España secunda la propuesta de un fondo europeo de garantía de depósitos en varias fases
Escolano apoya la idea de la CE de una primera etapa sin compartir riesgos El ministerio de Economía fija la posición de España para la reforma de la zona euro
España se resigna a que la Unión bancaria siga incompleta durante mucho tiempo y se conformaría con que la próxima cumbre del euro, en junio, fije un largo calendario transitorio con una fecha final para la culminación del proyecto de integración iniciado en 2012.
La posición española ha quedado fijada en un documento del Ministerio de Economía, publicado este lunes como contribución a la reforma de la zona euro que bajo impulso franco-alemán se espera pactar en la cita de junio.
El gobierno español se suma a la inevitable tendencia hacia una reforma limitada a los puntos más urgentes, entre los que se concede "carácter prioritario" a la creación de un sistema europeo de garantía de depósitos.
La Comisión Europea había fijado inicialmente 2024 como el año indicado para completar la Unión con fondo europeo de garantía de depósitos, la última pieza que falta. Pero ante la resistencia de la canciller de Alemania, Angela Merkel, a dar ese paso, el organismo comunitario aplazó el año pasado sine die la creación de ese fondo y planteó como alternativa el establecimiento de un sistema de reaseguro, con préstamos reembolsables en caso de que una crisis financiera desborde la capacidad de respuesta de algún socio de la zona euro.
El documento del nuevo ministro español, Román Escolano, se suma en cierto modo a la posición de la CE y secunda la creación de un sistema de garantía de depósitos en varias fases. En la primera etapa, señala el documento, "debería aplicarse sin dilación la primera fase de reaseguro, que no implica compartir riesgos". En esa fase, según la propuesta de la CE, el fondo se limitaría a socorrer al país en dificultades, pero no asumiría ningún riesgo.
España, sin embargo, no considera aceptable que esa fase transitoria se prolongue indefinidamente, como planteaba la Comisión. El departamento de Escolano reclama una fecha precisa para el establecimiento de un verdadero sistema europeo de garantía de depósitos. Y aboga por una incorporación selectiva y progresiva de los socios a ese sistema en función de las herramientas de mitigación de riesgos que hayan adoptado.
La propuesta española supeditaría la incorporación a la última fase de la Unión bancaria a unos criterios de ingreso, como ya ocurrió en su día con la incorporación a la zona euro. El modelo español pondría en dificultades, con toda probabilidad, a Italia, país que con más de 300.000 millones de euros en préstamos morosos en los balances bancarios causa pavor a Alemania y a otros países del norte.
España defiende que la cumbre de junio fije ya los criterios de selección, así como la fecha futura en que la Unión bancaria quedaría completa. El Gobierno español cree que, a largo plazo, todos los socios de la zona euro se incorporarán a la Unión, bien porque aceleren la limpieza de los balances bancarios porque las nuevas normas sobre provisiones y la propia madurez de los préstamos terminará eliminando el lastre de morosidad acumulado durante la crisis.
En todo caso, añade el documento, la contribución de cada banco al fondo europeo se fijaría en función de su nivel de risgo. "Esto solventaría de manera eficiente algunos debates en materia de reducción de riesgos, al tiempo que preservaría los incentivos de las autoridades para mejorar sus respectivos marcos nacionales", pronostica el texto Economía.
Fondo anticrisis
El documento de Escolano también resalta la necesidad de crear "una capacidad de estabilización" que permita a la zona euro absorber perturbaciones económicas tan graves como las sufridas por algunos países, entre ellos España, durante la reciente crisis.
España propone la creación de dos líneas de defensa. Por un lado, un fondo anticrisis acumulado en tiempos de bonanza y que ayudaría a "financiar los gastos asociados con el impacto de una perturbación severa".
El apoyo, según la iniciativa española, debería ser "automático y temporal", y con criterios de elegibilidad fijados de antemano. El Gobierno sugiere que se utilice como baremo de acceso los indicadores de competitividad y de comportamiento fiscal. La propuesta de la Comisión, que se espera en mayo, apunta sin embargo a un fondo anticrisis basado exclusivamente en la tasa de paro.
El fondo anticrisis, reconoce España, solo sería útil en caso de crisis asimétricas que afectasen a un reducido número de países. Por eso plantea un segundo cortafuegos consistente préstamos a partir del Banco Europeo de Inversiones, con una alta capacidad de apalancamiento como ha ocurrido con el llamado plan Juncker (para movilizar 315.000 millones de euros de inversión pública y privada en tres años).
El Gobierno considera que la secuencia de estas reformas es clave para el éxito de la consolidación de la zona euro. En el corto plazo, señala el documento, debe darse prioridad a la unión bancaria. "Y posteriormente una mayor unión económica allanará el camino para nuevos instrumentos fiscales".
España confía en que la progresiva integración disipará las dudas y temores de países como Alemania, Holanda y Finlandia y abrirá el camino hacia instrumentos como un presupuesto común o la emisión de eurobonos. La reciente crisis ha mostrado, sin embargo, que la confianza norte-sur no solo no mejora sino que va a peor. Y que la integración definitiva de la zona euro puede tardar décadas en llegar si una nueva crisis no se la lleva antes por delante como teme el presidente francés, Emmanuel Macron.