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Tribuna
Columna
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Ríos de tinta sobre las criptodivisas

El autor asegura que son un revolucionario sistema de pago que a muchos ha costado tomarse en serio en un principio porque no se trata de monedas emitidas por ningún gobierno o banco central

Juan José Juega Cuesta, auditor de cuentas, administrador concursal, socio de EUDITA.
Juan José Juega Cuesta, auditor de cuentas, administrador concursal, socio de EUDITA.
CINCO DÍAS

Ríos de tinta se vienen vertiendo sobre las criptodivisas como inversión, puesto que han hecho en poco tiempo ricos a muchos y sentir pobres a muchos más, aunque realmente de lo que se trata es de un revolucionario sistema de pago que a muchos ha costado tomarse en serio en un principio porque no se trata de monedas emitidas por ningún gobierno o banco central. Esta es una de las características que según los expertos le dota de un valor especial, pues al estar limitada su disponibilidad, en el caso de bitcóin a 21 millones de unidades, no puede ser devaluada al emitirse sin control, como viene sucediendo desde que se abandonó el respaldo del patrón oro de las divisas convencionales, germen de la última crisis de la que seguimos intentando recuperarnos.

Otras características de estas nuevas transacciones son el bajo coste de intermediación, la velocidad y la posibilidad de operar desde el anonimato. Las dos primeras han puesto en evidencia al sistema financiero convencional, que se ha visto obligado a ofrecer sus servicios un poco más adaptados a las posibilidades tecnológicas actuales, por ejemplo ofreciendo transferencias gratuitas y casi instantáneas entre entidades financieras europeas desde el pasado mes de noviembre para transacciones de hasta 15.000 euros.

La opción de poder realizar transacciones sin desvelar los datos personales es una cuestión que analizada un poco más allá de las habituales críticas por haber proporcionado un medio clandestino para realizar actividades ilícitas, aunque no se ha podido demostrar que poco más del 1% de las operaciones estén vinculadas con actividades irregulares, también nos han proporcionado a los ciudadanos de a pie una alternativa para protegernos de los ciberataques convencionales a nuestras cuentas bancarias.

También se convierte en una alternativa para los ciudadanos de gobiernos con políticas monetarias convulsas como Venezuela, que encuentran difícil planificar su vida más allá del día a día, puesto que las brutales devaluaciones de su moneda nacional combinada con las limitadas posibilidades de adquirir divisa extranjera, hacen muy difícil el alcanzar un ahorro que mantenga su valor o poder adquisitivo.

Si bien es completamente comprensible la prudencia de la sociedad ante esta nueva tecnología que promete mucho en poco tiempo, su imagen se ha visto dañada por fraudes como la falsa criptomoneda valenciana “únete” que terminó siendo una estafa piramidal que afectó a inversores en 78 países, tampoco estaría exento de riesgo uno de los billetes que más circula actualmente en el mundo, el de 100 dólares americanos, uno de los más falsificados con enorme éxito, siendo el caso más llamativo el del denominado “superdólar norcoreano”, una copia tan perfecta de este billete que únicamente puede ser diferenciada del auténtico por los bancos de la Reserva federal, y que ha sido creado según el Servicio de Investigaciones del Congreso de EE UU por Corea del Norte como vía de financiación ilegal.

Por tanto, llegamos a un momento en el que se nos da la oportunidad de cercar estas actividades, así pues la base tecnológica sobre la que se sustentan las criptomonedas, denominada blockchain o cadena de bloques, nos ha abierto las puertas a una nueva herramienta de transmisión de valor entre dos intervinientes, mediante la validación de operaciones quedando perfectamente registradas e inalterables, puesto que al ser un sistema descentralizado y cifrado en miles de equipos informáticos, todos ellos tendrían que ser comprometidos al mismo tiempo por un ciberdelincuente para su manipulación.

A partir de ahora, la seguridad de nuestros ahorros dependerá más de nuestra propia diligencia, es decir del modo en que custodiemos las claves de acceso a nuestras criptodivisas, ya que será la única manera de acceder a ellas y no existirán puertas traseras ni ningún hacker podrá rescatarlas. Aunque no se maneje el dato concreto de usuarios a nivel mundial de criptomonedas, se aproximaban a 2,9 millones de personas en el mundo a mediados de 2017, queda claro el amplísimo horizonte de expansión que tiene por delante. En nuestro país dejó de ser una actividad minoritaria y alegal desde el año 2015 y su fiscalización está perfectamente definida respecto al IVA con relación a las compras y al IRPF como inversión. Concretamente en el Plan de control Tributario de 2018 la AEAT pone el foco sobre el “control de los nuevos modelos de negocio por internet y el uso de criptomonedas” para mantener una especial observación sobre su uso potencial y como un elemento que ha llegado para quedarse.

Contra la corrupción

Esta operativa de registro contable que conserva las transacciones en múltiples ordenadores al mismo tiempo (contabilidad distribuida) se ha revelado como un gran aliado para luchar contra la corrupción, puesto que BIEN APLICADA impide las operaciones opacas o pagos bajo cuerda, en los que no se conozca el destino o momento de los mismos. Estas funcionalidades inéditas en los sistemas convencionales vienen contribuyendo a la prevención del fraude tanto en donaciones o contribuciones a proyectos de cooperación internacional en países donde la corrupción es endémica. Ahora se dispone de un medio que no permite que se eliminen los registros, tampoco duplicidades de pagos además de advertir de cualquier intento de registro de la información, características que facilitan enormemente la auditoría de todas las operaciones.

Por estos motivos, las principales auditoras de este país ya hemos previsto una implementación masiva de las funcionalidades de la cadena de bloques o contabilidad distribuida, tanto a nivel financiero como operativo, que supondrá un salto cualitativo tanto en su capacidad de gestión y control internos, como para revolucionar la naturaleza de los servicios que prestan.

Respecto a las verificaciones que practicamos los auditores para determinar si la información económico-financiera refleja la imagen fiel de las empresas o entes públicos nos permiten realizar comprobaciones de manera más automática y “menos intrusiva” en las organizaciones, además de poder disponer de soporte de comprobación fiable en determinadas áreas en las que antes no existía. No hay que olvidar que esta tecnología ya se puede aplicar a áreas como gestión de stocks, validez contractual, cadena de suministros, certificación de veracidad documental entre muchas otras, lo que nos permite actualizar nuestros procedimientos de auditoría convencional y de comprobación de transparencia en el sector público.

Este innovador sistema de base que permite validar transacciones a los usuarios de manera autónoma y casi instantánea, ya está derivando en muchísimas aplicaciones que permiten y permitirán ahorrar muchos recursos, tiempo y especialmente intermediarios en todo tipo de trámites, en particular aquellos que “no aporten valor” en las operaciones. Numerosos servicios de intermediación como gestores, abogados procuradores se han puesto en guardia en este sentido, tanto es así que incluso agrupaciones notariales en España reconocen que para determinados servicios siguen interviniendo los profesionales únicamente porque existe una exigencia legal de su intervención en determinados actos, caso que no aplica en otros países anglosajones, además de su previsión de incorporar esta tecnología a su función de fedatarios para no quedarse obsoletos.

Es la regulación gubernamental, lo que viene a marcar un límite de velocidad y probablemente de racionalidad, a la penetración de la tecnología en cada territorio, en España por ejemplo la legislación vigente obliga a los administradores concursales a mantener una anacrónica línea de fax operativa, pues es esta la vía establecida para la recepción de comunicaciones judiciales en España.

Definitivamente esta moderna fiebre del oro por las criptomonedas al más puro estilo del salvaje oeste tiene muchas incertidumbres pero lo que no presenta dudases que la tecnología de base que viene para quedarse ofrece muchas oportunidades de mejorar a la sociedad, esperemos que actuemos de manera responsable y revierta en el bien común. 

Juan José Juega Cuesta, auditor de cuentas, administrador concursal, socio de EUDITA.

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