Preocupación en Fomento y DCN ante el nuevo retraso en la Operación Chamartín
La aprobación del plan lleva casi dos meses de demora Las causas están en el gran tamaño del proyecto y las disensiones en Ahora Madrid
La conocida como Operación Chamartín, el mayor desarrollo urbanístico al norte de Madrid, vuelve a generar inquietud entre las diferentes partes implicadas. A pesar del consenso político entre Administraciones para llevarlo a cabo, el nuevo problema para el macroproyecto es la demora de la aprobación por parte Ayuntamiento de Madrid respecto al calendario acordado en verano. Fomento, no deja de presionar: “Esperamos que se cumplan los compromisos sobre un desarrollo que apreciamos como palanca de crecimiento económico”, reclama entre bastidores un alto cargo del Ministerio. El propio ministro, Íñigo de la Serna ha sido explícito al respecto en sus últimas intervenciones en público: "Esperamos la inminente aprobación", ha sentenciado.
La batalla en el seno del equipo de Gobierno municipal de Ahora Madrid está siendo apuntada por distintas fuentes como un factor que estaría retrasando aún más la autorización. Mientras, la legislatura corre hacia su límite en mayo de 2019.
“Estamos preocupados por el retraso en la aprobación inicial. Por nuestra parte, estamos listos para empezar ya”, reconocen fuentes de Distrito Castellana Norte (DCN), la empresa promotora del desarrollo participada por BBVA (75% del capital) y Grupo San José (25%).
Tras la aprobación inicial aún faltarían numerosos trámites y hay Elecciones locales en poco más de un año
En julio del año pasado, tras haber tumbado el anterior proyecto de la exalcaldesa Ana Botella (PP) y de la citada promotora, el equipo de Manuela Carmena llegó a un acuerdo con Fomento y una de sus empresas, Adif, propietario de gran parte de los terrenos de ese ámbito urbano, para relanzar un nuevo desarrollo bautizado como Madrid Nuevo Norte.
Según lo pactado y anunciado por las partes, el Consistorio debería haber dado el plácet inicial en diciembre a la modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), en el que se rebaja la edificabilidad y se pasa la competencia del desarrollo del ámbito privado a la Administración municipal. Aquí es donde se ha producido el cuello de botella. Las fuentes consultadas hablan de una gestión lenta por parte de los técnicos municipales ante la magnitud y complejidad del proyecto. “Habitualmente hay mucho retraso en el área de urbanismo”, lamenta un concejal de la oposición.
El retraso acumulado, ya de dos meses, inquieta a las partes porque el proceso de aprobación es muy largo y resta poca legislatura. El Consistorio debe presentar numerosos informes favorables de distintos organismos, pasar el periodo público de alegaciones y obtener el visto bueno de los partidos en el Pleno municipal. Este se elevaría al consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid, presidida por la popular Cristina Cifuentes, en busca del permiso definitivo.
Roces
Las fisuras en el equipo de la alcaldesa Manuela Carmena tampoco favorecen la premura, según distintas fuentes, ya que siete concejales de Ahora Madrid —los de IU y Anticapitalistas— se oponen al proyecto. Sin embargo, otros conocedores del proceso indican que Carmena da por descontado el voto en contra de esos díscolos, innecesarios para obtener la luz verde ante la previsión de que PP, PSOE y Ciudadanos voten a favor.
El Consistorio debería haber dado el plácet inicial en diciembre a la modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana
El último encontronazo con esos ediles de Ganemos se produjo el viernes, cuando estos aseguraron que no conocían el borrador de Presupuestos sometido a la opinión del PSOE.
Contactada por este periódico, por teléfono y correo electrónico, el área de Desarrollo Urbano Sostenible del Ayuntamiento no contestó a la petición de información sobre el momento que atraviesa Madrid Nuevo Norte.
De la operación también depende una importante inyección de capital para Adif, pendiente de más de 1.200 millones por los derechos de los terrenos junto a la estación de Chamartín. De hecho, la remodelación de esta última como centro neurálgico del AVE, con la próxima apertura de la conexión subterránea con Atocha, depende en buena parte de que el megaproyecto urbanístico salga adelante. Allí está prevista la construcción de 10.800 viviendas y un gran centro de negocios.
El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, ha elevado en las últimas fechas la presión sobre el Ayuntamiento madrileño. En sus últimas intervenciones suele dejar espacio para este asunto, asegurando que su aprobación es inminente o que “esta es la última oportunidad para sacar adelante un proyecto beneficioso para la ciudad y el país”.
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