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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Draghi sujeta con fuerza las riendas de una política monetaria que no abandona la prudencia

Los tipos de interés seguirán beneficiando a hogares y empresas y perjudicando los márgenes de la banca

CINCO DÍAS

Más de lo mismo respecto a su mensaje del pasado junio podría ser el resumen del discurso que Mario Draghi dirigió ayer tras finalizar la reunión del BCE. O dicho con su lenguaje como presidente del organismo: la política monetaria europea seguirá guiándose por las tres pes –prudencia, persistencia y paciencia– y mantendrá la hoja de ruta prevista y sin cambios. Al igual que señaló en junio, Draghi reiteró que los tipos de interés no se tocarán al menos hasta el verano de 2019, o incluso puede que más allá, dado que el italiano termina su mandato en octubre y no es descabellado pensar que deje la tarea de elevar el precio del dinero a su sustituto. También el calendario de los programas de compra de deuda se mantendrá sin alteraciones: a partir de septiembre su importe se reducirá a 15.000 millones de euros y en diciembre finalizará.

Las razones de Draghi para mantener bien sujetas las riendas de la política monetaria apuntan a la necesidad de disponer de capacidad de maniobra suficiente en caso de que el clima económico empeore, así como en seguir garantizando el cumplimiento del mandato que tiene el BCE de mantener la inflación en niveles cercanos al 2%. Es cierto que las previsiones de crecimiento a medio plazo son un argumento a favor de esa prudencia, como también la amenaza de una guerra comercial que parece haberse moderado (tras el acuerdo alcanzado entre Jean-Claude Juncker y Donald Trump esta semana) pero que tiene un nivel de volatilidad suficiente como para desestabilizar y aún truncar la todavía frágil recuperación global.

La política de tipos planos de Draghi seguirá beneficiando de momento a los hogares y las empresas no financieras y perjudicando los márgenes de negocio de un sector bancario que afronta además el desafío que supone la irrupción y competencia de las fintech. Pero ese horizonte de continuidad tiene un final anunciado, por lo que es aconsejable comenzar a prepararse para la retirada de unas muletas monetarias que han sido necesarias pero no pueden ni deben ser eternas.

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