, ya que el conseguir una subvención garantiza una solidez al proyecto y tiene un efecto de arrastre en la financiación privada".

Por todo esto, la mayoría de filmes optan por diferentes fórmulas de financiación, principalmente privada, que consiguen dar alas al primer boceto. Las más comunes son las Agrupaciones de Interés Económico (AIE), “un mecanismo que realmente se ha convertido en imprescindible, porque es la única forma de acceder a inversores privados”, señala Bernuy. Esta fórmula funciona como un producto financiero más, en el que los inversores ponen dinero y reciben diferentes ventajas fiscales, en forma de deducciones.

“Todas las magnitudes que se generan en las AIE se transmiten a sus socios. Por eso, si la AIE tiene derecho a realizar una deducción por haber contribuido a una película, sus socios también. Suelen estar en torno al 20%”, cuenta Ismael González, socio del área fiscal de Cuatrecasas. Pero, como cualquier institución jurídico-tributaria, la AIE está sujeta a diferentes requisitos. “Debe tratarse de una película española, la deducción se aplica sobre el coste de producción, por lo que debe estar todo bien contabilizado, hay un límite a la deducción de tres millones de euros, hay límites en la intensidad de las ayudas... Está todo muy definido”, resume González.

Ese es el principal escollo para esta fórmula, prosigue Patricia Spa, directora de negocio de Lifo Investment, “ya que muchos posibles inversores, si no se sienten seguros, optan por no poner su dinero”. Hace menos de dos años, no obstante, la ley introdujo unos requisitos muy concretos que definían esta fórmula, y que despejaban cualquier posible duda. “Ahora hay una seguridad casi plena, y eso es lo que hay que dar a conocer”.

A los incentivos y desgravaciones fiscales se le unen “las ayudas directas, también europeas, iberoamericanas, autonómicas e incluso municipales”, continúa Mario Madueño, presidente de la Asociación Madrileña Audiovisual (AMA). Estas fórmulas también dan pie a las coproducciones internacionales, en las que la propiedad de un largometraje se reparte entre los países que lo han hecho posible. De las cinco nominadas, todas son 100% españolas salvo Todos lo saben, española (50%), francesa (40%) e italiana (10%) y El reino, española (90%) y francesa (10%).

Otro de los mecanismos para captar dinero nace de la asociación con las televisiones, una fórmula que realmente se ha convertido en obligatoria, reconocen los expertos, ya que sin ella es imposible sacar adelante una película. “Si no tienes la compra de derechos por parte de una cadena, lo que viene después es casi imposible”, explica Belén Bernuy. “En nuestro caso, la colaboración con RTVE ha sido fundamental, tanto por dinero como por visibilidad”, apunta Pilar Benito.

Que las películas nominadas hayan contando con financiación del Ministerio refleja que las ayudas cumplen su función

Beatriz Navas

En estos términos, el problema es que “en los últimos tiempos se ha asumido la disparatada premisa de que también la cultura debe someterse al exclusivo criterio de la rentabilidad”, prosigue Madueño. Y ello, asegura, ha generado una apuesta general hacia la reducción de riesgos, primando los contenidos que prometen un mayor éxito comercial. “El resultado es que las inversiones públicas y privadas se han concentrado, quizá demasiado, en proyectos que atienden a fórmulas de éxitos ya demostrados, reduciendo por ello la diversidad de nuestro cine y la capacidad generadora de los productores”. Por eso, aunque sobre el papel las posibilidades actuales de financiación deberían cubrir las necesidades del cine, “esto no sucede”.

A pesar de esto, el sector no se resiste. “Toda la industria está en contacto con Cultura y Hacienda para mejorar el sistema, principalmente en lo relativo a la financiación pública y a las ventajas fiscales para inversores, porque todo es mejorable”, asegura Pilar Benito. Y el trabajo da sus frutos. El 1 de enero se aprobó en Navarra una fórmula que sustituye a la AIE por un contrato particular, mucho más fácil de ejecutar y con menos riesgo. Por otro lado, que "las películas nominadas a los Goya cuenten con financiación del Ministerio de Cultura refleja que estas ayudas cumplen su función", alega Beatriz Navas. No hay que olvidar, añade, que "esta financiación sirve para evitar los desequilibrios que se presentan en el mercado, posibilitan la mejor competitividad de nuestras empresas y favorecen la heterogeneidad de la oferta cultural".

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Sobre la firma

Pablo Sempere
Es redactor en la sección de Economía de CINCO DÍAS y EL PAÍS y está especializado en Hacienda. Escribe habitualmente de fiscalidad, finanzas públicas y financiación autonómica. Es graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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