El salto cualitativo de los autobuses españoles
La flota, en la que se han invertido 2.500 millones desde 2012, es la más moderna de Europa
En estas fechas, muchos españoles se desplazan de sus lugares habituales de residencia para compartir con sus seres queridos los días de Navidad. Más del 50% de estos desplazamientos se producen en autobús. O lo que es lo mismo: en torno a cinco millones de personas van a elegir este medio de transporte. Además, en muchos casos el autobús será el único medio de transporte colectivo que llegue a la localidad de destino, ya que no hay que olvidar que España cuenta con la red más tupida y eficiente de transportes de viajeros en autobús de toda Europa y que conecta a 8.000 poblaciones.
Prácticamente no hay ningún núcleo de población con más de 50 habitantes que no sea atendido al menos por una línea interurbana de autobuses. Todo ello con horarios, itinerarios y frecuencias establecidos sin coste para las arcas públicas y a unos precios, además, absolutamente asequibles para toda la ciudadanía e inferiores a los de la mayoría de países de la Unión Europea.
Todo esto es posible gracias al modelo español que regula el transporte de viajeros por carretera y que se basa en la competencia regulada, a través de un sistema de contratos de servicio público gestionados por medio de concesiones. Un modelo que ha permitido a nuestro país disponer de un sistema de movilidad sumamente capilarizado –es el único medio de transporte que llega a todas las localidades– con más de 1.500 líneas y unos precios muy económicos que aseguran la movilidad de toda la población y garantizan la cohesión y vertebración territorial. A ello contribuyen no solo las líneas de transporte regular, sino también el transporte discrecional o el escolar, que presta unos servicios fundamentales a la sociedad a los que otros medios no pueden llegar. Se trata además de un modelo plenamente ajustado al derecho de la Unión Europea.
En definitiva, una forma de explotación del transporte como servicio público que, desde hace décadas, ofrece óptimos resultados tanto a los usuarios como a la Administración, municipios, trabajadores y empresas transportistas, y que ha contribuido a convertir al sector en estratégico para la economía española y para la sociedad. Baste decir que, solo en los últimos cinco años, el autobús ha transportado a 8.750 millones de viajeros y dado empleo a más de 80.000 personas de forma directa. Es uno de los servicios básicos para las personas y aporta a las arcas públicas más de 5.000 millones de euros.
Sin embargo, y desgraciadamente, muchas veces no hay consciencia del salto cualitativo que el sector ha experimentado en los últimos años. Se mantiene una imagen desfasada y anclada en antiguos clichés que nada tiene que ver con el sector del transporte de viajeros por carretera del siglo XXI. En este sentido, es importante reseñar que, en el último lustro, el sector ha invertido en mejorar sus vehículos 2.500 millones de euros, lo que convierte a la flota española en la más moderna de Europa. Eso le permite prestar unos servicios con unos estándares de calidad similares a los de la alta velocidad.
Cualquier persona que haya viajado recientemente en autobús habrá podido comprobar esta mejora sustancial reflejada en vehículos modernos, con habitáculos más confortables y servicios tales como entretenimiento a bordo, wifi, vídeo, televisión individual o cafetería.
Pero la mejora no ha sido solo en servicios. El autobús se ha erigido como el medio de transporte por carretera más seguro, implicado en menos del 1% de los accidentes con víctimas en carretera, un nivel similar al de la aviación o el ferrocarril.
Por otra parte, su aportación al desarrollo de una movilidad sostenible también es crucial. Contribuye a la disminución de la congestión y la contaminación causada por el tráfico en las ciudades y carreteras. Cada autobús puede sustituir entre 14 y 30 vehículos, y las emisiones de CO2 del autobús por viajero/kilómetro son seis veces menores que las del automóvil.
También es cierto que hay aspectos en los que el sector está trabajando para mejorar, como el impulso de las infraestructuras que dan soporte a esta actividad. Damos por ello la bienvenida a la puesta en marcha, por parte del Ministerio de Fomento, de carriles Bus VAO en los ejes de penetración de las grandes ciudades españolas. Se trata de una medida sustancial para mejorar el tráfico, disminuir la contaminación y aumentar la calidad de vida de los ciudadanos.
Asimismo, estamos trabajando en el desarrollo de un plan Renove de estaciones de autobús para equiparlas al nivel de calidad e innovación alcanzado por las flotas y adecuarlas a las nuevas necesidades sociales en términos de instalaciones, seguridad, accesibilidad, sostenibilidad y servicios.
En definitiva, desde Confebus queremos dar visibilidad y poner en valor las ventajas y beneficios de un sector y un modelo de gestión que, hoy por hoy, es clave para garantizar la movilidad de millones de personas y la conexión de miles de localidades que, de otra forma, se exponen a quedarse aisladas o a ver menoscabadas la regularidad y frecuencias de los servicios que ahora las atienden.
Rafael Barbadillo es presidente de Confebus.