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En colaboración conLa Ley
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¿Contratarían los bufetes a un abogado que, en la entrevista, revela un trastorno mental?

Aún pervive el estigma que equipara padecimiento a debilidad Se debate si las medidas de las firmas son solo "cosméticas"

De izquierda a derecha: Paula Fernández-Ochoa, de MoreThanLaw; Eugenia Navarro, de Esade; Manel Atserias, del Instituto de Salud Mental de la Abogacía, y Agustín Peralt, experto en productividad.
De izquierda a derecha: Paula Fernández-Ochoa, de MoreThanLaw; Eugenia Navarro, de Esade; Manel Atserias, del Instituto de Salud Mental de la Abogacía, y Agustín Peralt, experto en productividad.ESADE

En una feria de empleo, planteé a varios responsables de recursos humanos de despachos: ‘Si yo pasara todas las fases previas de un proceso de selección y en la entrevista final os contara que tengo una enfermedad mental, ¿me contrataríais?’. Algunos respondieron: ‘¡Hombre!, es que si lo dices...’. Y otro, el más sincero, dijo abiertamente que no”.

La experiencia la cuenta Manel Atserias, presidente del Instituto de Salud Mental de la Abogacía, para reflejar una realidad desatendida en el sector legal: el bienestar psicológico de sus profesionales. Muy pocos se atreven a exteriorizar el sufrimiento o algún tipo de padecimiento por miedo a parecer un profesional débil, incapaz de manejarse en un entorno tan competitivo y exigente como el de la abogacía.

Frente a esta idea estigmatizante, Atserias cita el ejemplo de Brian Cuban, abogado estadounidense y autor de The Addicted Lawyer; un profesional que ha padecido bulimia y adicción al alcohol y la cocaína. Ya recuperado, Cuban se dedica a dar charlas y asesorar a firmas y profesionales del derecho sobre salud mental. Y, entre otras ideas, defiende que, lejos de ser una muestra de debilidad, el ser capaz de contar los propios problemas es un signo inequívoco de fortaleza.

¿Es la abogacía una profesión perjudicial para la salud (mental)? Los datos recabados en otros países, en donde el porcentaje de profesionales legales con algún padecimiento es superior al del conjunto de los ciudadanos, parece indicar que el estrés y la carga de trabajo hacen mella. En Reino Unido, por ejemplo, se cifra en el 15% los letrados que tienen algún tipo de problema de salud mental.

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El único estudio que se ha hecho en España sobre esta materia lo suscribe la Fundación Instituto de Investigación Aplicada a la Abogacía. Según sus datos, el número de juristas que admite algún tipo de problema o trastorno cae al 3%. Una cifra que para Atserias no es fiable. “No me cuadra, en esto Spain is not different”, asegura.

Una encuesta no científica elaborada por Iberian Lawyer sobre los problemas de salud mental que padecen los abogados también señala algunas tendencias preocupantes. Ocho de cada diez participantes señalaron el estrés y la ansiedad; seis de cada diez, la depresión, y tres de cada diez ve como un problema, también, el consumo excesivo de alcohol.

¿Medidas cosméticas?

Ante este panorama, ¿hacen los despachos algo para cuidar, prevenir o solucionar los problemas mentales que puedan sufrir sus profesionales? Las posiciones son dispares, tal y como quedó de manifiesto en la jornada El bienestar en las firmas de abogados: un paso más hacia la productividad, organizada por Esade y Wolters Kluwer.

Atserias se mostró muy crítico con los despachos, a los que acusó de tomar medidas “100% cosméticas”, sin darse cuenta, explicó, de que no solo se trata de la salud de sus profesionales, sino también de productividad. “En Estados Unidos han cifrado en 25 millones de dólares lo que las firmas dejan de ganar por no cuidar bien a sus empleados”.

Algo más optimista estuvo Paula Fernández-Ochoa, socia de la consultora jurídica MoreThanLaw. En su opinión, en el momento en que los despachos han comprobado cómo el bienestar de los abogados afecta a su rendimiento, han empezado a implementar programas específicos, “y no creo que sean solo cosméticos”.

Sin embargo, el bienes­tar y la salud mental no son solo una materia de la que deban preocuparse las organizaciones. Fernández-Ochoa apunta a la autorresponsabilidad de los trabajadores en su propio cuidado y, en este sentido, cree que el deporte es pieza esencial para el “equilibrio personal”. “Por un lado, es una cuestión biológica, porque libera endorfinas y desata otros procesos internos que nos hacen sentir bien; pero también es positivo a nivel psicológico, porque actúa como distractor de nuestras preo­cupaciones. Nos obliga a concentrarnos en él”, asevera.

En Suecia, de hecho, ya se introduce en algunos contratos de trabajo la cláusula deportiva, que obliga a los trabajadores a la realización de un tiempo determinado de ejercicio físico. Según explica Fernández-Ochoa, en España los despachos van adhiriéndose a esta práctica promoviendo (sin imposiciones) el deporte y los hábitos saludables.

Factores de riesgo

Causas de malestar. La presidenta de la Fundación Wolters Kluwer, Rosalina Díaz, expuso, durante la inauguración de la jornada, los cuatro grandes factores que influyen de forma determinante en el malestar de los letrados. En primer lugar, la permanente disponibilidad que les exigen las firmas y los clientes. En segundo término, la sensación de estar sometidos a un permanente examen, lo que les sume en una constante incertidumbre. Como tercer punto, Díaz señaló el trabajar al dictado del cumplimiento de plazos. Y, por último, “el arma de doble filo que supone la tecnología”; es decir, la permanente conectividad que propicia la digitalización.

Desconexión digital. Otro de los puntos que planteó un profundo debate fue la capacidad del sector legal de asumir el derecho a la desconexión digital de sus profesionales. “¿Es posible? Sí, pero exige una lealtad y un compañerismo entre los competidores que me crea dudas”, apuntó Manel Atserias. Paula Fernández-Ochoa, por su parte, se mostró partidaria, para lograr este objetivo, de evolucionar hacia un funcionamiento “por proyectos” que permita al abogado hacerse responsable de su carga de trabajo y decidir cómo gestiona el tiempo. Otro factor decisivo es la implementación de políticas de uso de los medios tecnológicos y el establecimiento de pautas de relación con los clientes.

Pincha aquí para saber cómo las condiciones de trabajo pueden mejorar la salud mental.

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