¿Un cambio de discurso de la Reserva Federal?
La política monetaria de la Fed seguirá ligada a la evolución de los datos económicos y los miembros del FOMC mostrarán flexibilidad en sus futuras decisiones
Aveces, la vida de los mercados no es más que una cuestión de semántica. En su rueda de prensa del pasado 8 de noviembre, el responsable de la Fed, Jerome Powell, anunció que los tipos de interés estaban “probablemente lejos aún del tipo neutro”. Una declaración en línea con el posicionamiento más bien agresivo del banco central estadounidense y su programa de endurecimiento de la política monetaria que preveía hasta tres subidas de los tipos en 2019. Sin embargo, hace unos días, Powell declaraba en una conferencia en el Club Económico de Nueva York que los tipos de interés estaban “justo debajo” de la horquilla de estimación del nivel neutral, y que “los efectos económicos de la subida gradual de los tipos son inciertos”. Estas palabras, percibidas como muy acomodaticias por los mercados, han ocasionado una fuerte subida de las acciones estadounidenses.
En efecto, en cuanto a estas dos únicas frases, se puede tener la sensación de que hay un cambio importante en el discurso de la Fed. Pero el mensaje de fondo no ha cambiado radicalmente: para 2019 todo es posible. La política monetaria de la Fed seguirá ligada a la evolución de los datos económicos, y los miembros del FOMC mostrarán flexibilidad en sus futuras decisiones. Es también lo que han confirmado las actas de la última reunión de la Fed, publicadas al día siguiente de la intervención de Powell. Como mucho, sus declaraciones no son, por lo tanto, más que una confirmación de que la Fed se mantiene alerta para ralentizar el ritmo de la normalización monetaria si la situación lo exigiera, algo sobre lo que ciertos inversores quizá dudaban.
Es cierto que una buena parte del camino ya se ha recorrido, y Powell ha querido, sin duda, matizar sus comentarios de octubre y noviembre, percibidos como muy restrictivos y como factores de estrés sobre los mercados. Pero interpretarlos como una inflexión destacada en la trayectoria de la Fed es probablemente exagerado.
Por una parte, será necesario que los datos económicos, y sobre todo las cifras sobre la inflación, confirmen esta tendencia. Es verdad que las últimas publicaciones van en este sentido, con una inflación subyacente (core CPI) y una inflación de los precios al consumo medidos por los gastos de los hogares (core PCE) que han resultado no solo por debajo de las previsiones sobre el mes de octubre, sino igualmente en retroceso con respecto al mes de septiembre. Sin embargo, habrá que estudiar cuidadosamente el informe del viernes sobre el empleo, porque una aceleración de la inflación salarial se opondría a las prudentes palabras de Powell. Por otra parte, aunque la Fed podría eventualmente ralentizar su ritmo de subida de los tipos, queda descartado que frene la reducción del tamaño de su balance. Así pues, el descenso de la liquidez mundial, principal consecuencia del final de las políticas acomodaticias de los bancos centrales, sigue de plena actualidad.
En vista de los datos recientes, nada justifica que la Fed adopte una posición más restrictiva y esto es, sin duda, lo que su director ha deseado comunicar. Pero nada justifica, sin embargo, que se muestre mucho más flexible de forma inmediata.