El origen del 'fast fashion'
INDUSTRIA TEXTIL: de los grandes almacenes a las redes sociales
El porcentaje de gasto que los españoles dedican al vestido y calzado ha disminuido a marchas forzadas en las últimas décadas. Según el INE, mientras que hace 10 años se dedicaba el 9% del presupuesto familiar a esta categoría, en 2016, la cantidad se vio reducida al 5%. Lejos de manifestar una pérdida de interés por parte de la población, estas cifras ilustran justo lo contrario: la democratización de la moda que se ha producido en las últimas décadas.
El consultor y profesor de ISEM Fashion Business School Luis Arias explica que, a pesar de que los españoles gastan menos que antes en moda, compran más ropa que nunca debido a la bajada de precios del sector. Un fenómeno que comenzó hace 15 años, con la apertura del mercado asiático a los mercados europeos, y se consolidó durante los años de crisis. "No se le puede pedir a la gente que no tiene trabajo o que tiene un salario bajo que compre un producto caro", reivindica el experto.
El fast fashion ha colocado a España en el podio de la industria textil, junto a Francia, que reina en el lujo, y a Italia, a la cabeza de las marcas prémium. Puede que la democratización de la moda sea la transformación más sonada de los últimos tiempos, pero no es la única.
En los ochenta, la gran novedad fue la transición de las tiendas multimarca y los grandes almacenes, que representaban un 70% de las ventas en ese momento, a los establecimientos propios. En 1984, Mango abría su primera tienda en el paseo de Gracia de Barcelona. Ese mismo año, el grupo Cortefiel daba un gran salto con la creación de la marca de sastrería masculina Milano y, cuatro años más tarde, consolidaba su crecimiento con Springfield y una moda más juvenil. "Las cadenas surgen de la necesidad de cuidar un poco más el concepto de marca; estas daban pie a una interpretación más personal de la moda, donde no se insiste tanto en la marca en sí, sino en el concepto y en la propia tienda", señala Arias.
En un primer momento, las calles de las ciudades acogieron estos nuevos formatos pero, poco a poco, los centros comerciales comenzaron también a tomar fuerza. El Baricentro (en la provincia de Barcelona), que abrió en 1980, fue el primero de España. Tres años más tarde se inauguró La Vaguada en Madrid, aunque estas propuestas no se consolidaron hasta los noventa.
Si en los ochenta se asentaron las tiendas propias y en los noventa, los centros comerciales, el canal online inauguró el principio de siglo. Mango, que contaba con página web desde 1996, y Women'secret fueron las pioneras y lanzaron su servicio de ecommerce en el año 2000. Actualmente, es difícil concebir una marca sin redes sociales.
Las desventajas de la democratización de la moda
Ha desembocado en una sustitución de la confección nacional por la producción en lejanía, que tomó fuerza a principios de los 2000, en especial en países asiáticos como China o Bangladés.
"Las marcas, con la aprobación de los consumidores, han hecho desaparecer muchos detalles de las prendas para rebajar los precios", explica el consultor Luis Arias.