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Bruselas prohibirá los platos y cubiertos de plástico de un solo uso

La CE quiere reducir drásticamente unos residuos que suponen el 85% de la basura del mar La nueva directiva también restringirá el uso de vasos y recipientes de un solo uso

Plásticos apilados en la planta de reciclaje del grupo ALBA en Berlín (Archivo/ EFE)
Plásticos apilados en la planta de reciclaje del grupo ALBA en Berlín (Archivo/ EFE)

Los platos y cubiertos de plástico de un solo uso tienen los días contados. Y el mismo futuro le aguarda a las tradicionales pajitas para sorber tan comunes en verano o a la varilla para remover el mojito y demás cócteles. Todos esos productos de usar y tirar no podrán ser de plástico y deberán fabricarse en materiales sostenibles cuando entre en vigor el proyecto de directiva aprobado este lunes por la Comisión Europea.

Bruselas calcula que la nueva directiva recortará a la mitad el uso de los 10 productos de plástico que más contribuyen a la contaminación marina. Y asegura que evitará un impacto medioambiental que podría suponer un coste de 22.000 millones de euros en 2030. La norma también reducirá las emisiones de CO2 en 3,4 millones de toneladas.

"El plástico puede ser un material fantástico pero debemos utilizarlo de una manera más responsable", ha señalado el vicepresidente de Empleo e Inversión de la CE, Jyrki Katainen, durante la presentación de la directiva en Bruselas. La CE aboga por sustituir el plástico en todos aquellos productos de uso habituales en los que ya existen materiales alternativos.

El también vicepresidente de la CE, Frans Timmermans, ha añadido que "nuestras propuestas reducirán la presencia de plásticos de un solo uso en los supermercados, con la prohibición de algunos artículos y sus sustitución por alternativas más limpias que permitirán a los consumidores seguir usando sus productos favoritos".

La factura del cambiio
Bruselas calcula que los fabricantes afectados por el cambio del plástico a materiales más sostenibles afrontan una factura de unos 2.000 millones de euros.
La gestión del sistema de reutilización de envases (mediante una señal reembolsable del consumidor) puede suponer unos 1.400 millones de euros.
La factura suma otros 510 millones de euros para la gestión de residuos.
Los consumidores, en cambio, pueden esperar ahorros de hasta 6.500 millones de euros, según Bruselas. Sobre todo, porque no se les cargará el coste de unos envases de usar y tirar.

Además de prohibir platos, cubiertos, pajitas, varillas y bastoncitos de algodón, la norma también obligará a los Estados a marcarse objetivos para reducir el consumo de vasos y otros recipientes de plástico de un solo uso. En cuanto a las botellas de plástico, solo se podrán comercializar las que dispongan de un tapón incorporado que no se desprenda.

Para 2025, los Estados deberán garantizar que el 90% de esas botellas de plástico se recogen para su reutilización, lo que anticipa la introducción de sistemas de cobro de una señal reembolsable para alentar al consumidor que devuelva el envase.

Los fabricantes también tendrán nuevas obligaciones porque deberán financiar en parte la gestión y limpieza de los residuos, así como campañas para concienciar al consumidor sobre la necesidad de reducir el número de recipientes de plástico de un solo uso. Y algunos productos, como las compresas o las tollitas húmedas, deberán etiquetarse con información precisa sobre cómo deshacerse de ellos, para evitar que sean arrojados al váter.

Impacto económico

Los plásticos representan ya el 85% de la basura marina, según los datos de la CE. Y el volumen de ese tipo de residuos va en aumento, generando no solo polución sino también contaminando la fauna marina, incluido el pescado que se destina al consumo humano.

La avalancha de residuos, según Bruselas, supone un gigantesco desperdicio de materiales que se podrían reutilizar y una descomunal factura de limpieza en playas y zonas de recreo o turismo. La CE quiere romper el absurdo círculo vicioso de desaprovechamiento y contaminación con una norma que afectará a los 10 productos de plástico desechables más utilizados y que suponen el 70% de la basura marina.

La CE asegura que la prohibición y restricción del plástico tendrá un impacto económico muy favorable para Europa. De entrada, reducirá el consumo de unos productos que se fabrican mayoritariamente en Asia (el 75%), según los datos de la CE.

Las alternativas generan un valor añadido mucho mayor y su generalización, según Bruselas, puede animar a los fabricantes europeos a asumir el liderazgo mundial en un modelo de producción y consumo mucho más sostenible. "Se pueden llegar a crear 30.000 empleos locales", augura la CE.

Aparejos de pesca

La directiva también tendrá impacto en los fabricante de material para el sector pesquero, cuyos aparejos abandonados suponen el 27% de la basura marina. Los fabricantes de artes pesqueras que contengan plástico deberán contribuir financieramente a la limpieza de los residuos que generan. Bruselas calcula que cada año se abandonan o pierden 11.000 toneladas de aparejos que acaban a menudo contaminando la orilla de la costa.

Baleares va por delante

El proyecto de directiva de la CE para prohibir y restringir el uso de ciertos plásticos persigue, además de los objetivos medioambientales, que el mercado no se fragmente con medidas restrictivas a nivel nacional o regional. Algunos países, como Francia, ya han anunciado prohibiciones a partir de 2020.

En España, Baleares es mencionada como una de las pioneras en el documento de trabajo de la CE previo al proyecto legal. La Comunidad balear, según ese informe, prohibirá en 2020 el uso del plástico en productos de consumo de usar y tirar. El mismo año se exigirá el etiquetado de toallitas para intentar evitar que acaben en los inodoros. Y se estudia una norma para obligar a los restaurantes a servir agua del grifo en lugar de embotellada.

Sin embargo, España en general está rezagada en la introducción del reciclaje, con solo el 33% de los residuos frente al 45% de media de la UE, según datos de Eurostat. En bolsas de plástico, se recicla el 70% frente al 100% de Alemania o Bélgica.

El retraso puede salir caro porque la Comisión Europea propuso el pasado 2 de mayo que los Estados contribuyan a la financiación del presupuesto de la UE con una tasa de 0,8 céntimos por cada kilogramo de plástico no reciclado.

La CE espera recaudar con esa tasa 6.600 millones de euros al año, una factura que correría a cuenta de países como Rumanía o Hungría, que recuperan menos del 60% del plástico que consumen, o España, con solo el 70%.

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