Presupuestos: Que no falte de nada
No se entiende, si no es por razones puramente políticas, que el PSOE no apoye estas cuentas tan socialdemócratas
La presentación del proyecto de Presupuestos para 2018 insiste en que su principal prioridad es el gasto social. Hasta el punto de que se afirma que son los “presupuestos más sociales de la historia”. Sin arriesgarme a afirmaciones tan categóricas, sí que creo que, desde el punto de vista del gasto social, difícilmente se podía llegar más allá en la actual situación económica. Si en relación con los Presupuestos de 2016 pude decir, en estas mismas páginas, que desprendían un “leve aroma socialdemócrata”, ahora ese aroma es intenso y penetrante. Cautivo y desarmado el ejército liberal, la socialdemocracia impera ya en nuestra política económica de manera arrogante. No se entiende muy bien, si no es por razones puramente políticas, que el Partido Socialista no apoye estos presupuestos.
La subida de las pensiones más bajas, la mejora de las de viudedad, la creación de nuevos “cheques sociales” (de natalidad y de guardería) y la ampliación de los familiares para cónyuges con discapacidad y, sobre todo, los incrementos retributivos de los funcionarios y la aprobación de una tasa de reposición del 108% (bien que condicionada a que las Administraciones cumplan los objetivos de déficit, deuda y regla de gasto) ponen de manifiesto que apenas bajadas las aguas y pudiendo respirar mejor, volvemos a lanzarnos a políticas de gasto cuanto menos discutibles en su oportunidad y alcance.
Si a todo ello unimos la ampliación del permiso de paternidad a cinco semanas, la mejora en la dotación de las becas estudiantiles, la mayor dotación a las Comunidades Autónomas para los servicios públicos fundamentales y la permisión de inversiones municipales con cargo al superávit presupuestario (me niego a incluir entre las medidas sociales la rebaja del IVA del cine), el panorama socialdemócrata es incontestable.
La recaudación tributaria va a crecer un 6% y el ajuste del gasto, que sigue siendo imprescindible, ni aparece. Y por supuesto, revertir el hachazo fiscal que so pretexto de la urgencia de la crisis se propinó a los ciudadanos, ni pensarlo. Lo dicho: alegría, y que no falte de nada.
Federico Durán es catedrático de Derecho del Trabajo y consejero de Garrigues