Santander admite que ha aumentado el riesgo de un Brexit duro
El banco señala ante la SEC el peligro de una salida sin acuerdo La entidad avanza en el aislamiento del negocio minorista británico
El 29 de marzo de 2019 está grabado a fuego en el calendario de Banco Santander, y del conjunto de la comunidad financiera británica y europea. Es la fecha del Brexit. El banco que preside Ana Botín reconoció la noche del pasado viernes en un documento remitido a la Comisión del Mercado de Valores de EE UU (la SEC, por sus siglas en inglés) que ha aumentado el riesgo de un Brexit duro (sin acuerdo de retirada y sin un periodo transitorio). En el documento, el Santander señala que está adoptando una serie de “iniciativas estratégicas de reestructuración” para llegar lo mejor preparado a esa fecha.
“La actual incertidumbre en el Gobierno y el Parlamento británicos y los limitados progresos en las negociaciones entre Reino Unido y la Unión Europea elevan la posibilidad de que Reino Unido abandone la UE el 29 de marzo de 2019 sin un acuerdo de salida (y el consiguiente período de transición). Tal salto al vacío es probable que cause un impacto significativo en el mercado y la economía”, admite Santander ante la SEC, el regulador estadounidense. Sin duda, la gestión del Brexit será uno de los grandes desafíos que va a encontrar al poco de su llegada al banco el nuevo consejero delegado, Andrea Orcel. Santander tiene en el Reino Unido su tercera mayor fuente de beneficios ordinarios, con el 14% del total a cierre de junio.
La nueva advertencia del Santander, incluida en el capítulo de riesgos, donde las entidades contemplan todas las hipótesis, supone una novedad con respecto al folleto continuado de principios de verano, donde se ponía el énfasis en el avance de las negociaciones.
El banco también repasa el avance de las medidas que está tomando para prepararse para el Brexit. En especial, los pasos en el proceso de delimitación o aislamiento (ring-fencing) del negocio de banca minorista impuesto por los reguladores británicos, que el grupo está cerca de culminar. El plan fue aprobado el 12 de junio. Implica que el negocio minorista quede en manos de Santander UK y su filial Cater Allen, a los que la entidad Abbey National ha transferido la mayor parte de su negocio. El negocio no permitido dentro de la banca minorista se ha transferido a la sucursal londinense de Banco Santander SA, que también ha recibido el traspaso de actividades de banca no minorista de Santander UK. Abbey dejará de operar su sucursal en EE UU y Santander UK traspasará a otra entidad del grupo las filiales de Isla de Man y Jersey.
Santander advierte que llevar a cabo tales medidas en un momento de tanta incertidumbre “puede impactar en las expectativas para una exitosa ejecución” y suponer “una presión adicional para el equipo gestor”.El banco admite “la compejidad del proceso” y añade que el riesgo operacional y de ejecución para la filial británica puede ser significativo. Tal cambio implica por ejemplo la migración de clientes. “No somos capaces de predecir con certeza la reacción de nuestra clientela británica”, explica.