Merkel y Macron ponen los cimientos para la reforma de la zona euro
Los dos líderes reconocen sus diferencias pero prometen un "compromiso" en junio París reclama mayor convergencia y Berlín pide más disciplina fiscal y competitividad
Objetivo: relanzar y reorganizar la Unión Europea y, en particular, la zona euro. Plazo: la cumbre europea del próximo mes de junio. Protagonistas y principales responsables del éxito o del fracaso: la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron. Ambos han asumido este jueves han asumido en Berlín el reto limar sus diferencias y presentar un proyecto común al resto de socios comunitarios en materias tan decisivas como la unión monetaria, la unión bancaria, emigración, asilo, relaciones exteriores, defensa y mercado digital.
Los dos se proponen, además, proundizar su relación bilateral con una revisión del Tratado del Elíseo que sirva de base para una integración más profunda de los socios europeos que lo deseen en materias como impuestos de empresas o política de asilo.
"El trabajo no falta, pero la voluntad tampoco", ha asegurado Macron momentos antes de iniciar la primera de las reuniones que mantendrá con Merkel para llegar al prometido acuerdo entre Berlín y París. "De aquí al mes de junio tomaremos decisiones importantes para preparar las respuestas a los grande desafíos de Europa", ha corroborado la canciller.
Pero Merkel, siempre con los pies de plomo en el suelo, también ha advertido que las dos principales capitales de la UE afrontan el futuro de Europa desde perspectivas muy distintas, cuando no contradictorias. Berlín reclama más disciplina fiscal y un impulso a la competitividad como vías para garantizar la supervivencia del euro. París asegura que la unión monetaria se hundirá de manera irremisible si no se logra la convergencia económica entre sus 19 socios actuales, cuyas disparidades se han agrandado durante la reciente crisis.
"Por supuesto, a veces tenemos puntos de partida diferentes pero hace falta cambiar impresiones de manera franca para llegar a un compromiso", señaló Merkel durante la comparecencia previa a la reunión con Macron, celebrada en el Humboldt Forum, un proyecto arquitectónico que pretende reproducir el Palacio de Berlín, edificio del siglo XIX destruido por los bombardeos de la II Guerra Mundial.
El proyecto, valorado en casi 600 millones de euros y asignado al arquitecto italiano Franco Stella, no se concluirá hasta finales de 2019. Y los andamios de las obras atravesadas por Merkel y Macron se prestaron a la inevitable analogía sobre la reconstrucción de la zona euro a la que aspiran ambos mandatarios.
Merkel se mostró convencida de que el nuevo impulso es imprescindible porque la paz lograda desde 1945 ya no basta para justificar ante las nuevas generaciones la estructura de la UE. "Esta refundación, esta reorganización, debe ir más allá de la paz", señaló la canciller. "Debemos demostrar que se puede lograr la prosperidad".
Macron va más lejos y duda de que el euro pueda continuar si no se supera la brecha económica que ha abierto la crisis entre los países que salieron indemnes o beneficiados, como Alemania y Holanda, o los que han sufrido una grave caída del PIB per cápita, como Italia o España. "Ninguna unión monetaria sobrevive si no hay elementos de convergencia", advirtió el presidente francés.
El acuerdo en el diagnóstico parece logrado, pero Berlín y París deben ahora limar sus serias diferencias sobre la solución. Y apenas disponen de dos meses para lograrlo y convencer luego al resto de miembros de la Unión monetaria.
La propuesta definitiva se espera para mediados de junio. El 19 de ese mes, los gobiernos de ambos países celebrarán en Berlín un consejo de ministros conjunto en el que esperan fraguar un acuerdo que trasladará a la cumbre europea de junio
Los resultados de esa cumbre pueden marcar el resurgir del eje franco-alemán o condenarlo a un ocaso inquietante para toda la UE. De momento, París y Berlín parecen de acuerdo en dotar a la unión bancaria de un respaldo al Fondo de Resolución, el encargado de intervenciones como la del banco Popular en España. Ese respaldo con toda probabilidad correrá a cargo del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE).
Las diferencias son mayores en relación con los instrumentos anticrisis. Macron desea un presupuesto común que facilite la convergencia en el seno de la zona euro. Merkel se conforma con un fondo que solo se active en caso de caída de la inversión en algún país.
Ambos coinciden en que los mecanismos actuales resultan claramente insuficientes. "Compartimos la convicción de que la zona euro no es suficientemente fuerte para afrontar las crisis", admitió la canciller.
Pero Merkel se aferra a los instrumentos creados durante el pasado batacazo, como el MEDE (que quiere rebautizar como Fondo Monetario Europeo), mientras que Macron considera imprescindibles fórmulas mucho más ambiciosas. "Debemos rearticular mejor responsabilidad y solidaridad dentro de la Unión monetaria", pidió el francés. A la búsqueda de ese equilibrio dedicarán ambos líderes las próximas semanas.