El BCE pone fin a las nuevas compras de deuda y recorta la previsión de crecimiento
Mantendrá la reinversión de los vencimientos de los bonos en balance un tiempo prolongado tras la subida de tipos
De hecho, los inversores no han dudado en reaccionar a su sesgo continuista en política monetaria y negativo en la visión de de la economía de la zona euro –”el balance de riesgos se mueve a la baja”, señaló Draghi–, ante lo que el euro ha cedido posiciones frente al dólar y han caído con fuerza las rentabilidades de la deuda soberana
El BCE ha cumplido con el guión previsto y ha anunciado la conclusión de las compras netas de deuda, que en el mes de septiembre ya se habían reducido desde los 30.000 a los 15.000 millones de euros al mes. A partir de enero, el BCE ya no estará en el mercado adquiriendo deuda europea de forma activa aunque sí mantendrá una medida que dará continuidad a su política acomodaticia, la reinversión de los vencimientos de deuda, lo que ha decidido por unanimidad.
El final de las compras netas de deuda, que concluirán en este mes de diciembre, no va a suponer de hecho un endurecimiento drástico de la política del BCE. Además de mantener la reinversión de la deuda en balance que va venciendo por un tiempo indefinido, que se extenderá por un período prolongado "tras la fecha en la que comience a subir los tipos de interés oficiales del BCE", la institución ha insistido hoy en dejar sin cambios los tipos de interés de referencia en el 0% y la facilidad de depósito, con la que se penaliza el exceso de liquidez de los bancos, en el -0,4%.
En la reinversión de los vencimientos, el BCE ha introducido un nuevo matiz ya que con anterioridad, afirmaba que se mantendrían largo tiempo después del fin de las compras netas de deuda, no después de la subida de los tipos de interés de referencia, lo que marca un nuevo calendario para la reducción del balance de la institución.
El BCE ha señalado en un comunicado que "espera que los tipos de interés oficiales del BCE se mantengan en los niveles actuales hasta al menos durante el verano de 2019 y en todo caso durante el tiempo necesario para asegurar la continuación de la convergencia sostenida de la inflación hacia niveles inferiores, aunque próximos, al 2 % a medio plazo". Así, la subida de tipos en la zona euro no llegaría hasta finales de 2019 como pronto. En la rueda de prensa, Mario Draghi ha señalado que sigue siendo necesario un "estímulo monetario significativo" y ha advertido que el BCE podrá ajustar sus decisiones en cualquier momento en función de los objetivos de inflación. Ha insistido de hecho en que cuenta con los instrumentos necesarios para responder a cualquier declive futuro de la zona euro.
Draghi ha reconocido además un "momento de menor crecimiento en la economía de la zona euro". En este sentido, el BCE ha anunciado además una revisión a la baja de sus previsiones de crecimiento económico para este año y el próximo, que ha recortado en una décima. Prevé así un crecimiento este año en la zona del 1,9%, en lugar del 2% previsto en septiembre, y del 1,7% en 2019, en vez del 1,8% anterior. En septiembre ya había anunciado un recorte de una décima para las estimaciones de PIB en 2018 y 2019 frente a las previsiones de junio. Para 2020 prevé un crecimiento del 1,7% y del 1,5% para 2021.
"Es cierto que el crecimiento es más débil y no de una forma puntual", ha advertido Draghi. La incertidumbre comercial, la amenaza proteccionista, la vulnerabilidad de los emergentes explican esta mayor debilidad, aunque también hay señales positivas, como la reciente rebaja de la tensión comercial o la menor presión que soportan los emergentes, según ha reconocido Draghi. Pero el presidente del BCE ha reconocido también que surgen otros elementos de incertidumbre en el medio plazo que hacen que exista una "creciente incertidumbre global".
El BCE también ha ajustado sus previsiones de inflación para 2018 y 2019. Pasan del 1,7% estimado para ambos años en septiembre, al 1,8% en 2018 y al 1,6% en 2019. Para 2020 prevé un IPC del 1,7% y del 1,8% para 2021. Mario Draghi ha instado una vez más a los gobiernos de la zona euro a abordar las reformas necesarias para dar más resistencia a la economía de la zona euro, en especial en los países que soportan más volumen de deuda, en alusión a Italia. Y ha solicitado de nuevo avanzar en la unión bancaria.
Draghi ha reconocido que hay que estar "alerta" ante los acontecimientos políticos en la zona euro, como los que se suceden en Italia o Francia. "La unión monetaria es aún incompleta y frágil", ha advertido. Se ha congratulado de los avances logrados en la construcción de un mecanismo de rescate ante crisis bancaria, pero ha apuntado a que la aspiración debe ser lograr una unión bancaria y de mercado de capitales como la de Estados Unidos. "A otros les corresponde tomar las decisiones, el BCE es solo un consejero", ha señalado.
Preguntado sobre qué respuestas puede dar el BCE al enfado con la situación económica que se muestra en protestas como la de los chalecos amarillos en Francia, Draghi ha mostrado su rechazo a la violencia y también su respecto al "derecho a protestar como parte de la democracia". "Confiamos en que el Gobierno de Francia resolverá el problema de la mejor manera posible", ha añadido, sin querer entrar en más valoraciones.
Defensa del QE
El presidente del BCE ha hecho una firme defensa de su programa de compras de deuda, iniciado en marzo de 2015, y ha señalado que "ha sido el único motor de crecimiento" y ha propiciado además una fuerte caída del coste de financiación, en ausencia de reformas estructurales en los países de la zona euro.
La reinversión de los títulos que vencen en 2019 –por más de 200.000 millones de euros– será una fórmula con la que seguir inyectando abundante liquidez al sistema. La duda es durante cuánto tiempo lo seguirá haciendo, ya que el BCE solo ha indicado que se mantendrán largo tiempo después de la subida de tipos. Y cuánta deuda adquirirá de cada país, después de haber actualizado los porcentajes de capital que establecen qué parte corresponde a cada uno de los países miembros del BCE y que entrarán en vigor en enero. Draghi ha insistido únicamente en su decisión del BCE de mantener una política acomodaticia, aún necesaria para la zona euro.
En Nomura calculan que esa reinversión de los vencimientos pueda durar hasta finales de 2021 si el BCE sigue la pauta de la Reserva Federal, por la que pasaron tres años desde la conclusión de las compras de deuda (en octubre de 2014) y el inicio de la reducción del balance con la renuncia a las reinversiones, en octubre de 2017.
También hay expectativas sobre un anuncio de una nueva línea de liquidez TLTRO con la que ayudar a los bancos a afrontar la devolución de las anteriores inyecciones de liquidez, en un contexto de mayor coste de financiación para las entidades, en especial para la banca italiana. Draghi ha aclarado que no se ha debatido sobre la renovación del TLTRO, aunque ha asegurado que el BCE velará por que haya toda la liquidez disponible para cumplir con los objetivos de estabilidad de precios de la institución.