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Bankia: muerte y resurrección del ave fénix de la banca

La entidad ha sido símbolo de la crisis y del rescate financiero a España Su saneamiento y privatización pueden demostrar que el sector pasado página

Sede de Bankia, en Madrid.
Sede de Bankia, en Madrid.Pablo Monge

Aunque algunas de las cajas que la fundaron ya tenían décadas cuando nació Cinco Días, hace ahora 40 años, la de Bankia es la historia de la última crisis económica. La entidad se creó para escapar del estallido de la burbuja inmobiliaria; su caída y rescate simbolizaron el momento más crítico para España y la esperanza está puesta ahora en que su saneamiento y privatización demuestren que se ha pasado página.

Bankia, el banco a través del que operaría el sistema institucional de protección (SIP) formado por Caja Madrid, Bancaja, Caja de Canarias, Caja de Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia y Caja Rioja, comenzó a operar el 1 de enero de 2011 con Rodrigo Rato al timón. Siete meses después salió a Bolsa en una operación que se consideró capital para la supervivencia del sector de cajas. Su fracaso demostró el axioma.

La entidad cayó en mayo de 2012. Requirió 22.500 millones en ayudas públicas y acabó propiciando la petición a Europa de un rescate financiero para España que puso fin al modelo de cajas como tal y como se conocía. El descalabro de Bankia fue también el de Rato, condenado por las tarjetas black junto a decenas de ex altos cargos de la firma y a punto de sentarse ahora en el banquillo por la salida a Bolsa.

Pero, como el ave fénix, la de Ban­kia es también una historia de resurrección. Al asumir la gestión de la firma, en mayo de 2012, José Ignacio Goirigolzarri se propuso crear un nuevo referente de la banca española con las cenizas que heredaba.

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Tras una dura reestructuración, la entidad volvía al Ibex 35 un año después, cuando también recuperaba los beneficios. En 2014, el Estado logró vender un 7,5% del capital, recuperando 1.304 millones de las ayudas públicas prestadas, cifra que ha ido aumentando con los repartos de dividendos iniciados en 2015 y con la venta de otro paquete, por 818 millones, en 2017.

Por el camino ha reintegrado a los minoristas el dinero de su debut bursátil y ha relanzado su actividad comercial, distinguiéndose del sector privado al devolver todo lo cobrado por cláusulas suelo.

En 2017 absorbió la también nacionalizada BMN para aumentar el valor conjunto de cara a la privatización que deben acometer antes de 2020, y con la que se espera dejar atrás a la página más negra de la crisis bancaria española.

La mira puesta en el futuro

Pública. Bankia es ya el cuarto banco del país en un sistema financiero del que pocos vestigios quedan de las decenas de cajas de ahorros que operaban, incluyendo sus siete fundadoras. Bankia, cuyo 60% aún está en manos del Estado, acaba de presentar un nuevo plan estratégico de 2018 a 2020, para cuando debe estar privatizada.

El plan. Bankia se ha propuesto repartir 2.500 millones de euros en dividendos hasta 2020, periodo en el que, libre ya de las ataduras impuestas por Bruselas tras el rescate, aspira a normalizar su actividad con más créditos al consumo, promotores y empresas. Y, aunque su peor carga de ladrillo descansa en el banco malo (Sareb), Bankia seguirá limpiando su balance.

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