Los presidentes de Santander, BBVA y CaixaBank urgen un marco legal para la era digital
Botín: “Somos más abiertos que las grandes tecnológicas” González: "Quien controla los datos, controla el mundo"
Los presidentes de los principales bancos españoles, Ana Botín, de Santander, Francisco González, de BBVA, y Jorge Gual, de CaixaBank, coincidieron ayer en reclamar una nueva
regulación global que permita beneficiar a la sociedad de las posibilidades
de la era digital. Los tres banqueros, como el resto de las entidades financieras nacionales, llevan tiempo pidiendo este marco legislativo que, entienden, les diferenciaría de las grandes tecnológicas, que ahora, según el sector, podrían hacer ciertas operaciones ahora propias de la banca con unas menores exigencias.
“Vivimos una revolución sin precedentes que puede crear una era de bienestar sin igual si avanzamos en una nueva arquitectura legal”, declaró González en Bruselas. Botín, por su parte, insistió en que “todas las plataformas que estamos aquí hoy (bancarias), somos más abiertas que las grandes tecnológicas”. Ambos banqueros, junto a Gual, participaron ayer en una reunión del Instituto de Finanzas Internacionales en Bruselas. La presidenta del principal banco español añadió en ese mismo foro, que “la transformación digital no es una opción, debe ser el objetivo de todos. En Europa, debemos definir los nuevos límites y qué cosas harán nuestras economías competitivas durante la próxima década. Debemos pensar bien cuáles serán las reglas de la economía digital”.
Y agregó que Europa se encuentra por detrás de Estados Unidos y China al no contar con un mercado único de servicios, si bien se ha confesado “proeuropea y muy optimista con lo que Europa puede hacer”.
“Ahora mismo está por detrás de China y Estados Unidos en algunos ámbitos: en Europa no hay un mercado único de servicios. Cuando creamos algo, tenemos que adaptarlo país a país y esto tiene mucho que ver con la regulación bancaria y cómo se implementa”, afirmó la banquera.
La presidenta de Banco Santander declaró que no le importa “la competencia, incluso la de las tecnológicas”, pero subrayó que “tiene que ser una competencia justa”. “Necesitamos urgentemente un marco legal europeo para los datos que nos regule a todos por igual. No importa quién eres, sino lo que haces. Actualmente no hay unas reglas de juego uniformes. Al final acaba afectando al consumidor”, señaló.
González recalcó que “el control sobre los datos que hoy tienen los gigantesde la red” o casos como el de Facebook y la filtración masiva de su información a Cambridge Analytica “revelan la necesidad de nuevas normas. Quien controla los datos, controla el mundo”, afirmó, para a continuación añadir que si no se modifica la legislación, “gran parte de la riqueza que se va a crear se va a concentrar en muy pocas manos y eso es muy negativo para la sociedad en su conjunto”.
En opinión del banquero, la regulación digital actual “a menudo tiene enfoques divergentes entre sectores, en temas críticos como ciberseguridad, infraestructuras en la nube, privacidad de datos e inteligencia artificial.Por todo ello, es necesario crear organismos globales encargados de definir unos principios comunes”, subrayó.
Jordi Gual, por su parte, reclamó la igualdad de condiciones para la banca respecto a las fintech. “Con los mismos servicios y el mismo riesgo debe exigirse las mismas normas”.
El presidente de CaixaBank también habló en dicho encuentro sobre la supervisión europea, llevada a cabo por el Mecanismo Único de Supervisión (MUS), brazo bancario del BCE. Gual, así, defendió el “excelente” trabajo llevado a cabo por el MUS “en muy poco tiempo”. Pero reclamó como urgente “llevar a cabo la unión bancaria”.
En ese sentido, se deben dar más pasos para completar la unión, sobre todo el Sistema Europeo de Garantía de Depósitos (SEGD) y el marco de resolución.
Tener un sistema bancario plenamente integrado dentro de Europa es la mejor manera de proporcionar un mecanismo de distribución del riesgo del sector privado, recalcó en su intervención.
Gual defiende tener un supervisor integrado en Europa. “En nuestro caso, la adquisición transnacional de BPI (su filial portuguesa adquirida el pasado año)está siendo más sencilla de gestionar gracias al hecho de que hay un solo supervisor que coordina la supervisión de las dos entidades relevantes”, explicó. Pese a ello, reclamó que “podríamos beneficiarnos de una mayor reducción de los impedimentos para la banca transfronteriza. Las fusiones bancarias son bastante complejas. El proceso no es simple”. Entre otros impedimentos y barreras, aún desempeñan un papel la falta de armonización, los intereses nacionales y los acuerdos con condiciones restrictivas de capital y liquidez dentro de las jurisdicciones de cada país.