Un año para tomar decisiones importantes y lidiar con la ansiedad
Las predicciones de política monetaria y macroeconomía son bastante obvias, pero no ocurre lo mismo con lo que harán las empresas
En la parodia de Hitchcock que Mel Brooks realizó en 1977, Máxima ansiedad, gran parte de la acción gira en torno al Instituto Psiconeurótico para los Muy Nerviosos. Puede que los inversores necesiten registrarse en un establecimiento similar en 2019. Habrá que tomar muchas decisiones importantes y hacerlo de la forma correcta para sentirse relajado. Noventa años después de la crisis de Wall Street, la geopolítica y los mercados globales se asemejan a una persona que escalase un edificio en una posición arriesgada y precaria. Por eso nuestro informe de predicciones 2019 se titula Máxima ansiedad.
La mayoría de los inversores ya se han dado cuenta de que el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, y sus colegas de los bancos centrales podrían equivocarse en su política de tipos de interés y aumentar la posibilidad de que las principales economías desaceleren su crecimiento. Lo que puede ser menos obvio es lo que va a ocurrir con las empresas.
El capital riesgo, en el que las operaciones se realizan a precios elevados y con una gran cantidad de deuda, es el punto de partida perfecto. Nuestro punto de vista es que los verdaderos perdedores con las bajas rentabilidades no serán los barones de la compra de acciones como Blackstone, por ejemplo, sino aquellos que les han adelantado crédito generosamente.
Esto puede que suceda al mismo tiempo que las tensiones geopolíticas trazan paralelismos con otra película clásica, Solo ante el peligro. La distensión lograda en diciembre entre el presidente estadounidense Donald Trump y su homólogo chino Xi Jinping supuso un paso adelante, pero las relaciones entre las dos economías más grandes del mundo siguen siendo tensas y podrían empeorar. En el corral corporativo se cruzarán armas entre los inversores activistas y el establishment francés, un escenario en el que pronosticamos que Vivendi y otros serán vulnerables.
En cuanto a Gran Bretaña y el Brexit, el riesgo de no llegar a un acuerdo antes de la fecha límite de marzo sigue siendo un riesgo importante. Italia seguirá irritando a la UE, que podría virar hacia una dirección más euroescéptica tras las elecciones al Parlamento Europeo de mayo. Los bancos italianos serán los más afectados por un empeoramiento de la situación. Y la posibilidad de que el Congreso de Estados Unidos haga lo que Trump no hace –sancionar al príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en octubre por agentes saudíes– podría desestabilizar Oriente. Medio. Trump ahora tiene influencia suficiente como para empujar a Bin Salman a deshacer muchos de sus errores –y mantener bajos los precios del petróleo– y sería una tontería que no lo hiciese.
Para algunos, 2019 será un año de recuperación, e incluso de éxito. Deutsche Bank, que lleva mucho tiempo sufriendo, tiene la posibilidad de surfear sobre una ola de mayores ingresos por la negociación de renta fija si los tipos de interés siguen subiendo. Las preocupaciones de Italia podrían dar al presidente de Moncler, Remo Ruffini, la oportunidad de convertir su empresa en una versión italiana del LVMH de Bernard Arnault. Río Tinto convertirá por fin a los grandes mineros en grandes consumidores, Facebook podría transformarse en el JP Morgan de la tecnología, y Airbnb tendrá éxito donde otros fracasaron en China.
Mientras tanto, las empresas continuarán luchando con la necesidad de abrazar los temas medioambientales, sociales y de gobernabilidad –un área a observar es cuán activamente los bancos utilizan sus herramientas de presión sobre los fabricantes de armas–. Y un cuarto de siglo después del genocidio, Ruanda demostrará al mundo que un mercado único con Etiopía es bastante mejor para el crecimiento económico que las barreras comerciales.
¿Qué nos da la confianza para hacer estas llamadas en una era en la que se desconfía de los expertos? Una de las razones es que a menudo acertamos, como lo demuestra el pronóstico del año pasado sobre el gran derrumbamiento del bitcóin. La criptomoneda cayó desde más de 18.000 dólares a menos de 4.000 dólares durante 2018. También dijimos, entre otras cosas, que Amazon iba a pujar por el fútbol de la UE, aunque no esperábamos que los derechos de fútbol bajaran de valor.
Nuestra motivación primordial para hacer esto es proporcionar predicciones que inciten a la reflexión, que estén basadas en la investigación y que no sigan al rebaño. En 2019, los inversores solo pueden esperar que Powell y sus pares de los bancos centrales sean igualmente independientes.