Los criadores de cochinilla, a la espera de un empujón europeo
Los criadores canarios de cochinilla no pueden competir con los precios de países iberoamericanos. El Gobierno de Canarias estudia pedir para ellos ayudas europeas.
Fue uno de los productos estrella que Canarias exportaba en el siglo XIX, cuando fue introducida en las islas, y ahora se quiere recuperar. La cochinilla, ese parásito de las tuneras, tenía un gran valor para elaborar colorantes y tintes naturales, pero primero los tintes sintéticos y después la dura competencia de los productores hispanoamericanos, han reducido la producción canaria. “Hoy se están produciendo alrededor de 25 toneladas al año, es muy poco comparado con las 120 de hace 15 o 20 años o las 6.000 de tiempo atrás” señala Lorenzo Pérez, portavoz de la Asociación de Criadores y Exportadores de Cochinilla de Canarias (ACECICAN).
Perú y México son dos de los competidores de los criadores de las islas. Los compradores pueden pagar a los productores americanos “25 o 30 euros menos por kilo fácilmente. Nosotros tenemos unos costes de producción que no pueden competir con países que no pagan seguros o tienen sueldos mucho más bajos” lamenta.
Lorenzo Pérez es el principal artífice de que Europa concediera la Denominación de Origen Protegido para la cochinilla canaria en 2016, un sello de calidad para el único lugar de Europa donde se cría este producto. Conseguido esto, ahora esperan ayudas públicas para que dedicarse a la cochinilla sea rentable. Hace poco obtuvieron del Gobierno de Canarias el compromiso de que se encargará un informe para proponer a la Unión Europea que el cultivo entre en las ayudas del Programa Comunitario de Apoyo a las Producciones Agrarias de Canarias (POSEI). “Bajo un paraguas económico como el POSEI, tendría una viabilidad como lo tienen el tomate o el plátano.
La rentabilidad vendría de tener el coste de producción asegurado con las ayudas de la Comisión Europea” asegura Pérez. “El estudio de mercado que nosotros tenemos dice que producir un kilo de cochinilla sale entre 70 y 80 euros, si pagas seguros, etc. Si las vendemos a 70 y las administraciones nos dieran 35 euros de esos 70 y si una hectárea te da 200 kilos anuales por persona, pues ya es dinero” dice esperanzado Pedro González, presidente de la Cooperativa Agrícola de Guatiza-Mala, en Lanzarote. La isla es, junto a Fuerteventura, donde más ha pervivido la cochinilla, puesto que la falta de agua les impidió pasarse al tomate y al plátano, cultivos que llegaron más tarde al archipiélago.
Sin embargo, González recuerda que la última venta importante por parte de la cooperativa que preside se produjo hace ya 11 años. En esa ocasión, “hubo quien quiso vender lo más caro que pudo el producto, y se lo tuvieron que quedar en las casas”. Desde entonces, lo que se va recogiendo se va almacenando puesto que una vez seca, la cochinilla puede resistir hasta 30 o 40 años.
“Para la gente mayor”, señala González, “es como el oro, de hecho la llaman oro negro. Una especie de colchón que dejar a sus herederos, lo que pasa es que no hay mercado real”. Por eso confían en las ayudas europeas “servirían para atraer a nuevos productores de familias que criaron cochinilla, pero lo dejaron” dice el presidente de ACECICAN.
Casi toda la cochinilla se exporta. En Canarias la compran artesanos como Ulrike Güse, dueña del taller de telas artesanas Ulita Sloom, que se declara enamorada de un producto “asombrosamente sencillo de utilizar. Lo uso por ecología, porque no es nocivo”. Ella está convencida del futuro de la cochinilla porque “estamos en un momento de concienciación muy grande, con una tendencia a volver a lo natural. Se vela por la sostenibilidad de los productos y yo creo que la cochinilla es un producto natural que puede tener salida a nivel industrial porque es muy fiable y muy resistente a la luz” señala. “Y luego esta la industria cosmética y la alimentaria”.
Y es que tradicionalmente el ácido carmínico, el color que da la cochinilla, se ha utilizado como colorante natural para medicamentos, pintalabios y coloretes o alimentos, bajo el nombre de E-120. Todo un amplio mercado que, si se materializa la ayuda europea del POSEI, podría abrirse de nuevo a los productores canarios.