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La tormenta perfecta de IAG: del infierno al cielo

Una fusión que rompió moldes y transformó a Iberia en un ave fénix para afrontar un mercado muy competitivo y con muchos desafíos

Flota de Iberia.
Flota de Iberia.Efe

Afinales de los setenta, cuando Cinco Días va a imprenta por primera vez, Iberia llevaba más de medio siglo volando como la aerolínea bandera de España. Una etapa en la que "la atención al cliente es prioritaria; lanzamos servicios pioneros en Europa, como el Puente Aéreo Madrid-Barcelona, Inforiberia (hoy Serviberia) y los aeropuertos se inundan de chaquetas rojas, para atender las incidencias", recuerdan fuentes de la compañía.

En los noventa comienza la liberalización del transporte aéreo en Europa, que resulta "clave para la historia de la aviación comercial: nacen Iberia Plus e Iberia.com, al tiempo que la compañía se integra en la alianza Oneworld", añaden a modo de resumen, y con el cambio de siglo, "Iberia se privatiza, empieza a cotizar en Bolsa, se traslada a la T4 del aeropuerto de Madrid y se fusiona con British Airways para formar el grupo IAG".

En enero de 2011 la fusión se produce en un contexto adverso y no es bien percibida. El sector aéreo está en crisis; el precio del combustible, por las nubes; Iberia, al borde la quiebra, con una plantilla en pie de guerra, una flota anticuada y una imagen desacreditada; la irrupción de las low cost provoca un cambio en el mercado y en la forma de viajar y, por si fuera poco, España entraría en una grave recesión.

La tormenta perfecta para afrontar la mayor transformación de su historia y sobrevivir. Hoy, siete años después, Iberia es una compañía "rentable, más moderna, dinámica y eficiente". Un camino difícil, traumático, con una reestructuración a fondo y una estrategia enfocada en dos objetivos claves: el cliente y la rentabilidad.

El plan de futuro daba frutos y en 2014, tras seis años de pérdidas, Iberia volvía a beneficios. Una renovación por dentro y por fuera.

Una imagen de otro tiempo: un Dragon Rapid de Iberia operando en Cuatro Vientos.
Una imagen de otro tiempo: un Dragon Rapid de Iberia operando en Cuatro Vientos.

Iberia acaba de remozar su imagen de marca, ha estrenado más rutas que nunca –Medellín, Tokio, Shan­ghái, San Francisco, Managua...– y recuperado otras que tuvo que suspender –Santo Domingo, Montevideo, Johannesburgo o San Juan de Puerto Rico–, ha aumentado frecuencias, ha renovado parte de su flota de largo radio con un pedido de 35 aviones Airbus A330 y A350 y ha conseguido posicionarse como la aerolínea más puntual del mundo en 2016 y 2017.

El grupo en cifras

IAG (Iberia, British Airways, Vueling, Aer Lingus y Level) registró un beneficio neto de 2.021 millones en 2017 (un 3,5% más que en 2016) e ingresos de 22.972 millones (+1,8%).

Iberia tuvo unos ingresos de 4.851 millones (un 5,8% más que en 2016) y un beneficio operativo antes de extraordinarios de 376 millones (+38,7%).

Cuenta con 600 vuelos diarios, 124 destinos en 48 países, 135 aviones, 22,6 millones de pasajeros y 16.283 empleados.

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