Atlantia reserva la baza de poner un guardián al frente de las finanzas de Abertis
El grupo de los Benetton elude, de momento, poner italianos en la cupúla
La toma del mando de Abertis, por parte de la italiana Atlantia, se está produciendo de un modo bastante más suave de lo previsible. Tras la opa pactada con ACS, la concesionaria catalana quedó excluida de Bolsa, el consejo ha sido reducido a cinco miembros (un ejecutivo y cuatro dominicales) y se han reformado los estatutos. No es poco oleaje para una empresa acostumbrada a la estabilidad, pero en el cuadro directivo, e incluso en la estrategia, apenas se aprecian variaciones. Ni rastro italiano, por el momento, en la cúpula.
Atlantia apostó por la continuidad de José Aljaro como consejero delegado y fuentes de toda solvencia aseguran que no ha ejercido su derecho a nombrar un nuevo director general de Finanzas (CFO por sus siglas en inglés). Esta figura, con visión de amplio espectro, desempeñaría el rol de guardián de los intereses del actual primer accionista.
En el entorno de la concesionaria de la familia Benetton se recuerda que el nombramiento del CFO “es un derecho de Atlantia contemplado en el pacto de accionistas con ACS” y añaden que, “aunque no se ha ejercido, se mantiene la posibilidad de hacerlo en el momento debido”. En todo caso, en las filas de Atlantia se defiende que la hipotética llegada de directivos italianos no debería ser vista como un gesto hostil sino como un movimiento pactado.
La dirección general financiera empieza en manos del consejero delegado José Aljaro
Durante meses se dio por hecho que desde Italia se respaldaría a Aljaro en el puesto de primer ejecutivo. Pesan su amplio conocimiento del sector de las infraestructuras, su predicamento en los mercados financieros y la hoja de servicio en Abertis. Pero también se daba por seguro que Atlantia situaría junto a él, desde el primer minuto, a un hombre de los Benetton.
El citado acuerdo con la constructora que preside Florentino Pérez, dejaba en manos de ACS la potestad de ocupar la presidencia no ejecutiva, puesto que ha recaído en un hombre de máximo perfil como es Marcelino Fernández Verdes (CEO de ACS). Atlantia, por su parte, tendría el mando efectivo con las posiciones de consejero delegado y jefe del área financiera. La ausencia del segundo podría leerse como un guiño al actual equipo directivo dejando las cuentas, la gestión de la deuda y de la caja de Abertis en manos del CEO José Aljaro.
De esa dirección financiera dependen el área de Asesoría Fiscal, que lidera Montserrat Tomás, y la de Finanzas, con José Luis Viejo al frente. En el camino de la opa desapareció la dirección de Relación con Inversores que desempeñaba Steven Fernández, hoy en Naturgy.
Aljaro ocupó de forma simultánea, en tiempos de La Caixa como primer accionista, las direcciones generales de Desarrollo Corporativo y Finanzas. Con la salida de Francisco Reynés rumbo a Gas Natural Fenosa (hoy Naturgy), el directivo ascendió a consejero director general y mantuvo las riendas del área económica de Abertis.
La italiana parece dispuesta a poner a prueba la entente con ACS apostando por la continuidad de la dirección del grupo catalán
La llave de la caja
El puesto de director general de Finanzas serviría a Atlantia para extremar el control en el día a día de Abertis, gigante que pasa a consolidar tras hacerse con el 50% más una acción. Una estrategia que, por ejemplo, adoptó de inmediato Carlos Slim en la toma de FCC, con el nombramiento de mexicanos en puestos clave.
Al parecer, la italiana ha estado barajando distintos nombres para llegar a la conclusión de que pondrá a prueba la entente con ACS. El CEO de Abertis es viejo conocido de la constructora, de su anterior etapa de accionista. Aunque su designación dependió 100% de Atlantia, se convirtió desde el principio en figura de consenso. La italiana tiene a su primer ejecutivo, Giovanni Castellucci, en el consejo de administración de Abertis junto a Carlo Bertazzo, mano derecha de los Bnetton en el holding Edizione, y ACS ocupa las otras dos plazas con Fernández Verdes y Pedro López Jiménez, hombres de la máxima confianza de Florentino Pérez y representantes de ACS en las grandes filiales cotizadas. De momento, hasta aquí llega el desembarco.
La nueva Abertis va a exponerse de forma inminente a la comunidad de analistas e inversores a través de un road show. En la gira por los mercados el equipo financiero tendrá que avanzar algunas líneas estratégicas del grupo para generar apetito en torno a próximas emisiones de bonos. EE UU, Canadá y Australia se han convertido en mercados ineludibles.
Atlantia y ACS tienen financiación a corto plazo en Abertis, de 18 meses, con la que sostuvieron su opa conjunta. En concreto soportan 3.250 millones que se tratarían de refinanciar a través de la emisión de títulos de deuda. Queda por decidir si los bonos colgarán de la filial Sanef o lo harán de la propia Abertis, entre las dos opciones más factibles, dependiendo de la opción que menos penalice al actual rating de grado de inversión.
Una reactivación necesaria
El ejemplo de Endesa. La experiencia de Enel al frente de Endesa, en la que siempre ha habido altos directivos italianos, se tiene muy presente en Atlantia. La concesionaria italiana ha intentado mostrar confianza en el equipo directivo que internacionalizó Abertis, al tiempo que ha eludido abrir una batalla de poder con ACS. Pese a todo, la parte italiana se comerá el abultado endeudamiento de la catalana y más de 15.000 millones por la adquisición, por lo que irá marcando su posición de propietaria.
Visibilidad. Abertis ha abandonado este año la Bolsa, pero mantiene relación con sus bonistas y va a convertirse en un pulmón de beneficio para Atlantia, ACS y Hochtief. Son tres cotizadas que tendrán dar visibilidad, ante los inversores, a la actividad de la firma española de autopistas
Plan estratégico. Los tres accionistas de Abertis han marcado la urgencia de diseñar un nuevo plan estratégico tras un par de años en los que Abertis, inmersa en una larga opa, ha estado sujeta al deber de pasividad.
Más necesitada que nunca. El desplome del puente Morandi el pasado mes de agosto en Génova , y la consiguiente crisis para su concesionaria Atlantia, ha lastrado las cuentas de la italiana. También se ha visto afectada la imagen pública y la relación con el Gobierno.