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Flora Egea (BBVA) cree que la protección de datos "debería ser una asignatura obligatoria”

El banco ha dado un curso de formación a toda la plantilla “Tenemos que ser conscientes de la importancia de proteger nuestros datos. La juventud, además, expone su vida en las redes”

La delegada de protección de datos (DPO) de BBVA, Flora Egea, es tajante. Considera que los ciudadanos aún no están suficientemente preparados para hacerse una idea de lo importante que es la protección de sus datos.

“Es verdad que falta recorrido en este aspecto y la labor formativa es muy importante. Se ven dos velocidades, las personas que son conocedoras de sus derechos y otras personas que lo ignoran por completo. Tenemos que ser conscientes de la importancia de proteger nuestros datos. La juventud, además, está acostumbrada a exponer su vida en las redes sociales, con lo cual, en muchos casos no son conscientes de las consecuencias futuras que pueden tener”, explica esta directiva cuya labor es garantizar en BBVA que se adapte al reglamento europeo de la Regulación General de Portección de Datos (GDPR en sus siglas en inglés).

Cuando se cumplen seis meses desde su aplicación efectiva, Egea considera que la norma ha elevado la concienciación de los ciudadanos sobre la necesidad de proteger sus datos personales, pero aún quedan cosas por hacer. La protección de los datos “es un derecho fundamental que afecta a todas las personas, no es un desafío empresarial. Tienen que intervenir los órganismos públicos. La protección de los datos debería ser una asignatura obligatoria en los colegios. La Asociación Profesional Española de Privacidad intenta que sea parte esencial en la formación y en la educación. Evidentemente, no lo ha conseguido por ahora, pero sí promueve acciones formativas en colegios e institutos”, asegura.

En su opinión GDPR ha sido un reglamento “muy positivo para Europa”, que se sitúa como referente mundial ya que eleva la protección de los datos a la categoría de derecho fundamental. Pero mantiene que aún “hay cosas que mejorar. Un ejemplo es que la Agencia Española de Protección de Datos ha recibido muchísimas comunicaciones de brechas de seguridad, que no debían haberse comunicado conforme al GDPR. En definitiva, hay que ir afinando su aplicación”.

Flora Egea explica que esta norma ya está implantada en BBVA, aunque “lo que ocurre es que no tiene fecha de finalización. Es un proceso continuo y vivo, ya que surgen nuevos productos y servicios que constantemente deben adaptarse al GDPR, y estamos incluyendo otros ejes donde se tratan datos personales, como proveedores o empleados. Hemos enviado comunicaciones a clientes, directamente y a través de la red de oficinas, hemos hecho una labor de formación por departamentos para empleados, además de un curso online obligatorio para todos. Y continuaremos con más iniciativas”.

Asegura cualquier cliente de BBVA, lo mismo que un empleado o accionista puede dirigirse a ella para consultar cualquier duda relacionada con la protección de datos, “tiene derecho a consultarme”, aclara. Espera que la ley española de protección de datos “estará aprobada en breve e incluirá un nuevo apartado sobre derechos digitales”.

Declara que en no mucho tiempo llegará el “e-Privacy, otro reglamento que va a ayudar y complementar la norma GDPR”. Además, considera que “se necesita la autorregulación, códigos de conducta y de buenas prácticas. Es importante que tomemos conciencia de su relevancia.

Nosotros, por ejemplo, hemos abogado por un código de conducta sectorial de banca”. La primera misión de la norma de protección de datos es la armonización jurídica en esta materia, “evitando la dispersión que había hasta ahora, porque la directiva anterior se traspuso en 28 normas nacionales que no tenían mucho que ver unas con otras”.

No cree que esta norma ponga en desventaja competitiva a Europa en algunos sectores como la inteligencia artificial. “La inteligencia artificial no solo va ligada a los datos personales, enlaza con montañas de datos de otras características e incluso funciona con datos anonimizados. Por tanto, no pone a Europa en ventaja competitiva”, recalca.

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