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El agujero de Carillion es mal augurio para otros

Los inversores vigilarán más a las firmas británicas con descubiertos similares

Señal de aparcamiento junto a la sede central de Carillion, en Wolverhampton (Reino Unido).
Señal de aparcamiento junto a la sede central de Carillion, en Wolverhampton (Reino Unido).REUTERS

El agujero de Carillion es una llamada de atención para las empresas británicas y sus bancos. La constructora, que entró en liquidación el lunes, estimó el descubierto de los planes de pensiones de sus empleados en 661 millones de euros. Ese pasivo ha sido transferido ahora al Fondo de Protección de Pensiones (PPF) estatal, que calcula que están en torno a los 1.000 millones. Son malas noticias para los acreedores de Carillion, entre ellos Santander, y un mal presagio para empresas con pasivos similares.

Los bancos y bonistas que prestaron a Carillion 1.100 millones de euros y quieren recuperarlos tendrán que enfrentarse con los 14 fondos de pensiones diferentes de la empresa, que tienen más de 27.500 miembros.

El PPF –programa financiado por la industria que interviene si una empresa quiebra– valora el pasivo de acuerdo con la sección 179 de la Ley de Pensiones de Reino Unido. Aunque el PPF suele aplicar una rebaja del 20% a las pensiones, su cálculo utiliza los rendimientos de los bonos soberanos, que se encuentran en niveles bajos. Por tanto, fija el agujero en más de 1,5 veces la estimación más reciente de Carillion, que se basó en otros supuestos.

La capacidad de las obligaciones relacionadas con las pensiones para dispararse cuando una empresa se mete en problemas debería encender la alarma de bancos e inversores. Se estima que las 350 principales compañías británicas tienen unos 96.000 millones de euros en compromisos de pensiones no financiados, según la consultora londinense Hymans Robertson.

El PPF tiene un alcance limitado para cubrir a las empresas quebradas. Tiene unos 34.000 millones de euros en activos y un excedente de 7.000 millones. Hacerse cargo de los 14 planes de pensiones de Carillion hará mella en esas cifras; otras seis quiebras corporativas de tamaño similar acabarían con las reservas.

La decisión de Carillion de seguir pagando bonus a los ejecutivos y dividendos a los accionistas a pesar de su tener sus planes de pensiones financiados solo a medias se está mirando ahora con lupa. Empresas británicas con descubiertos similares también deberían esperar más dureza por parte de sus acreedores e inversores.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías.

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